Por Nancy Sartelli – El sistema capitalista se jacta continuamente de un alto grado de racionalidad y eficiencia. Sin embargo, la vida cotidiana constantemente parece chocar con su contrario: los hechos de todos los días, desde los más inocuos hasta los más aberrantes, se presentan como productos de arbitrarios designios divinos o como fatalidades de un mundo caótico e incomprensible. Este dossier dedicado al arte es una batalla contra la irracionalidad como método para explicar la vida. Sus temas vienen a demostrar que las experiencias humanas no pueden ser más que experiencias de clase. La realidad es remisa a mostrarse a simple vista. Más bien se ofrece a través de sus fragmentos superficiales. La argamasa que los une y da sentido y coherencia –las relaciones sociales- permanece oculta. Franquear la barrera superficial de los fenómenos para adentrarse en las relaciones que los unen y justifican, es la tarea de la ciencia y el arte.
El crimen social de Cromañón ha dado a la banda Callejeros –una de sus tantas víctimas- la experiencia artística plasmada en el disco Señales. La reseña crítica de Gabriel Falzetti, aparecida en El Aromo n° 29, dio lugar a debate entre los seguidores de la banda, que se reproducen en este número, junto con una respuesta de Gabriel. Por su parte, Gonzalo Sans Cerbino acerca a la reflexión un análisis del negocio del rock y su vinculación con el crimen de Cromañón.
La elección de las herramientas y lenguajes artísticos necesarios para dar una batalla efectiva, es el planteo que engloba los comentarios a La línea sinuosa, música piquetera vol. I, primera producción musical de Río Rojo. En continuidad, presentamos una entrevista al más que reconocido saxofonista Bernardo Baraj, quien participó de la obra.
Como parte de la vida, el cine no se ha revelado inmune a la crisis de la sociedad y a la reaparición de las grandes luchas de los explotados. Fabián Harari analiza el derrumbe de la conciencia imperialista que se manifiesta en las recientes realizaciones que abordan el conflicto de Medio Oriente. Por su parte, Marina Kabat analiza una reacción inversa: el llamamiento, desde la pantalla grande, a conjurar el peligro revolucionario en nuestro país, en el film Bialet-Massé. Cien años después.
Desde el ámbito de la literatura, Rosana López Rodríguez aborda dos obras netamente políticas: una, la novela Dos veces junio, de Martín Kohan; otra, Woyzek, de Georg Büchner, obra de teatro dirigida por Emilio García Wehbi en versión de Ricardo Ibarlucía. En ambos artículos, la autora deja al descubierto la trama filosófico-política que las sustenta, y cómo ambas coinciden en la crítica a la racionalidad, por la vía de la irracionalidad. Finalmente, el comentario a la muestra Territorios de diálogo, realizada por la curadora Diana Wechsler en el Centro Cultural Recoleta, intenta dejar al descubierto la estrategia típicamente burguesa de eliminar la lucha de clases de la historia.