Entrevista al economista Reinaldo Carcanholo.
Juan Kornblihtt y Verónica Baudino
Grupo de Investigación sobre
Historia Económica Argentina – CEICS
La perspectiva de una crisis mundial está sobre la mesa. Lo que aparecía como una predicción fruto del voluntarismo es ahora reafirmado por el conjunto de la prensa económica mundial. Ya no se discute la posibilidad del torbellino, sino cuándo éste se desatará. Con el fin de comprender las causas de ese proceso, continuamos con una serie de entrevistas a especialistas de diferentes lugares del mundo. Hoy es el turno de Reinaldo Carcanholo, economista marxista brasileño, docente e investigador de la Universidad de Federal de Espíritu Santo (UFES), asesor del Movimiento Sin Tierra y con una larga trayectoria en el estudio teórico del capitalismo y de Marx.1
En el último número de la revista Razón y Revolución, publicamos un debate en torno al siguiente problema: ¿el crecimiento del capital ficticio es una muestra de la crisis o está sustentado en un aumento de la productividad?
Mi gran área de interés es la teoría marxista del valor, y a partir de ahí, yo he enfocado el concepto de capital ficticio. De la lectura de autores como François Chesnais, Gerard Dumenil, ya hace unos años, me di cuenta de la importancia del concepto de la teoría del valor para entender mejor el aumento del capital ficticio que ellos planteaban. Yo creo que a autores como ellos les falta una perspectiva explícita sobre la teoría del valor. Mi preocupación es cómo relacionar la financiarización actual con la lógica del capital productivo des-de una perspectiva de dicha teoría. A partir de ahí encontramos conclusiones similares a las de ellos y otras bastantes distintas.
Empecemos por los acuerdos…
Tenemos la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como ley inevitable del capital. Esa tendencia no se manifiesta siempre de forma clara, pero hay períodos en los que aparece en forma muy pronunciada, muy aguda. Eso fue lo que ocurrió en los años ‘70, tanto en los EE.UU. como en Europa. Datos elaborados por Dumenil y Levy muestran eso, claramente. ¿Cuál es la interpretación que sale de allí? La financiarización es el resultado de la huida del capital sustantivo (productivo y comercial) hacia la especulación, al no encontrar la rentabilidad adecuada. Eso le permite elevar la tasa de desempleo y, por lo tanto, realizar una ofensiva contra los trabajadores. Ahí viene el neoliberalismo como política clara de quebrar al movimiento popular en todo el mundo. Incluso en los países del centro.
¿Cómo se financia ese período en el cual el capital productivo no crece tanto y el capital especulativo crece y exige cada vez más ganancia? Hay un aumento de la explotación de los trabajadores en todo el mundo. Manifestaciones de eso son el incremento de la intensidad del trabajo, el aumento de la jornada, la precarización del trabajo, la reducción de los salarios, un crecimiento de la plusvalía relativa con el avance tecnológico en todo el mundo y una intensificación de la explotación de los trabajadores no salariales.
A partir de 1982, las tasas de ganancia del capital vuelven a crecer, por lo menos hasta el 2000. ¿Pero cómo es posible si el capital productivo no crece tanto y gran parte de él huye para la especulación? Por más grande que haya sido el aumento de la explotación, no es suficiente para explicar eso. Y ahí viene mi concepto de ganancias ficticias. El incremento del capital ficticio no viene de la plusvalía. Viene de la nada, de la pura ficción, que es una ficción real.
¿Cuál es la discusión sobre el capital ficticio y cómo se puede observar que las ganancias son ficticias?
Está la posición keynesiana que sostiene que se trata de créditos. Para ellos, no es una ficción. Y esos créditos serán cobrados en algún momento, porque pueden ser perfectamente sanciona-dos por el Banco Central, a través de medidas de política monetaria. ¿Cómo se podría mostrar la existencia de ganancias ficticias? Si tú no tienes una teoría del valor como Marx, no hay discusión, no hay forma. Con la teoría del valor de Marx, tú puedes mostrar lo siguiente: el crecimiento de la deuda pública -cuando se hace para financiar inversiones reales- corresponde a una nueva riqueza producida. Pero cuando el crecimiento de las deudas se relaciona con la capitalización de intereses no pagados, eso no tiene ninguna sustancia real.
Por otro lado, está la valorización especulativa de activos. Voy a dar un ejemplo. Yo tengo una casa cuyo valor es $100. ¿Cuál era la riqueza total? $150 en tu bolsillo y $100 en mi casa. Por la especulación, el valor de esa casa sube a $150. Te vendo esta casa y aparezco ahora con $150 en mi bolsillo y tú con una casa. ¿Cuál es ahora la riqueza total de la sociedad? $300. ¿Por qué tuve que hacer la operación para mostrar eso? Porque si la casa continuaba en mi poder, tú podrías decir que si yo consideraba tener $150, era por una ilusión mía, que en cierta manera sería correcta. Pero cuan-do hay una transacción, el mercado sanciona la existencia de la riqueza de $300. Y sin embargo esa riqueza no existe. Esa es la realidad del capital ficticio. Y eso va aparecer como ga-nancia. Eso es ganancia ficticia. Entonces toda valorización de acciones, de títulos en general y de bienes raíces, es ganancia ficticia. Y va a aparecer a la hora del cálculo de la ganancia sobre el capital total.
¿Entonces el crecimiento de los últimos años de la tasa de ganancia responde a eso?
Exacto, son ganancias ficticias. Ahora, una gran dificultad es entender la dialéctica de lo ilusorio y de lo real en el concepto de capital ficticio. El capital ficticio, en el concepto de Marx, ¿es ficticio o es real? Respuesta obvia: es ficticio. Pero no, no es cierto. Es real y ficticio al mismo tiempo. Del punto de vista individual, en el mercado, el capital ficticio es real. La prueba de que es real es que con capital ficticio en la mano puedo ir al mercado y comprar. No es real del punto de vista de la totalidad de la economía. ¿Por qué? Porque no tiene sustancia. Entonces tú dices: real desde el punto de vista individual y ficticio desde la totalidad. Y de nuevo, no. Pero desde el punto de vista de la totalidad, aunque ficticio, también es real. Es tan real que la sociedad se obliga a dar una rentabilidad a ese capital.
¿Y por qué hay marxistas que no ven esto?
Positivistas. No tienen la dialéctica en la cabeza. Como dice Caio Prado Jr.: la dialéctica no es fácil. Porque todos los intentos de transmitir la dialéctica a las personas se hace a través de la lógica formal. Y la lógica formal no transmite la dialéctica, sino un discurso formal sobre la dialéctica. Entonces, ¿cómo entender la lógica dialéctica? Él dice: sólo entendiéndola. Parece un círculo vicioso. ¿Pero cómo el niño aprende a hablar? ¿Hay alguna forma para enseñarle al niño hablar? La única forma es hablando. No hay una forma extra. Él muestra la dificultad para el individuo de entender la dialéctica. Ese punto de vista del acto individual que hace de la ganancia ficticia real es el punto de vista de la apariencia. La realidad del capital ficticio es apariencia. ¡Entonces es una pura ilusión del observador! Pues no. Porque para Marx, la apariencia no es ilusión del observador. La apariencia es una de las dos dimensiones de la realidad. Tan real como la esencia. Es un error creer que sólo la esencia es real y que lo demás es puro engaño. No, la apariencia es una dimensión real de los fenómenos. Claro que la esencia tiene algo que la apariencia no tiene. ¿Qué es lo que tiene? La apariencia no tiene compromiso, ella simplemente es. No tiene que dar satisfacción a nadie. La esencia, es lo contrario. Ella tiene que explicarse y explicar la apariencia. Ella tiene un compromiso con el todo. En ese sentido, la esencia contiene dentro de sí a la apariencia. Pero la apariencia explicada, justificada.
¿Cómo puedo discutir con alguien que tiene un razonamiento de lógica formal? Decir: una cosa es ficticia y no es, al mismo tiempo. ¿Qué me va a decir el otro? “¡Estás loco!” “No tiene sentido lo que estás diciendo”. Y no hay forma de convencer al individuo.
¿Ese aumento del capital ficticio, puede llevar a una crisis en los próximos años?
Esta forma capitalista tiene límites, va a terminar en algún momento y no puede tardar mucho. La forma en que va a cambiar eso, es lo que uno no puede prever. Puede ser una gran crisis. Esa era mi idea inicial. Pero después, llegué a la conclusión de que puede haber una segunda alternativa. Un relativo largo período de estancamiento económico complementado por crisis financieras, monetarias. Ese período se podría alargar. De todas maneras, cualquiera sea la solución, va a ser una tragedia.
Y desde el punto de vista concreto ¿cuáles son los problemas que pueden llevar a un agravamiento de la situación, incluso una crisis de mayores dimensiones?
La reducción del crecimiento de China, por ejemplo, sería un problema muy fuerte para el capitalismo. Segundo: una decisión política de China de, paulatinamente, ir cambiando sus dólares por otras monedas. Eso sería otro gran problema. Por eso, los chinos no lo implementan a fondo. Luego, tres cosas en el interior de los EE.UU.: la deuda pública, el déficit comercial y, por lo tanto, el crecimiento de la deuda externa. En tercer lugar, una cuestión interna de los EE.UU. que es el endeudamiento de las familias. ¿Por qué eso es importante? En una familia poco endeuda, la tendencia al consumo es grande. Pero si se siente muy endeudada, tiende a reducir su nivel de consumo para ajustarse.
¿Qué posibilidades hay de recuperación de la tasa de ganancia?
Hay dos escenarios. Uno que sería una nueva forma de capitalismo, sin el dominio del capital especulativo. Eso es posible. No vamos a creer que fatalmente avanzamos hacia el socialismo. No hay fatalidad. Es posible una nueva etapa capitalista. Pero va a ser un proceso muy duro para la humanidad, porque una nueva forma capitalista va a implicar una elevación más grande aun del nivel de la explotación. Eso implicaría la destrucción del dominio del capital financiero, la vuelta al dominio del capital productivo. Sería un proceso muy doloroso. Una tragedia que -aunque ya la estamos viviendo- va a ser más grande y más próxima de lo que podemos imaginar. A mi juicio, puede generar (o está generando ya) manifestaciones de oposición fuertes. Como las manifestaciones en Francia o los muchachos de Chile. En todo el mundo crece la oposición al sistema.
La elección de Lula, la elección de Tabaré Vázquez son expresiones de eso. Después, el resultado es pésimo, pero son expresiones. Evo Morales y Chávez también son manifestaciones de eso. Entonces se abre un período de agudización de la lucha de clases. Es posible que sobrevenga un período de enfrentamiento al capitalismo, con perspectivas a mediano o largo plazo de que éste desaparezca. Un período que se plantea como una tragedia para la humanidad, pero que se abre la perspectiva de un mundo nuevo.
Lo que tienen en común los procesos nacionales que menciona es el intento de reconstruir, por diferentes vías, un capitalismo nacional apoyado en burguesías nacionales. ¿Existe capacidad para lograr esos proyectos?
Si hay alguna burguesía nacional en América Latina, sería en todo caso, la argentina. Allí yo no observo ese fenómeno y fuera de ese país, eso no existe. Hay sectores políticos con ese planteamiento, puede ser. Pero no tienen ninguna base. Hay quienes se plantean la necesidad de un acuerdo sobre la hegemonía de un sector productivo de la burguesía moderna. Pero eso es pura ilusión, pura demagogia. No hay ninguna perspectiva en ese sentido. La burguesía en América Latina está totalmente comprometida con la especulación internacional.
¿Una crisis mundial sería más fuerte en América Latina?
Por supuesto, el patrimonio especulativo de la burguesía aquí va a desaparecer mucho más rápido que el de las grandes burguesías, porque hay una concentración de patrimonio de los grandes. Y estos sectores van a perder más que el gran capital. Va a ser un escenario mu-cho más feo que en los países centrales.
Notas
1Para conocer la obra de Reinaldo Carcanholo puede visitar su página web: http://carcanholo.sites. uol.com.br/