Las clases y la lucha de calles. Una breve historia de la contramarcha de las Reformas Educativas
Por Romina De Luca
Grupo de Investigación de la Educación Argentina – CEICS
La lucha de clases atraviesa todo el conjunto de la vida social. En este sentido, la lucha cultural se inscribe dentro de la lógica de la lucha de clases. Este elemento determina que, por ejemplo, lo que sucede en la escuela, no pueda ser entendido sin comprender el marco en el que ella funciona. Hemos sostenido en otra oportunidad que la Ley Federal de Educación (LEF), no es un fenómeno aislado. La Reforma no hace más que adaptar el sistema educativo al ciclo de acumulación de una burguesía en su fase de descomposición histórica. Esto explica que la política de “descentralización” del sistema se date a partir del año ’56. A esta altura, quien lee, impaciente, se preguntará: ¿y esto que tiene que ver con la lucha de clases? Las reformas ¿qué reformas?; ¿dónde pueden comprobarse estas palabras tan abstractas? Bien, veamos entonces.
Hoy. Desde que yo tengo memoria no hay año del ciclo lectivo que los docentes no realicen luchas por aumentos salariales. Esto es lo que llamamos lucha gremial. Este año, los docentes de Salta, han realizado importantes luchas en este campo. Pero si hay algo que está tornando distintivo al 2005 es que la lucha por la educación ha ganado en forma generalizada las calles.
A menudo las protestas comienzan por cosas muy puntuales, a saber, los edificios escolares se caen en la cabeza de sus alumnos. Pero una pequeña chispa tiene efectos devastadores dentro de un campo minado de pólvora. Los problemas edilicios del Mariano Acosta, Normal 7, Normal 1, Liceo 4, Normal 9 han cobrado notoriedad en estos días; unos pocos ejemplos de la enorme cantidad de escuelas que los presentan. Solo mencionar a las de la Provincia de Buenos Aires agotaría las páginas de este mensuario. Desarrollemos el caso del Normal 9. Los problemas edilicios de este secundario hicieron que los alumnos, hartos de la situación, decidieran salir a cortar las calles del corazón porteño: Callao y Corrientes. El corte devino en toma y asamblea. Los alumnos tomaron el hall del colegio y se declararon en asamblea permanente para decidir qué hacer. Del reclamo edilicio se pasó a pedir viandas escolares, boleto estudiantil las 24 hs., a la organización con otros colegios secundarios y, finalmente, la derogación de la Ley Federal. La protesta del Normal 9 confluyó en un ciclo más general de lucha adhiriendo a la marcha y acto del 20 de mayo de 2005. Ese día se realizó una huelga general docente de todos los niveles educativos, protagonizada por las gremiales docentes de CTERA, SUTEBA, y las dos CONADU (línea oficial e histórica); y estudiantiles tanto secundarias como universitarias. El acto del 20 para la Universidad era el cierre de una jornada de lucha de 72hs. Ya se había protagonizado
una lucha de 48hs, en donde además de cuestiones gremiales se reclamaba por la derogación de la Ley de Educación Superior (LES) algo así como la LEF del mundo universitario.
Se ha narrado sólo uno de los conflictos que se han sucedido estos últimos meses. De esta crónica nos interesa señalar dos elementos: la acción y los métodos de lucha. Claramente podemos observar que la “acción” del Normal 9 se inscribe dentro de un proceso de lucha
general que hace que, algo que se inicia como una protesta por “techos desgajados”, se convierta en un ¡abajo la Ley Federal! La burguesía y sus funcionarios políticos miran absortas el proceso. La forma en la que explica el mismo la Secretaria de Educación Porteña, Roxana Perazza, es vía “infiltración”: “acá había gente de izquierda que nada tienen que ver con la escuela” (Clarín, 16/05/2005, p. 34). Pero esos “otros” no provenían del Palacio de Invierno sino del mismísimo Carlos Pellegrini, Nacional Buenos Aires y Nicolás Avellaneda.
Pasemos ahora a los métodos. Lo que más escozor le causa a la burguesía fueron los métodos utilizados por los chicos: ¡los alumnos se volvieron piqueteros! Al respectos señala Ibarra: “no puede ser […] hemos dispuesto realizar procesos sancionatorios” (Clarín, 14/05/2005, p. 61). La diputada Hilda “Chiche” Duhalde sostiene “los chicos no pueden cortar la calle” [ibidem] y el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, lo califica de “demencial” [ibidem].
Lo que ellos no pueden entender es, precisamente, lo que nosotros queremos mostrar: la lucha cultural se enmarca dentro de la lucha de clases. La lucha de clases le otorga sentido al conjunto en ella se entiende la acción total y le otorga métodos; en este último aspecto podemos decir que los alumnos eligieron utilizar los más avanzados de la clase obrera.
Ayer. En el año 1968 se comienza a gestar una Reforma Educativa, la reforma de Onganía. El vaticinio de la Reforma se hace desde agosto del ’66 cuando afirma que se propone “racionalizar todo el sistema educativo”. Para cumplir 1 con su plan desarrolla dos grandes estrategias.
Una primera, de la cual solo haremos mención, es -¡Oh, curiosidad!- descentralizar el sistema educativo (Ley 17878 del año 1968). La otra es lo que se conoció como Ley Orgánica de Educación.
La Reforma creaba una estructura para el sistema muy similar a la que hoy tenemos, a través de la LEF. Las características generales de ella eran: 1) aumento de la obligatoriedad a 10 años; 2) crear una estructura con 5 años de escuela primaria y 4 de “escuela intermedia”; 3) Hacer que la escuela brinde conocimientos flexibles y se articule con el “mundo del trabajo”; 4) Formación Básica General a través de áreas temáticas de conocimiento. La Ley se hace efectiva en la Resolución nº 994 (Octubre de 1968). El Plan de Acción establecido era progresivo.
Se iniciaría en el año 1970 a través de “micro experiencias”, en 1971 se diseñarían planes y
formas de evaluación (“experiencia extendida”), en el año ’72 se ampliaría aún más su campo de aplicación y se completaría en 1975.
Se estableció un plan “quinquenal”. Pero a la Reforma Educativa de Onganía chocó con la lucha de clases. La burguesía diseña reformas y mecanismos de implementación en la pax de sus despachos. Allí, en buena medida, hace abstracción de la correlación de fuerzas de la lucha de clases. Es esta última la que determina la suerte del “proyecto oficial” y hace que una propuesta, a cinco años, quede caduca por la mitad.
La marcha atrás, de la Reforma Educativa fue lograda a través de la movilización docente: paro general del 18 de Noviembre de 1970; el 31 de Marzo 1971; paro por 48hs. el 5 y 6 de Mayo con adhesión casi total; por 72hs. del 1 al 3 de Junio de 1971; además de un sin número de comunicados. Dentro de las proclamas de oposición sólo mencionaremos una: el Quinto Congreso Nacional del Docente Argentino. En él se emite un comunicado que señala que la Reforma de Onganía, tiende a la “destrucción de la escuela pública” (p.252). Hace más de treinta años que los gremios docentes señalan lo mismo. La pregunta es ¿cómo en tanto tiempo la burguesía no lo ha logrado? La respuesta reside en que no es eso lo que ella busca. No se trata de “destruir la escuela pública” sino de reacondicionarla a las necesidades y posibilidades.
Los compañeros no deberían insistir actualmente con ello puesto que solo constituye un diagnóstico errado. Los trabajadores docentes ganaron las calles para voltear un proyecto de Reforma Educativa: la Ley Orgánica. Este movimiento es destacado como hito en las luchas obreras docentes por la, no siempre tan combativa, CTERA.
Pero, la lucha de calles docente se funde en la lucha de clases general. De allí toma su fuerza, inscribe su acción y toma sus métodos. Sólo mencionemos los hitos: Rosariazo-
Cordobazo-Rosariazo. Es la totalidad la que le otorga sentido. Por ello no basta señalar “sólo” las huelgas docentes, o que ellos no fueron consultados a la hora de la Reforma, o que las medidas fueron respuesta a la eliminación del magisterio docente, como a menudo, en forma fragmentaria, se explica el proceso. Sin considerar el fenómeno de la lucha de clases en su conjunto, cualquier desprevenido miraría, en forma azorada, que la provincia que iba a la vanguardia de la Reforma, Buenos Aires, por resolución ministerial del 14 de mayo de 1971 comience a poner frenos a la aplicación de la misma y que, finalmente, se desarticule a escala nacional.
Ayer como hoy. La derogación de la Ley Orgánica no fue producto de la “obra divina”. Se logró en el marco del ciclo de lucha de clases más ascendente que conoce la historia argentina. Ese fue el marco de acción de las manifestaciones y métodos utilizados. Por eso hoy la burguesía mira atenta el proceso que describimos al comienzo del artículo. “Estamos llegando a una patria Piquetera”, grita alarmada Chiche Duhalde (Clarín, 14/05/2005, p. 61). FUBA Piquetera, describe Clarín en sus páginas. “Confusa Jornada de protesta. Los secundarios tomaron cinco colegios” reza el “Gran Diario Argentino” el 20 de mayo; el día anterior su editor sostiene que “la educación quedaría eclipsada por la lucha política”. Hasta el segmento “rebelde” del diario, el Sí!, condena el hecho y se proclama abier tamente “apolítico” (27/05/2005, pp. 2 y 3 ) y se pregunta, con miedo, “¿continuará?”. La histeria llega a su clímax el día 22 de Mayo cuando se censura un acto escolar en el Colegio La Merced, de Río Cuarto. Los alumnos de 4º grado, con su “Rap de los niños pensantes”, pedían permiso para hacer un piquete para tener un futuro. ¡Cuánta razón tienen estos niños de 11 años! Finalmente, el presidente Kirchner ha salido a manifestarse contra el método de lucha piquetero: el corte de calle. Los métodos de lucha son como los pertrechos. Creemos que el viaje puede ser largo, pero sólo si elegimos bien los pertrechos el tránsito se nos hará más corto.
Notas
1Villaverde A (comp.): La escuela intermedia en debate, Bs. As., Ed. Humanitas, 1971, pag. 12. Todas las frases encomilladas que se citen a continuación fueron extraídas de documentos incluidos en este libro.
Las mismas reformas ejecutadas por las mismas personas. Uno de los intelectuales que le puso el cuerpo a la Reforma de Onganía, anteriormente reseñada, es el actual secretario de la Academia Nacional de Educación, Alfredo Van Gelderen. Van Gelderen formó parte del Grupo de Conducción, creado para efectivizar la implantación de la Ley Orgánica mediante la Resolución Nº 261/70. Defensor acérrimo de la Ley Federal de los noventa, se desempeña como Miembro del Comité Académico de la Licenciatura de la Educación del Instituto de Enseñanza Superior del Ejército. Recibió en el año 2000 el premio a la trayectoria, “Buenos Aires rinde homenaje a sus maestros”, otorgado por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En Junio del 2004 los legisladores de las huestes de Solá lo invitaron a disertar ante las Comisiones de Educación de la Legislatura. En la foto ubicado a la derecha lo vemos recientemente junto al Ministro de Educación Daniel Filmus y el Rector de la UBA, Jaim Etcheverry, en la presentación que durante el mes de Junio de 2005 se hizo del libro de Mariano de Vedia La educación aún espera. A veinte años del Congreso Pedagógico, Bs. As., Eudeba, 2005.
Norberto Fernández Lamarra también formó parte, junto a Van Gelderen, del Grupo de Conducción. Además fue el coordinador del trabajo realizado por el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), Educación, recursos humanos y desarrollo económico social. Situación presente y necesidades futuras, en cuyas líneas se esbozan las características de la posterior Reforma de Onganía. Formó parte de la Comisión de Educación del Senado de la Nación desde el 15 de febrero de 1984 hasta el 31 de Octubre del 2000. Sus ojos vieron pasar tanto el Congreso Pedagógico como la Ley Federal. Fue miembro de la CONEAU entre 1996 y 2000. Su actuación en la función pública termina en forma irregular: habría sido expulsado de la CONEAU por haberse acogido al “retiro voluntario” como senador lo que le impediría ejercer otros cargos públicos, como el que pretendía seguir ocupando, por espacio de cinco años; además la Oficina Anticorrupción lo denunció por haber cobrado dos sueldos (Resolución OA DPPT Nº 67 del 14/08/2001) Actualmente dirige el “Programa de Posgrados en políticas y administración de la Educación” de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.