El 2016 está por irse y con él, el primer año de la gestión Cambiemos. Un cambio que lo único que hizo, y por ahora pretende hacer, es disimular problemas simulando la construcción de una gestión “eficiente”. Sin ideas, sin proyectos, sin “revoluciones de alegrías”, solo la profundización del ajuste sobre los docentes y mayor degradación educativa.
En todo el país, la firma de paritarias a la baja estuvo a la orden del día. La promesa de re-apertura durante el segundo semestre no se cumplió, aun cuando la inflación real superó por mucho los valores que se negociaron a principios de año. Según el gobierno, no había motivos. Según la burocracia sindical tampoco, habida cuenta del freno que puso a las demandas de los docentes en la mayor parte del país (véase notas de las provincias de Entre Ríos, Chaco y Corrientes en este número). Para el 2017, según el presupuesto, el gobierno proyecta una irrisoria inflación del 18% anual, conteste con ello, María Eugenia Vidal en provincia de Buenos Aires le acaba de ofrecer 17% de aumento a los estatales para el año próximo. Siendo ese el cuadro de situación en el distrito educativo más
grande del país, la oferta para el resto de los docentes es probable que se encuadre no muy lejos de ese marco. La perspectiva es profundizar una ya vieja tendencia: el cargo inicial cubre poco más de la mitad de lo mínimo que los docentes necesitan para vivir. El achatamiento de la escala salarial se mantuvo intacto, ya que buena parte de la estrategia del gobierno fue romper el cerco del 25% pautado para las paritarias 2016, vía sumas en negro, no bonificables ni remunerativas.
Tras cartón, la armonización de los sistemas previsionales en todo el país ya está en marcha y con ello el horizonte de más años de servicio para un menor haber jubilatorio. Aunque el salario no entrara en esa ecuación, la estrategia del gobierno fue la de mostrar preocupación por la “calidad educativa”. Sin lugar a dudas, el “sinceramiento” de los números fue su principal apuesta. El operativo Aprender 2016 se lanzó con ese objetivo: mostrar lo mal que está el sistema. En el camino, el gobierno se contradijo varias veces: primero afirmó que no había datos para el diagnóstico (por eso el operativo), luego que el resultado iba a doler (¿cómo saber de antemano el resultado si no hay insumos?) que no se evaluaría a los docentes y el cuadernillo de evaluación contó con una decena de preguntas a tales efectos
y una larga serie de etcéteras. Cierto es que, con un resultado ya cantado, que nuestros alumnos llevan más de veinte años sometiéndose a pruebas de todo tipo; el gobierno pretende continuar con la “economía política” de las cifras. O
sea, tal como lo hizo el kirchnerismo, va a fijar el punto de comparación que le resulte adecuado o descontextualizar los resultados de acuerdo a su propia conveniencia. Simple: cuanto peor den las Aprender 2016 más fácil va a ser mostrar “mejoras” en poco tiempo. Que no es una preocupación real se advierte al recordar algunas de las primeras medidas del gobierno M: se prorrogó el Plan Fines (1 y 2) hasta 2019 y con ello la titulación exprés. Así, seguimos teniendo una escuela de 5 días a la semana de cursada y otra de dos, confundiendo titulación con educación. La para-estatalización escolar continúa ya no solo a través del Fines 2 que habilita a convertir cualquier espacio en una escuela, convenio mediante, sino a través de la implementación de la jornada extendida en todo el país. La
implementación de la jornada extendida en CABA se realiza precisamente con esa modalidad inaugurada por el Fines: a cursar fuera de la escuela. Más horas de clase pero en clubes, ONG’s o donde sea porque el colapso de la infraestructura escolar no permite otra cosa. Cuáles serán las tareas que se realizarán en esos “talleres” con “talleristas” aún está por verse. Se pretende avanzar en la obligatoriedad de la sala de tres y cuatro años de
edad sin los jardines necesarios. No extraña que las “escuelas” de gestión social sean abrazadas y reconocidas en todo el país, como ya se hizo en Buenos Aires hace unos años. Se coloca en la agenda de los docentes el problema de la capacitación. Una vez más, CABA parece ser el globo de ensayo. Lo disciplinar se corre de eje (lengua y matemática serán las prioridades) junto a promover capacidades socio-emocionales. El desplazamiento es claro: de lo cognitivo a lo conductual. Un claro refuerzo al rol contenedor que hace décadas viene desarrollando la escuela.
No podemos quedarnos de brazos cruzados. Al igual que el kirchnerismo, el macrismo se encamina a profundizar la
degradación educativa. Si el primero eligió la inclusión, el segundo privilegia el rol de la “eficiencia” en su discurso, pero ambos senderos nos conducen al mismo lugar. Hay que dar un paso hacia adelante y cambiar de vía. Vamos a disputarles el sentido. Son los responsables de la degradación los que deben ser evaluados y cada uno de los puntos señalados aquí una batalla por dar.
Misiones: De la defensa al Ataque – Por Rafael Vázquez
En El Correo Docente Nº 5 (noviembre de 2016) dábamos a conocer