El miércoles 20 de octubre, un grupo de trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca, que reclamaban su incorporación a la empresa, intentó hacer una manifestación sobre las vías del tren en Avellaneda. Una zona liberada por la Policía Federal deja abierto el escenario para que una patota sindical de la Unión Ferroviaria aparezca en el ruedo para perpetrar un asesinato, el de Mariano Ferreyra. Otros dos compañeros resultaron heridos y una militante, Elsa, al momento de escribir esta nota sigue luchando por su vida. Una semana después, a las 9:15 horas de la mañana del miércoles 28, otra muerte conmocionaba al país, la de Néstor Kirchner. Dos muertes. Dos motivos diferentes. Dos tareas políticas distintas, de dos clases contrapuestas.
Estos episodios, generaron un giro en la política nacional poniendo en cuestión, por un lado, el accionar de la burocracia sindical (por medio de patotas asesinas), la superexplotación de los tercerizados (cuyos patrones son sindicalistas peronistas) y, en particular, la política “nacional y popular” del Gobierno de Cristina Fernández. Por el otro lado, la crisis de la burguesía que la muerte de Kirchner no hace más que acelerar. De este modo, con el asesinato de Mariano Ferreyra, comenzaron las operaciones para desvincular a Pedraza del Gobierno de Cristina y, si se puede, tirárselo a Duhalde. De este operativo se encargó la patota mediática de 678. Como bien se dice, Mariano es el Kosteki y Santillán de la era K. Es decir, Cristina Fernández es la responsable de este hecho, como lo fue Duhalde en su momento. Así es la política “nacional” y “popular” de Cristina, Moyano y Pedraza, aunque ahora se lo quiera distanciar. Todo el entramado político-patotero-sindical, en particular, es el motivo de las páginas del suplemento LAP. Para conocer qué reclamaban los compañeros como Mariano Ferreyra, remitimos a Ud. al suplemento TES donde estudiamos quiénes, cuántos y cómo trabajan los tercerizados.