El 10 de octubre de 2009 el gobierno encabezado por Felipe Calderón dio el más duro golpe al sindicalismo que se recuerde en las últimas décadas. Mediante un decreto, publicado electrónicamente un sábado por la tarde, se “extinguió” a la compañía estatal descentralizada Luz y Fuerza de Centro (LyFC) que era la encargada de suministrar energía a la zona centro del país, incluyendo el Distrito Federal y el Estado de México, entidades con la mayor población. Este decreto dejaba sin empleo aproximadamente a 44 mil trabajadores aglutinados en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Oficialmente el suministro de luz para esta área geográfica tan importante (se encuentran también los estados de Hidalgo, Puebla y una parte de Morelos) pasó a la instancia federal que presta el servicio al resto del país: la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Se reconoce que LyFC atiende a 6 millones de usuarios, lo que en términos reales significa que sirve a más de 25 millones de personas. La falta de presupuesto, gastos onerosos en burocracia y personal de confianza y en general un marcado desdén por parte del Estado ha caracterizado la vida de esta empresa pública. También hay que destacar que a pesar de estar prohibido por la constitución política, empresas privadas operan ya en la producción de energía eléctrica, aunque no en su distribución. La CFE compraba a estas empresas y luego la vendía a precios inflados a LyFC. Lo que deja en la situación de que el Estado pague a privados 40 % de la energía que se consume.1
La dirección del SME ha denunciado también que empresas españolas (como WL Comunicaciones) están tras la infraestructura material de la empresa y es que, desde hace un par de años, el viejo cableado ha sido sustituido por “fibra óptica”, que permitiría que además de recepción de energía eléctrica, se pudiese recibir señal de teléfono, televisión e internet, sin necesidad de contratar todos estos servicios de forma independiente.
Un poco de historia
El SME cumplió este año 95 años de existencia.2 Nacido en medio de la guerra civil de la revolución mexicana, su forma de insertarse en la construcción del nuevo Estado mexicano fue distinta al resto de los sindicatos. El SME, a diferencia del resto del sindicalismo, tuvo épocas de profunda autonomía con respecto al Estado y al partido oficial –el PRI- y momentos breves de acercamiento. Sin embargo no formó parte de las centrales coorporativas creadas por el Estado. Cuando en el año 2000 asume la presidencia el derechista Partido Acción Nacional (PAN) el SME se mantuvo como un fuerte opositor. Su oposición fue clara en el momento de las negociaciones salariales y quizá aún más en su abierto rechazo a la privatización del sistema de pensiones y jubilaciones, cosa que no pasó con otros sindicatos donde las reformas neoliberales avanzaron radicalmente.
El SME sin contar con la presencia nacional de otros sindicatos, ni una membrecía abultada tuvo siempre un peso político muy grande. No sólo era independiente con respecto a las centrales corporativas tradicionales, sino también estaba por fuera del sindicalismo socialdemócrata de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que aceptaba la profundización de las reformas neoliberales.
La respuesta obrera: Asambleas de Resistencias y movilizaciones
Desde el mismo sábado en la noche centenares de trabajadores se congregaron a las afueras del local sindical para saber qué estaba pasado. Las crónicas periodísticas reflejan la incertidumbre que creó el decreto, pues algunos obreros no sabían que significaba la pérdida de su trabajo. El día domingo se registró la primera movilización a las afueras de la Secretaría de Gobernación, en donde participaron alrededor de 10 mil personas. Ahí mismo se decidió el plan de acción: iniciar una intensa jornada de información y la preparación a la primera Asamblea Nacional de la Resistencia Popular (ANRP) que se llevaría a cabo el sábado 24 de octubre. Además la dirección sindical convocó a una gran movilización el 15 de octubre así como a lanzar acciones legales en contra del decreto.
El jueves 15, casi 300 mil3 personas inundaron el centro de la ciudad de México. La presión obligó a que la Secretaría de Gobernación aceptara un “diálogo”. Sin embargo el “diálogo” consistió en una fórmula sencilla “liquídense y quizá puedan ser re-contratados”. Finalmente el 24 de octubre se realizó la Primera ANRP, donde sin llegar a resolutivos concretos, más que el convocar a una Segunda Asamblea y realizar amparos masivos, el ánimo se encendió. Al grito de “huelga, huelga”, organizaciones sindicales, estudiantiles y políticas al tiempo que expresaban su solidaridad, exigían acciones concretas.4
La participación estudiantil destacó de tal manera en esta primera ANRP que tuvo que ser convocada una Asamblea del Movimiento Estudiantil el viernes 30 de octubre. Dos días antes, Martín Esparza (secretario general del SME) visitó por segunda ocasión la UNAM. En el auditorio de Ciencias, miles de estudiantes reclamaron al dirigente sindical una cosa: Paro Nacional.5
En la segunda ANRP, celebrada el 5 de noviembre, se destacó la participación tanto de sectores importantes de trabajadores como los grupos más activos en la solidaridad –particularmente el movimiento estudiantil- que obligaron a que no se optara sólo por la vía legal, sino también por el de la movilización política. Quedó establecido entonces el 11 de noviembre como el inicio de la jornada que concluiría en un “paro cívico”, que tendría su epicentro en el Distrito Federal 6 y cuyo fin era medir fuerzas para lograr la huelga nacional posteriormente.
Las movilización del miércoles 11 de noviembre comenzaron desde antes de la 7 de la mañana. En todas las entradas a la capital (6 en total) se apostaron importantes contingentes de trabajadores y estudiantes. Hubo de todo: la UNAM y la Universidad Pedagógica estuvieron paralizadas, los estudiantes alrededor de las instalaciones realizaban intensas acciones de propaganda. Cierres simbólicos de oficina gubernamentales fueron constantes. Afuera de las sedes del PRI y el PAN también hubo mítines. El más grande de éstos se dio a las 9 de la mañana, afuera de las oficinas de LyFC, que son custodiadas por la Policía Federal. Algunos contingentes bloquearon importantes avenidas o tomaron las casetas de la entrada a la ciudad. La represión en este punto fue inmediata, pues la Policía Federal disparó gases y replegó a manifestantes. En la entrada norte y oriente de la ciudad hubo enfrentamientos y detenidos. En la entrada poniente una caravana de más de 400 automóviles entró a la ciudad sin problemas.
A partir de las 4 de la tarde se decidió marchar hacia el centro de la capital. La movilización partiría de seis puntos distintos. La movilización había sido un éxito: casi 200 mil personas movilizadas a lo largo del día e incluso, a decir de un líder magisterial, se daba el inicio de una vieja alianza “obrero-universitaria”. Quizá lo más relevante sea la aparición de sectores de trabajadores que tradicionalmente suelen ser cautelosos en su accionar, siendo el caso del sindicato de la UNAM y el de telefonistas los más importantes.
De igual forma, políticamente quedó establecido que el SME apostará tanto por la vía legal como por la movilización política rumbo a la huelga nacional. La última gran movilización se dio el 4 de diciembre. Paralela a esta, el SME ha reforzado su visión de negociación, al pedir al rector de la UNAM que sea mediador en una futura negociación.
El SME y la izquierda
Como en pocas ocasiones la izquierda socialista en su conjunto ha planteado un solo tema: la necesidad de realizar la huelga nacional. La LUS, el POS, la LTS, entre otros agrupamientos de la izquierda socialista han insistido en sus publicaciones en que las direcciones sindicales deben ser rebasadas para poder llegar a este acuerdo. La LTS, por ejemplo, es quien más visiblemente ha intentado crear un grupo de opinión en el interior del sindicato.7Sin embargo, es difícil que en términos inmediatos la dirección del SME se vea rebasada por la izquierda: ante la base esta se ha comportado de manera consecuente, más aún cuando el secretario general Martín Esparza ha sido constantemente atacado por los medios de comunicación.
Esta coincidencia táctica no sorprende, pues en general la izquierda socialista siempre ha apostado a la movilización de masas más que a la negociación. Lo que sí sorprende y debe ser apuntado es lo siguiente: el EZLN, el subcomandate Marcos u otra figura de ese movimiento no ha dicho una sola palabra al respecto.
Perspectivas
A pesar de que en declaraciones tanto el SME como sus aliados han manifestado la necesidad de la huelga general, ésta, si se llega a dar, será en 2010. Entretanto restará observar las consecuencias de la manifestación del 4 de diciembre, particularmente si se restablece la mesa de negociación con el Estado. Así como otros espacios a los que el SME ha convocado: un “Congreso social el 12 y 13 de diciembre” y la conformación de comités para impulsar la huelga general el año próximo, así como la 4ª ANRP. La idea de que la movilización se extenderá todavía por un largo plazo resulta sumamente importante ante la gran crisis económica que vive México. Sin embargo, la excesiva confianza en que la burguesía negociará es la gran debilidad que ha aquejado la táctica política del sindicato. No hay visos de que se pretenda revertir la situación, incluso, diputados del partido gobernante –el PAN- han planteado privatizar de una vez por todas y sin maquillaje al conjunto de la industria eléctrica.8
Sin embargo en torno al SME están todos: sindicatos burocráticos “progresistas”, grupos socialistas, zapatistas participando en lo individual, seguidores de López Obrador y un largo etcétera. Esta situación, inédita, aún tiene un largo camino que recorrer. No queda más que apuntar la respuesta obrera como un indicio de que los vientos cambian en México.
Notas
1 Ver www.jornada.unam.mx/2009/10/15/index.php?section=politica&article=010n1pol.
2 Víctor Manuel Sánchez Sánchez, Surgimiento del sindicalismo electricista, México, UNAM, 1974.
3 Ver www.jornada.unam.mx/2009/10/16/index.php?section=politica&article=003n1pol.
4 Ver www.jornada.unam.mx/2009/10/25/index.php?section=politica&article=003n1pol.
5 Ver www.jornada.unam.mx/2009/10/28/index.php?section=politica&article=006n1pol.
6 Ver http://mexico.indymedia.org/?article1087.
7 Ver www.ltscc.org.mx/spip.php?article570.
8 Ver www.jornada.unam.mx/2009/12/02/index.php?section=politica&article=006n1pol.