Después de tanto cantar “vamos a volver”, finalmente el kirchnerismo volvió. De la mano del Tío Alberto y con Cristina a su lado, un paso detrás. En los últimos cuatro años se la pasaron ladrando contra el macrismo, denunciando el ajuste. De palabra, obviamente. Porque en el Congreso le votaron las leyes, y en las provincias donde gobernaban, ajustaban y reprimían sin chistar. Alicia K, por caso, fue un modelo a seguir para Mauricio.
Hasta hace unos meses, todo eran promesas. Alberto se paseaba diciendo que se venía una vuelta de página. Ya no más ajuste. Vuelve el asado, vuelven a abrir las fábricas. Como su compañero de militancia, Menem, insinuaba un “salariazo”. Tras la “tierra arrasada” del macrismo, que no es más que “la pesada herencia” de Cristina, ahora volvían a gobernar para nosotros. Pero con el correr de los días, todas esas promesas se esfumaron.
A mediados del año pasado, Alberto prometía: “El 10 de diciembre voy a recomponer sus salarios y voy a recuperar jubilaciones”. Y se animaba a decir un número: 20%. Pues bien, llegó diciembre. ¿En que quedó todo? En un bono por decreto, a cuenta de paritaria y que no se incorporaba al básico. Es más, no lo cobraban todos, porque era “solidario”. Los trabajadores pobres se tenían que aguantar para que los muy pobres recibieran un hueso. En un nota de este número lo explicamos en detalle.
El caso de los jubilados mostró claramente de qué se trata la estrategia de Alberto. Un bono de $ 5.000 para los que cobraban menos de $ 19.000. El resto, bien gracias. Pero este sacrificio era en nombre de un nuevo mecanismo de cálculo de las actualizaciones de haberes. Contra la terrible fórmula macrista, la formula albertista prometía “honrar” a los viejos. La realidad, sin embargo, fue muy distinta. Lo cierto es que con la nueva fórmula, el jubilado más pobre recibía una pizza de aumento ($ 197) y todos los que cobraban $20.000 o más directamente perdían plata.
A esta altura, ya nos queda claro a todos los laburantes que lo de Alberto fue puro cuento. Nos hicieron el cuento del Tío. Prometieron una fiesta, y nos hundieron aún más en la miseria. Parece que era cierto, que el macrismo no era lo mismo que el kirchnerismo. No, este es peor. Hace lo mismo, y vende humo. Nos toma por idiotas. No hay ajuste, hay “solidaridad”. Mientras tanto, el laburante que menos cobra y el que cobra un poco más, se hunden juntos en la miseria.
El economista Guillermo Calvo, insospechado de kirchnerismo, señaló que el gobierno de Alberto y Cristina es la mejor opción para esta etapa, porque el peronismo históricamente hizo bien la tarea de ajustar con “consenso social”. Es decir, logra hacer pasar el ajuste, sin que la bomba explote. Obviamente, porque vende humo y tiene un buen auxiliar en la burocracia que se enquistó en nuestros sindicatos.
La realidad ya habló. Los Fernández volvieron para descargar un ajuste mayor, aquel que no pudo cumplir Macri. Para nosotros, los laburantes, es momento de dar batalla. No podemos comernos ningún cuento más. Tenemos que poner en pie una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que vote un programa y un plan de lucha. Para quebrar de una vez por todas el ajuste, y echar a todos los patrones y sus políticos. Solo así podemos poner en pie una nueva sociedad que ofrezca una vida que valga la pena vivir.