Cuando el programa eleva la música (y viceversa)

en El Aromo n° 30

Por Nano Herrera* – El título de “música piquetera” que lleva La línea sinuosa vol. I, así como suena, puede parecerle a la gente algo menor, algo sin valor artístico o revestido de lo panfletario de las gomas quemadas. Sin embargo, el grupo tiene una apuesta distinta, que pretende elevar la discusión. Entiendo, escuchando el CD y siguiendo la explicación que ofrece, que se trata de elevar el programa piquetero y no bajar la apuesta artística.

Con respecto a la intención de plasmar ideas políticas, de luchar contra la clase dominante que oprime, yo puedo afirmar que la música ha sido y es un instrumento histórico para ello. Yo, que en particular vengo de estudiar el blues y el jazz, puedo dar fe de la importancia que tuvo la música como medio de expresión de los esclavos, de los proletarios, etc. Así es como nace el blues y el jazz, por ejemplo, y no desde otro lugar: nace como música de protesta, como herramienta para expresar la necesidad de liberación de la esclavitud. Luego, la historia hizo que estos estilos se volvieran más elitistas, como en la actualidad tal vez. Pero su origen, tiene que ver con esta finalidad de la música: discutir problemas sociales profundos.

Estas corrientes de protesta de la música negra (esclava) norteamericana ejercieron influencias en toda América, no sólo en lo formal, sino como idea. Se expandió el concepto de tomar la música como elemento de protesta y discusión política. Esto también se ha manifestado en otros estilos y géneros, nacidos de otras fuentes musicales originarias de América o provenientes de otras culturas que la colonizaron.

La organización Razón y Revolución, con esta idea de tomar la música como elemento para discutir -el arte con programa- hace una apuesta muy fuerte. Porque esto necesita ser explicado para muchos, mal que nos pese. A la gente hay que explicarle muchas cosas, porque no sabe de arte, de política. Lamentablemente, no ha sido preparada la mayor parte de la población para comprender cuestiones muy profundas que ustedes se proponen abordar. Y, además, mucha gente le teme a la política, la considera algo peligroso. Por supuesto que el saber político es peligroso, pero no debe rehuirse a la política, sino que hay que explicarle a la gente qué es, y que haya determinadas figuras que están en el gobierno de turno y que incumplen sus deberes no es fundamento para que la política sea vista como algo negativo.

¿Qué es la política en el ámbito de la cultura? Es una tarea ciclópea… ¡Un laburo muy grande que tienen por delante! Un trabajo que no muchos hacen. Por eso, ustedes tienen una responsabilidad grande en ello: tomar la tarea pedagógica es complejo.

Esta obra se sostiene colectivamente, y eso es muy importante, pero lamentablemente es complejo ver esto en la generalidad de la población. Se dan y se dieron muchos procesos sociales por los cuales los argentinos ofrecieron momentos de aparición de lo colectivo, de solidaridad y construcción conjunta de apuestas a cambios sociales, pero no es fácil sostenerlo en el tiempo. Aparecen a veces espasmódicamente, esporádicamente. Retomar esos caminos de acción en momentos actuales es igualmente complejo e importante. El mismo rumbo debiera tener la planificación de la sociedad toda: el gobierno debiera ser piquetero -o los piqueteros ser el gobierno- en colectivo, para que, entonces, no exista la necesidad de hacer lo que hacen ustedes. Las angustias que a veces nos mueven o nos desesperanzan tienen que ver con que las figuras de los gobiernos nos muestran una política desvirtuada, donde los que parecen de izquierda terminan no siéndolo en lo absoluto, donde Kirchner, Chàvez y Michael Jackson podrían ser lo mismo. Donde la izquierda parece haber sucumbido ante estos poderes personalistas y que sirven al capital. Por eso hay que dar la discusión. Si se me permite, plantearía que estas tareas que ustedes se proponen no dejan de ser significativas, pero se ofrecen como planes que pueden concretar mejoras sociales a muy largo plazo. La sociedad actual ofrece problemas de muchísima urgencia que deben ser atendidos. Es necesaria la solidaridad inmediata, y esto debe encararse y sostenerse. Habría que buscar una solución ya, y aceptarlo desde donde venga. Y al mismo tiempo, seguir estas tareas a largo plazo.

Metiéndome en el CD de lleno, en primer lugar, debe considerarse la presentación general como de muy buena calidad. Al igual que la impresión de El Aromo, La línea sinuosa tiene una gráfica distinguida y está muy bien grabado. Se evidencia el trabajo profesional de la grabación y sorprende la originalidad y la profesionalidad del trabajo completo, más proviniendo de gente que todavía es desconocida en el ambiente musical público. Tiene varias ventajas este compacto. Por un lado, ofrece una recepción a todas las edades. Me ha pasado de llevarlo a reuniones con amigos personales para hacérselos escuchar, y fue elogiado por gente de distintas edades, y con experiencias muy disímiles. Y al mismo tiempo, es bien recibido por personas de muy diferentes gustos musicales. Eso habla de una capacidad de llegada muy amplia.

Los arreglos son muy originales, están muy bien pensados. En Summertime se pueden escuchar arreglos de calidad y muy interesantes, en una versión que, sin embargo, no deja de ser bastante clásica. La cantante muestra allí una muy buena voz, especialmente en ese tema. Otro tema clásico que la banda retoma, rescata y plasma de manera muy potente es el clásico de Manal No pibe, en una muy buena versión. Igual que en Summertime, se destaca allí la muy buena labor de los vientos de la mano de Bernardo Baraj. Otro tema que me pareció impresionante fue Talking, me trae a la imaginación muchas cosas, en esto que se proponen ustedes de mostrar el movimiento en el desarrollo del propio tema. Entiendo la intención de los arreglos que hacen allí y, si se me permite, quisiera retratarla con una anécdota.

Se cuenta que, al norte argentino, había llegado como novedad, una radio con válvulas y baterías. Los pastores jujeños pudieron escuchar canciones que parecieran impensables en ese lugar. Así es como comenzaron a sonar allí los Beatles y se aprendieron las canciones de Lennon y Mc Cartney. Cuenta la historia que uno de esos pastores no sabía que las radios llevaban pilas y, cuando éstas se hubieron acabado, la música de la radio cesó. Como no sabían que debían reponer las pilas, dieron a su querida música beatle por terminada. Pero decidieron reemplazar aquella música que ya se les había hecho carne. Entonces, tomaron sus quenas, llamaron a otro más que tocara un charango y tal vez a otro para que tocara la caja. Pero no ya para tocar sus bagualas y lamentos locales, sino, los temas de los Beatles, con su color norteño.

Otro tema que quisiera recomendar es Guantanamera. Es muy bueno el trabajo de la banda, el tono y la dimensión que adquiere en un arreglo muy completo y colorido. Aquí, una vez más, Baraj en flauta y el resto de los invitados demuestran qué buen trabajo hay en este proyecto de Río Rojo.

A veces pareciera que la ideología dogmática lleva a encerrar las expresiones artísticas en determinado ángulo o género. Sin embargo, aquí se demuestra que una ideología bien fundada nos puede llevar a expandirnos. Eso se ve en la diversidad de temas y estilo que aparecen. Existe la libertad artística allí donde el planteo es construirla desde un programa. Así es como hay que ejercer la libertad, construyéndola. Porque esa es la trascendencia internacional que tienen ciertas grandes canciones: la posibilidad de hacerlas sonar dentro de cualquier estilo y que queden bien, como lo hizo Río Rojo.

* Crítico musical especializado en jazz, comentarista y columnista en Rock & Pop, AM1110 de la Ciudad y Radio Nacional.

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