“Los trabajadores podemos dirigir”

en El Aromo n° 41

Fabián Harari

Laboratorio de Análisis Político-CEICS

Orlando Chirino es un importante dirigente sindical y político de izquierda en Venezuela. Con un programa crítico al chavismo, ha logrado imponerse en las elecciones de la central venezolana UNT, contra las listas de Chávez. Chirino se negó a entrar al PSUV e impulsó la formación de un partido de trabajadores que pueda desempeñarse con independencia del chavismo. Hace unos meses, la empresa PDVSA, donde se desempeña, decidió su despido como una represalia por sus intervenciones políticas. El Aromo se comunicó con él y conversó sobre su despido, su trayectoria, su balance del chavismo y su programa político para Venezuela. Razón y Revolución expresa su solidaridad con el compañero y exige su inmediata reincorporación.

Orlando, cuéntenos su trayectoria…

Soy un dirigente sindical que empieza allá por 1974, cuando entré a trabajar en una empresa textil de Venezuela. Provenía de ser estudiante en tercer semestre de la Universidad de Zulia. Era también militante del Movimiento Izquierda Revolucionaria, un partido que nace en 1960, en la división con Acción Democrática, a partir de la cual se dio la lucha armada, la guerrilla. Me vengo de Zulia (un estado del occidente del país) para el centro, Carabobo. Allí entro a esta empresa para construir a nivel nacional un movimiento que diera la batalla política contra la burocracia, que dirigía la empresa Carabobo y la CTV1. La corriente sindical se llamaba La Chiripa y la metodología que usábamos para construirla era repartir una hoja en la empresa, predicando un sindicalismo democrático, clasista y revolucionario. Porque en ese entonces los sindicatos eran dirigidos por los partidos del gobierno, que era Acción Democrática o COPEI y, además, no había elecciones. A partir de eso, fui candidato a presidente de la Central de los Trabajadores Textiles Nacionales. Habíamos constituido un movimiento que empezó allá por la década del ’80 (puede ser 1982). Aspiré a la presidencia y terminé siendo Secretario General. Luego fui candidato a presidente por la Central Carabobo, que era la federación del estado (más tarde, entré al comité ejecutivo, sacando 6.733 votos, que fue la época de 2001, la etapa del presidente Chávez en la presidencia).

En aquel entonces, decía, empecé a militar en el trotskismo. Era el año 1978. Luego nos unificamos con el Partido Socialista de los Trabajadores, que era de la corriente morenista. Seguí militando tanto en el PST como en el movimiento sindical. Cuando sube al poder Chávez, termino rompiendo mi militancia política, por diferencias con la mayoría de los compañeros que se ubicaban sectariamente en relación al proceso y a Chávez en particular. Me concentro así a constituir la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FTB). En aquel entonces se agrupaba la mayoría de frentes sindicales que estaban a favor del proceso que se iniciaba. Allí estuve construyendo esa fuerza y en febrero de 2006 constituimos lo que se llamó la Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria Autónoma, una corriente que pugnaba por dar la pelea al interior de la UNT. Después del paro sabotaje de la CTV2, quedó claro que ella había perdido su carácter de central de los trabajadores para convertirse en el más receptor del imperialismo y toda la oligarquía.

Nosotros derrotamos, en abril de 2003, ese paro sabotaje. Entonces, constituimos una central entre los 21 coordinadores nacionales.3 Ya después vino la batalla por democratizar la Unión Nacional de los Trabajadores. Nosotros constituimos una corriente para dar la batalla, porque se empezaban a fortalecer los elementos burocráticos de la central. Esta corriente terminó ganando los congresos de la UNT en el año 2006. A partir allí, en el congreso empezó una batalla muy importante. Había que ganarlo, porque que estaba nucleado por los sectores del chavismo y se pronunciaba en contra de la autonomía del movimiento sindical.

Cada una de las corrientes se juntó para sabotear el congreso. En particular, las encabezadas por la entonces apoderada de la FVT, Marcela Máspero, por la Corriente de Trabajadores en Revolución. Pero ganamos. Después de nuestra victoria, después de que fundamos la UNT, yo termino entrando a hacer un trabajo esencialmente político, a construir una central que derrotara definitivamente a los golpistas que estaban en el hidrocarburo, para que se garantizara gobernabilidad y se pudiera profundizar el control obrero de trabajadores, que por 63 días tomaron la industria petrolera.

En la UNT se planteó el problema del referéndum. Ahí los chavistas dijeron que tenía que apoyar la elección del presidente, que había sacado el 63,7 % de los votos. La asamblea me obligó a ubicarme contra una propuesta que no llevaba al socialismo y que fortalecía una concentración muy grande en el presidente. El presidente manejaba el 80% del presupuesto y para el poder popular se reservaba sólo el 5%. Luego, en la reforma ese manejo llega al 100% y reserva la reelección del presidente. Las comunas, con las distintas funciones y las ciudades militares quedaban bajo el control de Chávez. Todo esto me llevó a tener la posición contraria. Pero, además, es muy importante que cuando se trata de la propiedad, el presidente no sólo ha sancionado la propiedad privada de los medios de producción, ratificado por la constitución de 1999, sino que además introducía un elemento que es el de las empresas mixtas. Nosotros consideramos que, en ese sentido, hay un retroceso a las empresas de la “apertura petrolera”, como Ameriven y Petrozuata, que tenían una relación contratista de concesionaria, al tener el 40 % de propiedad.4 Todo esto llevó a enfrentar a esta gente.

Finalmente, cuando en diciembre la propuesta de reforma es derrotada, nosotros creemos que se cerraba una etapa de la revolución y abría otra muy importante, Algunos lo votaron, otros votaron en contra, pero otros también votaron nulo como nosotros, entre otras razones para diferenciarnos de lo que era la postura de la oposición. Terminada esta parte, el gobierno, en mi manera de ver para fortalecerse, termina pidiéndome la renuncia de manera unilateral, violando la protección que tengo, mi fuero sindical, que un dirigente despedido tiene que pasar por un proceso de calificación que no se hizo. Fue un despido por discriminación política, hostigamiento y, sobre todo, por la postura que tenía en los últimos tiempos.

¿Quiénes son los responsables políticos de su despido?

El ministro de Relaciones de Petróleo y Energía y el ministro de Trabajo, acompañados por la vieja burocracia sindical que, de manera burocrática, unificó las federaciones en una federación única petrolera (que fue registrada ilegalmente con sólo tres dirigentes) y la Fuerza Bolivariana de Trabajadores. Ellos son los actores intelectuales y materiales de mi despido.

¿Tiene algo que ver su despido con las elecciones que se iban a hacer para una nueva central?

Me despidieron, en primer lugar, para evitar que yo participe de las elecciones, al igual que lo había hecho en la UNT. Porque saben que si se realizaran elecciones en el país, la corriente nuestra ganaría de una manera aplastante. Entonces sabotearon al congreso y esa es la razón por la cual las elecciones no se han hecho. Y para que haya un compromiso de esa dirección provisional de la UNT, era necesario hacer elecciones con la participación de las base, para legitimarla. Con mi despido, evitan que yo pueda participar. Eso está absolutamente claro y lo saben los diputados y lo saben los políticos en Venezuela. Refleja que se oponen a que se construya un movimiento obrero independiente, que sea democrático y que permita a cada uno poder militar en el partido que quiera.

Nosotros estamos totalmente en contra de imponer a los trabajadores el entrismo en los partidos políticos sin pleno debate, sin plena discusión en asamblea, en igualdad de condiciones, para que los trabajadores puedan decidir cuál es la política que tenemos que llevar adelante.

¿Quiénes son la llamada boliburguesia y qué relación tienen con Chávez?

La boliburguesía son los dirigentes del partido de gobierno que han estado o están ocupando cargos en el poder legislativo, el poder electoral y el judicial. Además, la mayoría de ellos son los que dirigen las empresas del estado. Fundamentalmente, las petroleras. También las empresas básicas, como la electricidad. Son también los que han dirigido todos los procesos de empresas que fueron expropiadas y eliminaron los sindicatos y las convirtieron en cooperativas en relación con el Estado. Allí, en definitiva a los trabajadores se les sigue pagando casi el salario mínimo y no tienen derecho de organizarse sindicalmente, no tienen derecho a discutir las convenciones colectivas. Así, otorgaron contratos sin licitación. Al no haber control, hay un grupo muy importante del país que era clase media o pobre, como nosotros, pero que hoy ya no tiene grandes cosas.

Los gobernadores, los alcaldes, que muchos de ellos provienen de los cuarteles, hoy son los grandes ricos del país. Es otra parte de la burguesía que ataca la libertad sindical, que espía a los compañeros críticos, que están construyendo la organización política que aún no es partido, que es el Partido Socialista Unido de Venezuela y a la gente que se opone lo descalifican o lo botan. Uno de esos casos es el del diputado que denunció al que era ministro y hoy es el superintendente, pero que es hermano del jefe de la derecha, Teodoro del Carril. Y porque este diputado planteó que se realizaba una compra que tenía sobreprecio, inmediatamente fue expulsado, agredido, acusado de imperialista y de tener acuerdos con el imperio. Todo esto para evitar que se profundice la investigación. Sin embargo, contrariamente a lo que ellos creen, nosotros seguimos apoyando el proceso.

En primer lugar, los trabajadores de este país no hemos recibido ninguna derrota: están intactas las bases populares. Incluso apoyando al presidente de la república, cada vez es más evidente que hay más descontentos, que hay más predisposición a la lucha contra esa boliburguesía. El gobierno se ha convertido por esta burocracia, por esta boliburguesía, en una ineficiencia total y hoy la derecha ha podido organizar el desabastecimiento y el acaparamiento. A pesar del precio del petróleo y pese a la conquista que significa haber hecho que la gente pagara impuestos no hay leche y no hay arroz. El gobierno no exige que se cumpla el seguro social, ni combate el paro forzoso. Cada domingo, se desmorona el control de precios. Se han ido “liberando” algunos artículos de manera alarmante y con un criterio de liberación entre el 30% y el 44%. Me estoy refiriendo al café, al pan, al arroz, a la leche… Nosotros decimos que, en hechos concretos como estos, la burguesía cada vez va exigiendo más. Ahora está pretendiendo que se levante el control sobre la carne…

¿Cuáles son las perspectivas del chavismo después del referéndum? ¿Hacia dónde va Chávez?

En primer lugar, el referéndum profundizó una crisis muy grande en el chavismo. Hay un reclamo profundo de las masas para que se termine de gobernar desde la visión del caudillo, a favor de una elaboración colectiva. Se va haciendo evidente que la democracia participativa y protagónica

es retórica y se pide que el discurso que evoca el presidente se plasme concretamente en los consejos comunales, que el voto sea libre y secreto, que las comunidades cojan esos consejos, no que se utilicen los cargos por vía clientelar, imponiendo a uno que otro dirigente.

Además las masas van a reclamar cada vez más sobre qué tipo de socialismo del siglo XXI este presidente habla. Nosotros creemos que no hay elementos del socialismo. Hay una crisis en el problema de la salud. Nosotros criticamos los manejos del gobierno en cuanto a que algunos tengan garantizados sus puestos. El gobierno debe sacar las manos del movimiento sindical: que haya elecciones para que en definitiva se fortalezca la central autónoma e independiente, para que sea posible desde una visión de clase plantearle al presidente qué propuestas quieren.

Por ejemplo no hay ninguna explicación de por qué la ley de marco de Seguridad Social, que fue aprobada el 31 de diciembre de 2002, a estas alturas no se haya implementado.5 Todavía no hay una atención plena y gratuita de salud. Tienen que rescatarse los hospitales de los barrios de las comunidades. Hay que impedir que se siga privatizando la salud. Tenemos que rescatar de nuevo el derecho a la recreación, que fue destruido por el capitalismo y los que gobernaron por 40 años. Que se desarrolle más el turismo y los que ya cumplieron su vida útil de trabajo puedan viajar. Aquí no se permite que haya una repartición de la riqueza del país. Que quede claro: nosotros no apostamos a que regrese la burguesía que gobernó este país. Estamos dispuestos a la construcción de una patria socialista, que reduzca las desigualdades incluso salariales, y que impida la representación de los trabajadores por la burocracia sindical, que en realidad son funcionarios del gobierno, como el presidente de Federación de la Salud. Y queremos que se persiga a los dirigentes contrarrevolucionarios. Porque así como vamos, se va la esperanza de los venezolanos. Los empleados de la administración pública, por ejemplo, que son aproximadamente 2 millones, hace aproximadamente cuatro años que no se le revisa el salario…

Entonces, la etapa que se abrió en Venezuela en 1989, que es un proceso revolucionario, sigue abierta y por eso nosotros estamos planteando una alternativa: que los trabajadores como clase construyamos una organización política, un partido de trabajadores auténticamente socialista, que sea capaz de construir la central autónoma independiente con un programa socialista, con la defensa total de soberanía. Queremos debatir si queremos o no discutir con las empresas y que se nacionalice absolutamente todo, y que los trabajadores tengan una parte en la gestión de todo ello, porque ya en el 2002, cuando se nacionalizó la empresa petrolera, los trabajadores demostramos que podemos dirigir la industria. Podemos dirigir.

¿Cuáles son las tareas políticas que tiene que plantear la revolución en Venezuela para que, efectivamente, no haya socialismo “del siglo XXI” sino socialismo real?

En primer lugar, hay cosas que forman parte de la tradición de Venezuela: por ejemplo, el trabajo que se produce en Venezuela es un trabajo precario y debe haber una capacidad de que se produzca salario digno, con seguridad social. Hace nueve años peleábamos por un mejor salario por la inflación. Hoy, en Venezuela, no hay nada de eso: se revisa el salario de manera unilateral. Es decir, un ministro del presidente, sin sentarse con nosotros, decide el porcentaje. Este año, en diciembre, la inflación terminó en 2,5% y en enero terminó en 3,5%, con una proyección casi al 40%. El acaparamiento ha traído la especulación.

Pero, además, hay una política muy importante, que es el problema político de cómo participamos, cuáles son los escenarios que tenemos planteados. Debe haber representación genuina desde la base de los trabajadores, de los empresarios, del gobierno, para abrir una mesa y discutir un programa que incluya salario, seguridad social y todo este tipo de cosas. Nosotros creemos que el socialismo debe salir desde la base, algo opuesto al chavismo y que los boliburgueses hoy se están apoderando del Partido Socialista Unido de Venezuela que, finalmente, termina sin programa. Todo lo que puede mostrar es el apoyo y el prestigio del presidente. En realidad, está castrando la posibilidad que desde esos organismos de voto popular puedan seguir peleando por la autonomía, contra el problema de la repartición de la riqueza, que hoy se reparte casi de manera igual al pasado y a favor de la socialización de los medios de producción y así avanzar hacia un verdadero socialismo. Socialismo que garantice la democracia que le hemos arrancado a la democracia burguesa. Cuando el presidente ha planteado los cinco motores, los trabajadores no aparecemos en ningún lado. Han dicho que para esta revolución los trabajadores no somos fundamentales.

¿Cómo se posicionan frente a las empresas?

¿Plantean la expropiación?

No, nosotros queremos lo siguiente: todas las empresas que se ubican en posturas políticas para generar desestabilización y despidos, el Estado las tiene que expropiar. Pero no queremos sólo eso, queremos un control de los trabajadores, que los trabajadores dirijan de manera autónoma las empresas y no que cambiemos el patrón privado por uno del Estado, que termina siendo un boliburgués.

Aquí, en Argentina hubo un fuerte debate en la izquierda en torno a entrar o no en el PSUV, ¿cuál es su posición?

Nosotros estamos totalmente en contra, porque es un partido policlasista y porque los grandes dirigentes del PSUV son también de otros partidos: los alcaldes, los gobernadores, los generales y todos aquellos que no quieren que venga el socialismo. Su programa es netamente burgués, no se plantea la socialización de los medios de producción, no se plantea erradicar la plusvalía ni respetar la autonomía del movimiento sindical. Además todos estos son los corruptos del régimen. Los grandes corruptos del régimen aspiran a ser dirigentes del PSUV. Y no hay ninguna posibilidad de que un sector de la izquierda entre a esos partidos. Además, no es un partido todavía y no genera nada en este pueblo, que ha mostrado disposición a combatir e ir al socialismo. Hoy creemos que Venezuela está un el mejor momento político para dar un salto y por eso nosotros hemos empezado a plantear un partido de trabajadores amplio. No estoy diciendo que sea trotskista. Necesitamos un programa revolucionario que encaje en el debate democrático, en el trabajo, las universidades, en el campo. Que allí podamos hacer un debate a fondo e ir construyendo esta herramienta, porque de lo contrario esta revolución será derrotada.

¿Cuáles son los avances y obstáculos que han encontrado en la formación del partido?

En primer lugar nosotros lamentamos que las leyes venezolanas tengan un argumento estúpido de impedir que se construya un partido de trabajadores, porque, según ellos, eso discrimina. Entonces nosotros debemos, para convertirlo en un partido nacional, recorrer todos los Estados. Ahora nosotros hemos decidido registrarnos en cinco estados. Tenemos un trabajo muy grande en estos estados. Y los compañeros de los distintos estados han decidido ponerle un nombre distinto al partido. Por ejemplo, los compañeros de Aragua han decidido ponerle Partido de Izquierda Socialista (PAIS). Es un debate que estamos desarrollando a medida que se registran los nombres en los estados. A mí no me gusta ese nombre, pero ya los compañeros han solicitado otro. Nosotros aspiramos a que a finales de septiembre, octubre, convoquemos a un congreso fundacional donde en primer lugar habrá una asamblea para acordar los documentos y ponerle definitivamente un nombre. Nosotros acabamos de hacer un acto que tenía como eje en defensa de la industria petrolera desde una visión auténticamente revolucionaria, para decir que no queremos hacer como en el 2002, que nos derrotaron, junto con las comunidades y un sector patriota.6 En ese entonces, terminaron quitando a los compañeros y persiguiendo a los dirigentes más destacados. Así, queremos agrupar a todos aquellos que tienen una postura crítica, pero una postura de defensa de la revolución. Además estamos preparando una marcha para el día 27 de febrero, junto con el movimiento popular, porque creemos que es un momento importante para salir a confrontar nuestro programa, nuestra consigna, con los sectores burocráticos, corruptos, boliburgueses, que en estos años se han ido constituyendo, a lo largo del proceso revolucionario que el país ha encarado desde 1989.

Notas

1Central de Trabajadores de Venezuela, una central sindical propia del régimen anterior al chavismo.

2Se trató de una huelga con loock-out patronal contra Chávez con el objetivo de forzar su salida. La acción fue concertada entre Fedecamaras (cámara empresarial) y la central de trabajadores CTV, con la colaboración de los directivos de PDVSA. Se inició el 2 de diciembre de 2002 y duró 25 días. El gobierno instó a los trabajadores a volver al trabajo e intervino la petrolera para hacerla funcionar. La movilización popular avaló estas medidas.

3Se refiere a la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).

4La “apertura petrolera” fue la privatización de las empresas de la rama. Chávez logró una mayor participación de la estatal en las empresas Ameriven, Cerro Negro, Petrozuata y Sincor. El proyecto de “empresas mixtas” propone una asociación con el capital privado, pero con fuerte participación estatal. El referéndum intentaba darle un status constitucional a estas empresas.

5Se refiere a la Ley Orgánica de Seguridad Social, aprobada en 2002. La ley prevé la creación de un Sistema de Seguridad Social destinado a la protección universal e integral de los trabajadores a cargo del estado en el campo de la salud, previsión social, hábitat y vivienda. Es decir, implica atención gratuita en caso de enfermedades, asistencia en la vejez y solución de problemas habitacionales. Según varias denuncias, aún no se ha puesto en vigencia.

6En septiembre de 2002 Chirino junto a dirigentes chavistas, como FTB, intentaron crear una nueva sindical por fuera de la CTV. El resultado fue que perdieron la votación porque las bases habrían visto la propuesta como divisionista. La lucha se centró entonces en la batalla hacia adentro de la central, cuya dirección perdió el apoyo a raíz de su intervención en el paro sabotaje de 2002.

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