Por Eduardo Sartelli
Hubo un debate hace unos días entre Guillermo Moreno y Christian Castillo, del PTS, que reprodujo el debate que está a nivel de toda la sociedad: ¿Cómo se evita que los precios de los productos de la canasta básica suban de la manera en la que suben?
Obviamente, el gobierno no tiene ningún interés en resolver ese problema, sino tomaría medidas. Y lo que está buscando es plata, por eso está buscando sacarle plata a la corporación agraria con la excusa de la Mesa de los Argentinos. Lo que señalaron Moreno y Castillo en ese momento es más o menos el núcleo de la discusión que está sobre la mesa, y que en realidad está mal enfocada. Los dos giraron, igual que el gobierno e igual que el campo, en la incidencia de los insumos primarios en los precios y cómo alguna forma de control de precios puede resolver el problema o aminorarlo. Obviamente, Moreno hace la defensa de su política cuando estuvo con Néstor, de control de precios. Y Christian Castillo arrimó a ese cóctel la idea de que la nacionalización del comercio exterior podría despegar los precios internos de los precios internacionales.
Hay un error teórico muy central. Los precios internos no se pueden despegar de los precios internacionales. Eso es así. Tarde o temprano reaparecen. Si vos tenés precios internacionales de cierto nivel y precios internos de otro nivel, esa diferencia alguien la tiene que cubrir. Eso se llama subsidio. Por lo tanto, lo que te desaparece por el lado de los precios te reaparece por el lado de impuestos o déficit estatal o deuda. Cuando se dice “nosotros no vamos a subir los precios de los transportes”, perfecto, las empresas de transporte de se van a fundir. “No, porque yo las voy a subsidiar”. Lo que dejabas de cobrarle a cada individuo lo vas a transformar en un problema de déficit estatal, pero el problema lo tenés exactamente igual.
Atacar el problema por el lado de los precios es como atacar la enfermedad por el lado de sus manifestaciones. Por ejemplo, a vos te agarra viruela. La viruela creaba unos granos en la piel enorme, sobre todo en la cara. De hecho, la gente que sobrevivía le quedaba la cara toda poceada y se llamaba “picado de viruela”. Vos podés agarrar una aguja y entrar a pinchar todos los granos de viruela que quieras, pero eso no te va a curar la viruela. El problema de la viruela es el virus. Acá es lo mismo. Vos podés pisar los precios, hay un montón de mecanismos. Yo mañana salgo a la calle con una escopeta y le digo al carnicero de la esquina “va a venir gente, vos a cada uno por carne de lomo de exportación le cobras $5”. Perfecto, yo lo puedo hacer. Podés manejar la economía así si querés. Ahora, el resultado es que vos estás tratando de pinchar los granos de viruela, porque ese tipo se queda sin capital y mañana la carnicería está cerrada. Entonces, si tenés carne barata para hoy y mañana no tenés carne. Ya lo vivimos cuando tuvimos que importar trigo, cuando tuvimos que importar carne de Uruguay.
Entonces acá el tomar las cosas por el lado del precio, ya sea por una política manu militari al estilo de Moreno “voy, golpeo la mesa y los patoteo a todos” o por el lado del PTS, de sectores trotskistas de la izquierda, la idea de nacionalización del comercio exterior, eso no resuelve nada. Porque el problema de la Argentina es el siguiente. Lo vamos a repetir una vez más para que se entienda el tema de la Mesa de los Argentinos. Si hace 40 años, 50 años, a vos te decían que los argentinos no iban a poder comer asado, porque los chinos estaban comprando mucha carne, todo el mundo se te reía en la cara. Por una razón sencilla. Mirá que los chinos van a pagar la carne mejor que nosotros no podemos pagar. Mirá que los chinos van a comer lomo y nosotros bofe. Bueno, ¿cuál era la situación? China era un país muy atrasado, su nivel de ingresos eran muy bajos. Dicho de otra manera, China era un país pobre y la Argentina un país de ingresos medios. Conclusión: mirá que un obrero argentino no va a poder pagar un mejor asado que un pobre muerto de hambre chino.
El problema es que la Argentina se empobreció asquerosamente. Y entonces el problema de la Mesa de los Argentinos no es el problema del precio del asado, es el problema del empobrecimiento generalizado de la Argentina en su conjunto, como economía que se hace más pobre y más chica. Y obviamente que entramos en la división de clases, hay algunos que ganan con eso –la burguesía planera- y otros que pierden asquerosamente –la clase obrera, que cada vez tiene un nivel de consumo más paupérrimo. El problema no es que los precios suben en el mercado internacional, sino que la economía argentina en su conjunto se degrada en el mercado internacional. Y como se degrada, su capacidad de compra y la de su población se degrada también. Entonces los chinos pueden pagar un asado como la gente y nosotros no, porque los chinos tienen plata y nosotros no.
El problema no es el control de precio, el problema es la productividad de la economía y el desbarranque paulatino, continuo y sistemático de una economía que es cada vez más pobre. El problema no es la Mesa de los Argentinos, sino el ingreso de los argentinos. Y cuando me refiero al ingreso de los argentinos, me refiero al de la clase obrera, que es cada vez peor. Por lo tanto, vos podés controlar lo que quieras, pero la gente no come asado a $500 o $300 porque cuando vos tenés los salarios que tenés en la Argentina, cuando 40% o 50% de la población está viviendo de subsidios y un porcentaje muy alto directamente vive lo que vale una jubilación mínima, vos no podés comer un asado ni de $500, de $300 ni $200. Y eso es una explicación del porqué de la caída brutal del consumo de carne en la Argentina, suba o no el precio en el mercando internacional. Hay ahí una cuestión muy elemental.
La solución que propone Castillo… te va a pasar lo mismo que a Moreno. Podés patotear a la gente y vender a lo que se te antoje, ya lo intentó Perón con el IAPI. Es lamentable que la izquierda trotskista no tenga mejor solución que una propuesta peronista de hace 70 años. Ahora ¿qué va a suceder? Si la producción agraria sigue en manos privadas, cuando vos le digas lo que vos querés cobrar a, ponele, 100 dólares, yo lo voy a vender a 100 dólares, pero a vos te voy a dar 35; ese tipo te va a decir “perfecto, este año me jorobaste, porque ya tengo la cosecha ahí, voy a aguantar con las silobolsas todo lo que pueda”. Ahora la cosecha que viene no la tenés. Porque ¿para qué voy a cosechar yo?… Para que querés nacionalizar el comercio exterior si ya tenés las retenciones que es más fácil, menos burocracia y todo. Acá el punto central sigue siendo que el problema de la Mesa de los Argentinos, el problema del hambre en la Argentina, el problema de que los argentinos no puedan comer la carne que la Argentina exporta, tiene que ver con que la Argentina hace 70 años que va barranca abajo y que los gobiernos peronistas normalmente empeoran la situación más que la resuelven, ni siquiera mejorarla. Porque estos mecanismos no son ninguna solución.
Alberto está desesperado, le impuso esa desesperación Cristina, por llegar a octubre y ganar. Si vos decís yo voy a llegar a un acuerdo con esta gente que maneja la distribución de carne y vamos a tener carne en los supermercados, asado a $180. Bueno, ¿qué es lo lógico que suceda? Que ninguno de estos frigoríficos te va a facturar un asado a $180 a pérdida. Te va a facturar a $180 lo que te puede vender, y lo que te puede vender es lo que vimos. Es una montaña de grasa con algún pedacito carne por ahí perdido. Eso es lo que vos estás pagando, eso vale $180. Ahora si vos tuvieras un grado de coherencia y dirías “no, mirá, lo vas a vender a $180 y voy verificar que lo que vendas realmente sea lo que estamos acordando”. Al gobierno no le importa, porque si no hubiera tomado estas cosas en cuenta. También es cierto que al gobierno le convendría que hubiera llegado el lomo de exportación a $180 a la mesa de los argentinos, aunque sea por este año. Entre que el gobierno no está preocupado por esto, sino que esto es una excusa para aumentar las retenciones, y entre que el gobierno es un conjunto de inútiles muy notables, cuesta encontrar un conjunto de inútiles tan notable como este, lo que llega a la mesa de los argentinos es esto: un desastre completo.
MIRE…….. NO SOY DE HALAGAR A NADIE ,NUNCA LO HICE NI CREO QUE LO HAGA…NO VOY A HACER COMENTARIO….. COINCIDO CON LA NOTA TOTALMENTE…… ME SENTI MAL POR QUE AL LEER , QUIZA ME PRODUJO UNA SONRISA POR LA CONICIDENCIA DE PENSAMIENTO , QUE LUEGO SE CONVIRTIO EN UNA PENA INMENSA ….. POBRE PAIS
HAAAA LA GENTE EN LA CALLE SE DA CUENTA DE LA DESESPERACION GENERARIZADA….. POR MAS QUE RECURRA AL BANCO DE CAMBIOS EN MARZO… ESTE ES UN PROBLEMA ESTRUCTURAL …… COMO ALINEA PRECIOS, TASA DE INTERES , INFLACION Y SALARIOS Y QUE TODOS QUEDEN CONFORMES IMPOSIBLE UD LA SABE EMJOR QUE YO