Por Juan Manuel Iribarren – Las publicitadas tasas de empleo y desempleo difundidas por el gobierno tienen diversos aspectos que necesitan ser analizados de forma más minuciosa. En principio, las cifras arrojadas por la evolución de la ocupación a nivel agregado parecen ser auspiciosas: entre el año 2003 y el 1er trimestre del 2007, la tasa de empleo creció del 37% al 42%, en tanto que la tasa de desempleo descendió más del 5% quedando en menos de dos dígitos (9,5%). Asimismo, según datos publicados por el Ministerio de Trabajo, el trabajo no registrado, (es decir, lo que comúnmente se denomina trabajo en negro), bajó en estos últimos cuatro años del 49% al 42%.1
Sin embargo, hay una serie de precisiones necesarias para poder analizar el empleo en su justa medida. En primer lugar, los índices de empleo incluyen a los famosos Planes Jefas y Jefes como “ocupados”, cuando sabemos que, en realidad, se trata de desocupados con un subsidio. Por lo tanto, el desempleo es mayor al que se proclama. En segundo lugar, la reducción del trabajo en negro, se produjo sólo en aquellos sectores con un exiguo peso en la economía. Tal es el caso del servicio doméstico (impulsado principalmente por el plan de regularización de este tipo de empleo lanzado el año 2006).
En tercer lugar, al desglosar el índice de crecimiento del empleo observamos que las actividades que incorporaron mayor empleo están relacionadas con la construcción.2 Consideramos como “construcción” a la edificación propiamente dicha y a los servicios que de ella se desprenden como los inmobiliarios y los alquileres. Bien, esta actividad no sufrió ninguna caída significativa en la informalidad del trabajo y sus niveles se mantienen similares al 2003. En el caso concreto de la construcción, la proporción de trabajo en negro alcanza el 66%. Existen ramas, como las ligadas a la producción primaria, en las cuales si bien hubo una reducción considerable del trabajo informal, emplean una baja proporción de los trabajadores (sólo el 2%) y todavía se encuentran por encima del 40% en lo que a participación de trabajo no registrado refiere.
Ahora bien, ¿qué conclusión se desprende de los indicadores de ocupación y trabajo informal, cuando tomamos el conjunto de las ramas? Vemos que la baja del empleo no registrado no es de gran importancia. El nivel de la economía informal aún se mantiene mayor al 40%. Lejos de presentarse una mejora estructural en las condiciones de ocupación, la industria nacional no hizo más que reproducir el empleo sobre la base de atentar en contra de las condiciones laborales de la clase obrera.
Notas
1“Tasa de empleo no registrado según características sociodemográficas” por MTEySS – Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales – Dirección General de Estadísticas y Estudios Laborales, en base a EPH (INDEC).
2Se tuvieron en cuenta el informe “Tasa de empleo según características socio-demográficas” por MTEySS – Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales – Dirección General de Estadísticas y Estudios Laborales, en base a EPH (INDEC).