Estamos en medio de la peor crisis sanitaria y de una de las peores crisis económicas y políticas de la historia del país. En este contexto los docentes, no solo de la ciudad sino de todo el país, sufrimos por enésima vez consecutiva un ajuste brutal en nuestros salarios que se expresaron con paritarias con aumentos que quedan muy por debajo de la inflación. En la Ciudad de Buenos Aires este ajuste ya va por su sexto año consecutivo. Eso se traduce en salarios que no llegan ni siquiera a la mitad de la canasta básica real. Esta es una realidad en prácticamente todas las provincias, sin importar si son del PRO o del FdT. De hecho en la Provincia de Buenos Aires, los sueldos docentes son exactamente iguales a los de CABA.
Al ajuste en nuestros salarios se suma la presencialidad escolar que impulsan los partidos de todo el arco político burgués. Los resultados están a la vista: un salto exponencial en la curva de contagios desde el inicio del ciclo lectivo 2021. Tras dos meses de presencialidad masiva, en la semana que va del 16 al 22 de mayo, la cantidad de casos, respecto a la semana previa al inicio de clases, aumentó en un 632% entre el total de la población y en 717% entre los niños de edad escolar. A pesar de que la propia ministra Acuña reconoció que los meses más fríos iban a ser los meses más duros de la pandemia, el 31 de mayo, luego de la suspensión de la semana que va del 23 al 29, en la Ciudad las escuelas retornaron a la presencialidad tal y como venía funcionando. Esto implicaba, la continuidad de la presencialidad en la educación inicial, primara, y especial, y un esquema bimodal para los primeros años del secundario. El 11 de junio, y luego de una tercera semana de caída de casos, el gobierno de la Ciudad decidió avanzar un paso y sumó la bimodalidad en todos los niveles del secundario, incluyendo las escuelas nocturnas.
Ahora bien, ¿por qué a pesar de la Ciudad retornó masivamente a la presencialidad en las últimas semanas los casos fueron a la baja? Uno podría pensar que es por los avances de la vacunación. Sin embargo, el país cuenta con 33% de la población con una dosis y solo al 8% con las dos dosis. En particular en CABA, la situación no es muy diferente. A la fecha de hoy, la Ciudad tiene vacunada con al menos una dosis al 32,8% de su población con una sola dosis y solo al 12,8% con el esquema completo. Se podría pensar también que la caída de los casos se refiere a las restricciones y aumento de controles. Obviamente esos dos elementos influyen, pero no puede perderse de que vista que, según el relevo realizado por la Multisectorial por la Educación Pública, para principios de junio solo el 18% de los estudiantes estaban yendo a la presencialidad, tendencia que no parecería haberse revertido en las últimas semanas. Este elemento es central para explicar que en 4 semanas se registre una caída del 57% entre los contagios totales y del 50% entre la población escolar. Lógicamente, se trata de alumnos que quedan a la deriva, ya que afrontan una virtualidad “informal” y sin recursos.
En este contexto de apertura de escuelas y pocas vacunas, los trabajadores de la educación no fuimos la excepción. Hasta hace un mes, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires estaba vacunado solo al 15% del personal educativo. Recién hace unas semanas empezó una nueva tanda de vacunación alcanzado las 84.000 vacunados pero de esos, solo 16.000 tienen las dos dosis. Es decir, solo el 14% tiene el esquema completo de vacunación. Hay que recordar que, ante la inminente llegada de la cepa Delta al país, la vacunación con el esquema completo es el único resguardo, ya que una solo dosis solo cubre entre el 20 y el 30%.
Los resultados de mandarnos al matadero están a la vista. Más de 100 docentes de todo el país perdieron la vida por presencialidad. En otras palabras, fueron obligados a concurrir a los establecimientos educativos, se contagiaron a consecuencia de ello y murieron. En CABA ya son 14 los compañeros y compañeras asesinados. Y seguimos contando. De estas muertes son responsables el gobierno de los Fernández y el de Larreta.
En el medio de toda esta locura, el gobierno de la ciudad anunció que entre el 5 al 16 de julio deberán asistir a las escuelas todos los estudiantes del nivel secundario para intensificar sus aprendizajes del primer cuatrimestre. Claro, entre suspensión intermitente, burbujas aisladas, estudiantes que no tienen garantizado por el Estado los elementos para mantener la educación remota que implica la semipresencialidad, es imposible mantener una mínima planificación por parte de los docentes y de los alumnos. Por eso es que ahora quieren “intensificar”. Esto se resolvería fácilmente pasando todo a la modalidad virtual, con todos los recursos necesarios para garantizarla.
Frente a esta política que nos condena al ajuste y la muerte, los gremios docentes de CABA no están a la altura de las circunstancias. Por el lado de UTE, alineado con el gobierno nacional, avaló la presencialidad escolar. Su oposición a Larreta fue meramente testimonial. Toda su posición pasó por los protocolos “seguros” y allí donde faltaban insumos sanitarios y de limpieza, ellos iban y los garantizaban. Garantizaban la presencialidad. Recién en mayo con una enorme presión de la base docente y tras el DNU, se plegaron al paro que había sido convocado por Ademys. Sin embargo, frente al aumento de la gravedad de la situación sanitaria, tomaron la decisión de abandonar cualquier medida de fuerza real.
El otro gremio importante de la Ciudad es Ademys, que abandonó la consigna “en pandemia no volvemos” por “regreso seguro”. Al igual que con UTE, tras la muerte de Jorge Langone y la enorme presión de los docentes por frenar cualquier tipo de presencialidad, se vieron obligados, a llamar a asamblea y eventual paro, aunque hamacándose siempre entre la presencialidad cuidada y el reclamo por la suspensión. Después de 3 semanas continuas de paro, la CD optó por empezar a realizar paros aislados, sin ninguna fuerza real ni plan de lucha detrás. Ahora, llevamos ya 20 días sin paro y vamos a cumplir un mes sin asambleas, mientras que en los últimos días volvimos ver cómo las diferentes conducciones multicolor se pronunciaron, otra vez, por los protocolos
Por todo esto, denunciamos a la política criminal del gobierno de los Fernández y del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires así como la complicidad de UTE-CTERA tanto en CABA como en el resto del país. También, llamamos a los compañeros de Ademys, el único sindicato docente porteño que se declara combativo y clasista, a que llame inmediatamente a una asamblea. No para cumplir con las formalidades y proponer ahí mismo medidas aisladas. Tiene que ser la conducción del gremio la que proponga la base medidas claras y contundentes: paro por tiempo indeterminado hasta que se suspenda la presencialidad, exigir la vacunación masiva de toda la población y organizar un Encuentro Nacional Docente con todos los gremios combativos, corrientes opositoras, y docentes independientes del país para frenar esta política criminal.
Hasta que esté vacunada toda la población con las dos dosis, hay que exigir la virtualidad, reclamándole al Estado el siguiente pliego de reivindicaciones:
- Que se garanticen dispositivos operativos a todos los docentes y alumnos de la ciudad.
- Wifi gratuito y de calidad para todos
- Designación de mayor personal docente técnico, asistencial y pedagógico necesario para acompañar la trayectoria de todos los alumnos. Esto debe ir acompañado del desdoblamiento de cursos. En la ciudad tenemos miles de docentes que hoy están sin cargo. Por lo cual material humano tenemos de sobra. Solo hace falta la voluntad política de llevarlo a adelante.
- Licencias pagas para madres y padres al cuidado de menores escolarizados y de mayores.
- Subsidio equivalente a dos canastas familiares para familias desocupadas.
- Bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos.
La pandemia también es una oportunidad para impulsar una serie de demandas de larga data como:
- Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo.
- La recomposición histórica del salario para docentes. Con cargo testigo inicial equivalente a un mínimo de dos canastas básicas totales reales.
Corriente Nacional Conti-Santoro