Efectos de la crisis y perspectivas en la industria argentina
El relato oficial sostiene que durante los últimos años volvimos a la senda de la industrialización. Según este, la contracción industrial en varios sectores sería una situación pasajera. Si quiere saber por qué todo eso es pura fantasía, si quiere entender hacia dónde va la industria, lea esta nota.
Por Damián Bil (OME-CEICS)
Luego del impasse provocado por la crisis de 2009 y un leve descenso durante 2012, el año pasado los indicadores de la actividad manufacturera parecieron recuperarse. La ilusión de una Argentina industrial parecía reactivarse. Según el Gobierno, durante el período 2003-2013, la industria creció 6,8% anual y el empleo 5,4%. Se lograron récords en la producción y exportación de algunos productos industriales. Creció la inversión, la productividad y el valor agregado. El Ministerio de Industria asegura que, en proporción, creció más que en otros países de la región e incluso que las potencias mundiales. Además, se habría evitado la mentada “reprimarización”, de la mano de la sustitución de importaciones y de la exportación de productos industriales.
No obstante, desde fines de 2013, este panorama de euforia decayó. Varios sectores comenzaron a mostrar límites: se observa una caída en el empleo, manifestada en suspensiones como en la automotriz (donde ya superaron las 12.000) y crecientemente en despidos. Durante abril, se registraron 3.361 despidos en la economía argentina (frigoríficos, minería, madera, metalúrgica, transporte, automotriz, construcción), un 80% más que el mismo mes del 2013.1 La patronal atribuye la baja de la actividad a las medidas políticas de principios de año, como la devaluación y el alza de las tasas de interés. No obstante, el estancamiento está dando cuenta de un fenómeno más profundo, enraizado en los límites históricos de la industria argentina. No es una crisis de tipo cambiaria ni un problema vinculado a los vaivenes de la negociación de la deuda y a los gestos que hay que hacer para lograr un acuerdo con los acreedores. Al contrario, por el estancamiento de las exportaciones agrarias y al encontrarse en crisis la industria, escasean las divisas. Por eso, por un lado, es necesario devaluar para bajar los salarios; y por el otro, el Gobierno busca endeudarse para subsidiar a la industria ineficiente que se reproduce en el país.2
El panorama
Varias actividades se contrajeron. El despacho cementero cayó un 4,3% en mayo último, en relación al mismo mes de 2013. En siderurgia, subió la producción de hierro primario y acero crudo, pero los laminados se retrajeron: la variación interanual fue de 3,2% para los en caliente, y de 13,2% para los en frío. La industria papelera también decreció en 2013, en un 1,62% y la química lo hizo en 2,9%.
A nivel de las ramas vinculadas con el consumo masivo, la industria textil también sufrió el embate, acumulando una caída entre enero-abril de este año del orden del 3,4%. Las exportaciones cayeron el 10,3% en relación al mismo período del año previo.3 La molienda de trigo cayó un 18% en 2013, y la producción de harina un 13%. La farmacéutica también se contrajo, en un 2,3% durante el primer cuatrimestre del año.
El caso de la automotriz es el más resonante, el que tomó conocimiento público dado el papel que se le había asignado al sector. A nivel del mercado, hasta mayo de 2014, se patentó un 22,74% menos que en el mismo lapso de 2013, siendo la caída más fuerte desde marzo. La producción cayó en la misma proporción, mientras que la venta a concesionarios lo hizo en casi 41%. La exportación disminuyó 24,3%. Esto es importante, ya que más de la mitad de la producción se exporta, en su casi totalidad a Brasil.4
El problema de las exportaciones industriales es clave. El kirchnerismo se vanagloria de que aumentó la participación de las exportaciones industriales a niveles récords. Pero esto muestra límites: durante el período enero-mayo de 2014 las ventas externas de MOI (manufacturas de origen industrial) cayeron un 12%, lideradas por los sectores otrora más dinámicos en este rubro. La dinámica de exportaciones se sostuvo por las de origen agropecuario (MOA) que aumentaron 9%. Este escenario aun no se manifestó en déficit en la balanza comercial debido a que también cayeron las importaciones, sobre todo de vehículos y de piezas y accesorios para bienes de capital.5 Pero sí se reflejó en una caída del superávit comercial, que fue 40% menor al del mismo período del año previo. Este punto, en el contexto de la crisis y de los intentos desesperados de la administración por contener la salida de dólares, suma un dolor de cabeza más al kirchnerismo.
En este escenario, la burguesía pretende medidas para recomponer la actividad. Al reclamo de topes salariales, se le agrega la exigencia para bajar las tasas de interés, políticas de fomento del mercado interno y, sobre todo, de exportaciones. Es decir, las mismas medidas que históricamente sostuvieron la acumulación de estos capitales en el país y que mostraron su inutilidad a lo largo del tiempo.
El cuento de la buena pipa
El Gobierno asegura que la Argentina se reubicó en la senda productiva, como en el período de la llamada “Industrialización por Sustitución de Importaciones”. No obstante, nada nuevo surgió en estos años. La economía redujo su tamaño relativo en relación con el mercado mundial. La participación argentina en el mercado de las MOI apenas alcanzó el 0,26% en 2012, una participación inferior a la del año 1997. Tampoco revirtió su retraso en términos de escala. Ejemplo de ello es la situación de la automotriz: una sola planta de Toyota en Thailandia o en Japón produce más vehículos que todo el sector automotriz argentino (que cuenta con 11 firmas). El mercado automotriz argentino es 20 veces menor al norteamericano, un quinto del brasileño, la mitad del coreano, y un 84% del mexicano. La productividad es otra cuenta que continuó deteriorándose: entre 2001 y 2013, la productividad de la industria automotriz argentina se incrementó de 16,5 a 23,2 vehículos por obrero. Pese a ello, quedó por detrás de la brasileña (de 21,4 a 27,3) y sobre todo de la norteamericana (48,3 a 75).
En cuanto a la matriz exportadora no se constatan grandes modificaciones en relación al comportamiento tradicional de las exportaciones argentinas. Por un lado, las consideradas MOI son deficitarias a lo largo de la historia, sobre todo en esta última década: de un promedio de déficit de 11.185 millones de dólares anuales para los ’90, la balanza de las manufacturas industriales alcanzó el promedio de 19.000 millones de dólares de déficit anual entre 2003-2012. El superávit comercial, que viene mermando, se sostiene como a lo largo de toda la historia en base a la exportación primaria y de manufacturas de origen agropecuario. Al revisar los diez productos de mayor exportación durante los cinco primeros meses de 2014, se confirma esta situación: seis son primarias o derivadas (harina y “pellets” de soja, porotos del mismo grano y aceite de soja en bruto; maíz, cebada y trigo duro) con 33,9% del valor exportado en el período; tres son de la minería (aceite crudo de petróleo, oro y mineral de cobre), con 7,23% del valor; y solo una partida corresponde a las MOI: vehículos, con 9,8% del valor total exportado. Si bien es cierto que ocupan el segundo lugar, no indica ninguna inserción de peso, sino que básicamente consiste en ventas al mercado brasileño gracias a los convenios automotrices del Mercosur.
La crisis industrial no es más que la expresión de la crisis general y de la imposibilidad del capitalismo argentino para sostener capitales ineficientes. Esto ya estaba preanunciado en los indicadores de rentabilidad. Hasta 2007-08, la tasa de ganancia se mantuvo en niveles elevados. Pero a partir de ese momento, desciende hasta 2010 y luego experimenta una recuperación muy lenta, sin volver a los niveles previos a 2008.6 Luego de 2008, mientras la renta de la tierra fue elevada, alcanzó para subsidiar a la industria. No obstante, ese respirador parece quedarse sin energía: las exportaciones primarias durante 2013 se estancaron; y durante los primeros cinco meses de 2014 cayeron un 34% en relación al mismo período del año previo, lo que plantea una merma en el ingreso de renta. A eso se le suma el problema de la caída del precio internacional de la soja, la mayor en cuatro años. Por ese fenómeno, los granos aun no liquidados podrían perder entre 625 y 1.000 millones de dólares de valor, afectando los ingresos por retenciones.7 De ahí la desesperación del gobierno por arreglar con los acreedores internacionales, situación que se complejizó a partir del fallo sobre los fondos buitres. No se trata de un problema de “honrar las deudas”, sino que lo que busca la Argentina es arreglar para volver a pedir, para subsidiar a los capitales ineficientes, de baja competitividad que acumulan en el mercado interno.
En eso consiste el ciclo de la industria en el país: cuando hay riqueza disponible, en forma de renta o deuda, los indicadores crecen y presentan la apariencia de que se superarán las trabas históricas. En el momento de crisis, la realidad pasa factura y muestra el verdadero carácter de la industria local. La solución no es relanzar el capitalismo local con deuda que capitalizarán los burgueses para reproducir capitales chatarra, a costa del ajuste interno y la consiguiente miseria de los trabajadores y del despilfarro de la riqueza por ellos creada. La única medida económica viable es concentrar los medios productivos en manos de un estado obrero a nivel continental, con la capacidad de reorganizar la producción de forma eficiente y a gran escala.
Notas
1 La Nación, 13/05/2014. http:// goo.gl/1ARvNc
2 Kornblihtt, Juan: “Esto recién empieza”, en El Aromo n° 77, 2014.
3 En base a Fundación ProTejer.
4 En base a ADEFA.
5 Intercambio Comercial Argentino, INDEC, junio de 2014.
6 En base a cálculos propios a partir de Memorias y Balances de empresas seleccionadas, y Coatz, Dragún y Sarabia: “Rentabilidad de la industria argentina a 12 años de la crisis de convertibilidad: mitos y realidades”, en Boletín Techint 343, abril de 2014.
7 La Nación, 10/07/2014, http:// goo.gl/VyuNBY; La Capital (Rosario), 11/07/2014, http://goo.gl/ gwq8Co; Infobae, 11/07/2014; http://goo.gl/bpL7F7.