En la provincia de Entre Ríos, el 2 de mayo el Gobierno presentó una nueva propuesta al Frente Sindical Docente (AGMER, AMET, UDA, SADOP). La misma es completamente insuficiente y vergonzosa. Veamos. Se plantea una recomposición anual del 23,5% sobre el básico y todos los códigos remunerativos que paga la provincia en cuatro tramos: el 6% en marzo, el 4% en abril, 7,5% en julio y 6% en octubre. Además, la patronal se “compromete” a que ningún trabajador docente tenga su salario por debajo de la inflación 2017, según los datos del INDEC claro. A no descontar las 8 huelgas realizadas si el acuerdo se firma y a continuar la discusión por los días aún no descontados. A esto el gobierno le suma la regularización de los casos de inasistencias indebidamente descontadas y suspende la Res. 2566/16 (la carga online diaria de la asistencia sin contar las escuelas con el soporte tecnológico para hacerlo).
La burocracia y nosotros
En las Asambleas previas a esta nueva propuesta, la conducción de AGMER Uruguay dejó en claro que se debía seguir la lucha ante el ajuste. Pero no propuso nada concreto, solo 24 horas de paro en suspenso al estilo de la CGT. Quieren ganarle la pulseada al gobierno con una amenaza. Convocan a asambleas por Resolución “1318” pero se postulan como únicos oradores. Es decir, la asamblea se transforma en un acto con una voz única. En la “asamblea” del viernes 28 de abril, en Concepción del Uruguay, la conducción celeste de AGMER leyó un documento y no permitió que otras organizaciones utilizaran el micrófono, censurando la palabra de voces disidentes, como la nuestra. ¿Para qué usaron la palabra ellos? Para auto-aplaudirse por haber ido todas las veces a la Carpa Docente en Paraná.
Con un discurso ya utilizado millones de veces, la Integración dice mucho pero hace poco. Deslizaron que rechazan la oferta no por miserable sino porque no se garantiza la devolución de los días de paro. Queremos ser claros, un 23,5% no alcanza ni siquiera para recuperar el salario perdido en 2016. No les importa el conjunto de la docencia, solo mantenerse a flote y mostrarse como “luchadores” haciendo guisos en una carpa que no molesta a nadie y que se armó como contra-respuesta a una medida más radical: la toma del CGE impulsada por otras fracciones. Esas son sus «luchas».
Pero nosotros nos tomamos seriamente el “hacer política”. Nos ocupamos de pensar la evolución histórica de nuestro salario desde principios de siglo para entender qué pedir. Mostramos como en la década del ’30 una docente que recién se iniciaba lograba un salario equivalente a dos canastas totales de la época. Es por eso, que los docentes de la Conti-Santoro, planteamos la necesidad de un aumento equiparable a dos canastas básicas hoy. Por eso, buscamos generar un debate en torno a qué cubre nuestro salario, qué compone la Canasta Básica Total, esa consigna mágica que todos sostienen. La burocracia plantea que sigamos cobrando salarios de miseria que nos condenan a vivir con dos cargos o con la totalidad de horas para alcanzar una vida de pobreza. Un salario igual a la Canasta deja de lado la posibilidad de acceder a material cultural (libros, música, teatro, cine, etc.); de viajar o comprar el material didáctico necesario para las clases, tener un buen acceso a internet o por qué no capacitarnos. Hay que tomarse en serio las consignas.
La lucha de la burocracia está mal encarada desde el comienzo. Incluso si el gobierno firmara por su porcentaje (el 35% que pretende AGMER) apenas recuperaríamos lo perdido en 2016, ya ni hablemos del derrumbe del salario que tiene décadas. Pero la perspectiva de la “oposición”, de agrupaciones como la “Carlos Fuentealba” (el “frente” de Tribuna Docente) tampoco es mejor: proponen atar el salario inicial a un básico de $15.000 y blanquear todo en el mismo básico. Es decir, están pidiendo un salario inicial que apenas empate la Canasta Básica Total del INDEC. Aducen que los que cobran desfavorabilidad y antigüedad elevarán mucho su salario. Parece mentira tener que recordar algo elemental: hay que dar la batalla por sacar de la pobreza al compañero en peores condiciones, al que recién empieza.
Organizados
Frente a este cuadro, la única alternativa es organizarse. Hay que dar las discusiones en las asambleas, explicando que queremos salarios que nos permitan una vida digna y humana, que queremos trabajar en buenas condiciones y que vamos a luchar contra la degradación de la educación de nuestros alumnos e hijos. Necesitamos que los trabajadores, esa gran masa que genera las riquezas de nuestra sociedad, generen empatía con nuestros reclamos, porque la lucha docente es la lucha por la educación de todos los trabajadores. No estamos pidiendo nada “ultrista” o descabellado. Hay que ir a la historia y ver cómo desde la década del ’50 nuestro salario se derrumba y nos conduce a la pobreza de hoy. Nuestro empobrecimiento es también el del conjunto de los trabajadores cuyo promedio salarial hoy es la mitad del de los años ’70.
Compañeros tenemos que juntar fuerzas y hacer movilizaciones contundentes: paros y cortes de ruta y si no hay respuesta evaluar una posible toma del CGE. Solo discutiendo los verdaderos problemas que tenemos podremos encaminarnos a encontrar las soluciones. Solo tomando en serio las consignas podremos salir de la lucha con una victoria.
Está interesante la propuesta. No sé si habrá muchos dispuestos a dar esa batalla. No se olviden de convocar a los jubilados. Ninguno va a las manifestaciones.