Lupín, lupo, lobo: primeros síntomas de una traición anunciada.

en El Aromo nº 6

Eduardo Sartelli

El Hombre-que-amenaza, alias Néstor Kirchner, ha comenzado a mostrar su cuerpo de lobo bajo la piel de cordero. Su coro de “progres” que se ofenden ante la menor crítica, desempeña a carta cabal su rol de encubridor de primera instancia, haciendo pasar gato por liebre y liebre por gato según convenga. Así, después de “patotear” a los organismos financieros internacionales con una retorica inflamada, el gobierno de “centro-izquierda” acaba de firmar un acuerdo con el FMI que lo compromete a un superavit fiscal del 3%. En efecto: sólo para pagar a los acreedores institucionales tendrá que ahorrarse la friolera de 4.000 millones de dólares por año. Cavallo selló su suerte cuando propuso el déficit cero. Comparado con Lavagna, ha dicho Castells, el “Mingo” es bolchevique…
Pero eso no es nada. Ha comenzado la renegociación de la deuda privada con una bravata no menos espectacular que esconde, sin embargo, otra estafa que no le va en zaga. Ahora, el Hombre-que-amenaza pretende hacernos creer que va a condenar a “fondos buitres” a clavarse con bonos sin valor, obligándolos a aceptar una quita superior al 75% del valor presente de la deuda. Pero la realidad es muy otra: ya se arreglaron las compensaciones necesarias con los grandes bancos, de manera tal que los únicos que van a perder en serio son los ahorristas internacionales no norteamericanos y de poca monta y, sobre todo, los afiliados a las AFJP argentinas (que son los titulares mayoritarios de los papeles de la deuda, adquiridos compulsivamente). Que quede claro: los que van a sufrir el recorte no son los empresarios de las AFJP ni las empresas mismas y sus ganancias, sino los aportes de los afiliados que ellas gerencian. Al igual que sucedía con la jubilación estatal antes, que no era más que una bolsa de plusvalía apropiada por el estado bajo a forma de aportes previsionales, los ahorros de millones de obreros argentinos serán canalizados hacia el FMI, el Banco Mundial y los grandes pulpos financieros internacionales para pagar una deuda fraudulenta.
Todavía falta. La inflación ya le ha quitado al conjunto de los asalariados un porcentaje de su sueldo que oscila entre 40 y 70%. El presupuesto nacional para el año 2004 presupone una inflación que puede rondar el 10%, pero ninguna partida ha sido dispuesta para incrementos salariales ni de los planes asistenciales. Lo que significa, claro como el agua clara, que la expropiación de las condiciones de existencia de la clase obrera no hará más que incrementarse, en un año en el cual se sabe que aumentarán las tarifas y comenzará un proceso de indexación general de la economía.
Algo más. Porque ni siquiera en los ámbitos “progres” por excelencia, el de los derechos humanos, las relaciones internacionales y el de la democracia, hay buenas noticias. ¿Se sabe bien qué pasó con Bendini? El jefe del Ejército no parece poder explicar, al menos para el gusto de más de un puntilloso observador de la realidad, qué es lo que dijo sobre judíos y otros “enemigos”. Sin embargo, no hubo ningún amague de pasarlo a retiro. La ambigua actitud del gobierno frente al tema, corre pareja con el episodio sobre la inmunidad completa a las tropas norteamericanas que harían ejercicios militares en Argentina. Nótese que lo que se discute no es si se permitirán o no dichos ejercicios, lo que en otra época ya sería todo un escándalo, sino cuál es el grado de inmunidad que se dará a los marines. Y se sabe que Kirchner pidió la inmunidad total… ¿Relaciones carnales con Bush? Cuestiones que no desentonan con la actitud represiva hacia militantes del movimiento piquetero que han comenzado a verse por estos días, tímidamente, por televisión.
Mientras tanto, nubes de tormenta se asoman: aunque se tiran cifras ridículas sobre incrementos de producción o recaudación fiscal (que parecen maravillosas si uno se olvida de que surgen por comparación al primer semestre del 2002, es decir, al agujero negro que sucedió al Argentinazo) lo cierto es que las exportaciones no crecen sustantivamente, las importaciones aumentan y todo pende, en realidad, de los precios de la soja y el petróleo… Otros frentes de tormenta se abren en relación al movimiento obrero, que ha comenzado la lucha por la recuperación salarial. Que contrariando su “estilo” inicial, el presidente ya no concurra al lugar del “incendio” llevando el agua aplacadora, es un síntoma de que el “idilio” con el mundo de trabajo parece estar a punto de romperse.
Si esto es así, presenciaremos en breve otro lamentable espectáculo protagonizado por los “progres” de siempre, que llegados al gobierno se transforman en los represores de siempre. No estará de más recordar, entonces, que “Lupo”, otro alias del Hombre-que-amenaza, quiere decir “lobo”…

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