Carla Rossi y Romina de Luca
Conti-Santoro
El Programa Secundaria se muevees el nombre que lleva el “Plan Estratégico de Innovación de la Escuela Secundaria Entrerriana” presentado por el CGE en diciembre del 2018 y aprobado mediante la Resolución 5210/18. A partir de este año, se aplicará de manera gradual y progresiva en toda la provincia, comenzando por 41 escuelas pilotos, para alcanzar a todas las instituciones educativas en 2023. Las escuelas afectadas, entre otras, son: la Escuela Normal Superior de Feliciano, la ES Nº 15 de Federación, la EET Nº 1 y la ES Nº 1 de La Paz, la ES Nº 3 de Federal, en Concordia el IPD Nº 193, la ES Nº 10, 11 y 27 y la EET Nº 2, en San Salvador la ES Nº 1, en Colón el IPD 70 y 46, la ES Nº 15, en Concepción del Uruguay la ES Nº 28, 21 e IPD 88, en Gualeguaychú la ES Nº 8 y 26, el IPD 220 y la EET Nº 3, en las Islas del Ibicuy la ES Nº2, en Gualeguay la ES Nº 10 y la EET Nº 1, en Victoria la ES Nº 8, en Nogoyá la ES Nº 3 y la EET Nº 49, en Diamante la EEAT Nº 153, la ES Nº 4 y el IPD 8 y en Paraná las ES Nº 59, 82, la EET Nº 34 y los IPD 242, 167 y 76. Durante el 2019, la reforma alcanza al primer y segundo año del ciclo básico común y paulatinamente se sumarán los restantes.
En base a lo establecido por el Marco de Organización de Aprendizajes (MOA) aprobado por la Resolución 330/17 del Consejo Federal de Educación, las provincias debían diseñar un plan que tenga como pilares principales la elaboración de proyectos interdisciplinares enmarcados en cátedras compartidas, la alfabetización digital, el trabajo sobre saberes emergentes y capacidades socioemocionales como la innovación, colaboración y resolución de problemas. Todas deberán desarrollarse con “criterios flexibles” que se ajusten al “mundo complejo y cambiante en el que viven” nuestros alumnos.
La Reforma busca incorporar “alfabetización digital”. Estamos de acuerdo, pero actualmente son muy pocas las escuelas que cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para la labor pedagógica. El mismo CGE sostiene que no hay suficiente presupuesto para solucionar los problemas de infraestructura; tampoco para que todas las escuelas tengan Internet ni salas de informática, ni laboratorios. Los docentes debemos hacer magia para disponer de los recursos tecnológicos y concretar, de algún modo, los objetivos de alfabetización en la era digital. Eso sí, a la provincia no le faltó presupuesto para instalar los controles faciales. Entendiendo que sus bases son endebles, veamos las características de la reforma.
Secundaria a la entrerriana
El programa Secundaria se muevepromulga una “adaptación situada” de la escuela secundaria a las condiciones de trabajo de cada comunidad educativa. En su lanzamiento en noviembre pasado, la presidente del Consejo General de Educación, Marta Irazábal de Landó dijo que se van introducir y generalizar innovaciones en la forma de enseñar y evaluar recuperando prácticas de escuelas “vanguardistas”. El programa promueve la construcción colaborativa para la planificación, realización y evaluación en el aula, los aprendizajes integrados, la innovación pedagógica y la articulación con otras instituciones armando trabajo en red con ONG’s, organizaciones de la sociedad civil y del aparato socio-productivo. En suma, mayor descentralización o como señala la presidente del CGE “trabajo compartido” y los acuerdos con la comunidad.
En sintonía con lo anterior, el programa propone trabajar en red con otras instituciones y flexibilizar el uso de los espacios escolares tal como se venía ya haciendo con el programa provincial y nacional “La Escuela Sale del Aula”. Ya en 2018, esa “articulación” fue la vía que encontró la provincia para incorporar la jornada extendida en 55 escuelas. Este es el único mecanismo para “resolver” la falta de presupuesto para infraestructura y los problemas edilicios con los que convivimos los docentes entrerrianos. Como las escuelas no puede garantizarse la ampliación de la jornada el mandato es articular, flexibilizar, salir.
Saberes adaptados
El plan promueve que el currículum sea el núcleo de la gestión escolar. En ese cuadro, los proyectos deben quebrar las posibilidades de “fracaso educativo”. En sintonía con la idea de “aprendizaje situado”, la reforma tiene un claro sesgo eficientista: adaptar los contenidos para mejorar el rendimiento. Así, los proyectos deben promover la cultura del trabajo y el liderazgo compartido (si es que la noción de líder puede pegar con la idea de lo compartido). Así, el aprendizaje significativo recuperaría el lugar del sujeto para la formación de capacidades y habilidades adaptables: resolución de problemas, conducirse en la realidad que le toca vivir (adaptarse). Como vemos, la retórica no le envidia nada a lo que ya señaló Esteban Bullrich y Alejandro Finocchiaro a nivel nacional.
En efecto, tal como postula la reforma nacional, la proliferación de proyectos estará a la orden del día. El documento del CGE propone la creación de proyectos de integración de saberes: dos o más áreas del currículum trabajando por “tópicos, ejes o problemas” donde abordaje y evaluación de cuenta de los intereses de los estudiantes. También la instauración de “módulos de aprendizaje integrados”, es decir, el abordaje con problemas que permitan la integración multi, inter y transdisciplinaria; o bien la “profundización de aprendizajes disciplinarios” priorizando algún tema particular, o el “abordaje de saberes emergentes y transversales o comunitarios”, con clara articulación con la comunidad local y, como no podía ser de otra manera, la introducción de “prácticas educativas y profesionalizantes”. Entonces, ¿significativos para quién? Claro está, para las patronales explotadoras del trabajo al cual servirán gratuitamente desde sus “prácticas profesionalizantes”. Y el resto, aceptar y conducirse en la realidad que le tocará vivir…
Para esa caja curricular, la reforma entrerriana propone instaurar “trayectorias cuidadas” en escuelas inclusivas. Para ello, cada escuela define su régimen académico y se replantea las normas referidas al “ingreso, permanencia y egreso”. El acompañamiento a la trayectoria incorpora de forma permanente la figura del tutor en las escuelas, rol que puede ser desempeñado por docentes o no docentes vía proyectos.
Ellos y nosotros
Como venimos señalando en estas páginas, toda la reforma no es más que un nuevo capítulo en la degradación educativa. Estamos en presencia de un nuevo vaciamiento curricular bajo la excusa de la adaptabilidad y de la interrelación con la comunidad. Como mostramos, fragmentación y flexibilización están a la orden del día y la versión entrerriana de la reforma en nada se aparta de los lineamientos nacionales. Una conclusión es clara: ellos tienen su reforma.
Corresponde preguntarse entonces qué vamos a hacer nosotros. El sindicato no nos convoca a instancias de discusión sobre estos temas. Alguna reunión informativa aquí y allá, pero por fuera de eso, nada. Hoy más que nunca urge la organización de instancias de discusión colectiva. No alcanza con rechazar esta nueva reforma. Debemos poner en pie una alternativa que haga que nuestros alumnos no se resignen flexiblemente al mundo que les toca por vivir, sino que construyan uno nuevo. Necesitamos un Congreso Educativo ya. En el mes de mayo, los docentes, y en particular aquellos que conformamos la oposición, tenemos una oportunidad de discusión en el Congreso Educativo que organiza AGMER. Debemos aprovecharla y llenarla de contenido, de nuestro contenido. Solo así dejaremos de gestionar la degradación e imaginaremos la escuela que necesita el conjunto de la clase obrera de acuerdo a sus intereses: la única escuela del futuro.