La continuidad del proceso pedagógico online, que venimos poniendo en discusión hace un par de notas, no solo se encuentra limitada por los recursos disponibles en las escuelas o aquellos entregados a los alumnos sino también por las condiciones de vida de esa población.
Empecemos por los datos técnicos. El 30% de los argentinos no tiene acceso a internet y el 40% que lo tiene no sabe cómo usarla. Además, en el 70% del territorio, donde vive el 30% de los argentinos, no hay acceso a internet o el acceso es de mala calidad. A nivel regional las diferencias son enormes: mientas que en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe 70 de cada 100 hogares tienen acceso fijo a la red, mientras que en Catamarca, Corrientes, Misiones, Formosa, San Juan, Chaco, Santa Cruz y Tucumán están por debajo de 40. Digamos, además, que las redes ahora están colapsadas por la cuarentena misma.
Vayamos a datos más sociales. Según datos de 2019, el 42% de los niños de todo el país son pobres y de esos casi un 9% indigentes, es decir, no llegaban a cubrir siquiera la canasta alimentaria. Un tercio de ellos, viven en hogares monoparentales (sostenidos por mujeres centralmente) mientras otro tercio se encuentra en grupos familiares extensos. La mitad de todos los niños del país sufre, por lo menos, una privación en lo que el organismo considera “derechos básicos y fundamentales”. Sus dietas se componen básicamente de harinas y azúcar y depende de los bolsones repartidos por el gobierno. Médicos municipales cuentan que se incrementó el número de familias que recurría a los basurales como principal “comedor”. Obesidad infantil y desnutrición son las dos caras de esta moneda.
Datos de 2017 indican que en el país hay 4.228 barrios populares que albergan 3 millones de personas. ¿Qué son barrios “populares”? Donde conviven más de 8 familias y no tienen acceso a más de un servicio básico (agua, luz, gas, cloacas). Son, centralmente, asentamientos y villas. Nadie con sentido común puede suponer que eso se generó bajo el macrismo, pero, para desconfiados, en promedio asentamientos y barrios tienen una antigüedad de 28 años. Así que dígale a ese amigo suyo K que mejor se vaya callando la boca, porque el peronismo es el principal responsable.
Insistimos: ¿Continuar el proceso pedagógico en casa? El 61% tiene conexión irregular a electricidad. De los que sí tienen luz, la prioridad no es el uso educativo: cargar bombas de agua o calefaccionar los ambientes son los principales usos que saturan, además, la red. El 96% no tiene agua de red ni cloacas. Pero ¿tienen internet? Solo un 17% tiene acceso fijo, el 55% lo hace a través de celulares y el 15% no tiene ningún acceso.
Ya ni hablemos del agravamiento de todos esos indicadores en la situación que estamos transitando actualmente. Tengamos en cuenta que casi 5 millones de trabajadores tienen empleo en negro. La mayoría con familias a cargo a las que deben “acompañar pedagógicamente” mientras piensan como consiguen qué comer día a día y tampoco pueden salir a changuear en cuarentena. A los que podemos sumar otro 12% más de desocupados “oficiales” cifra que rápidamente se duplica si sumamos, por ejemplo, todo el subempleo o los desalentados (aquellos que no tienen y ya no buscan) que no son considerados desocupados.
Por qué no, agreguemos a los que están fuera de la escuela: dos de cada tres jóvenes que ni estudian ni trabajan son mujeres y se dedican a tareas de cuidado familiar. Mientras por lo menos 500.000 adolescentes en edad escolar no asisten a la escuela, de los que sí lo hacen, solo la mitad egresa. La otra mitad, no será alcanzada por ningún plan de contingencia escolar sencillamente porque no están en la escuela. Y el gobierno cree que sostener la virtualidad basta con un portal y un programa de TV. ¿Se da cuenta a la vida que nos han condenado? Miseria e ignorancia, a eso nos someten.
Hola! Tenemos las fuentes de estos datos? Saludos