Grupo de investigación de la lucha de clases en los ‘70
Suele creerse que en los ’70, Montoneros surgió como la organización revolucionaria que lideró la lucha por la transformación social. Puede parecer una afirmación absurda (y lo es), pero así están planteadas las cosas para el sentido común. Estas ideas fueron alimentadas por dos elementos. Por un lado, la historia oficial socialdemócrata y los cientistas políticos del último tiempo hicieron énfasis en el problema “armado”. Como andaban con armas y se enfrentaban al personal represivo, entonces eran “revolucionarios”. Al concentrarse sólo en el problema “militar”, frente al juego democrático, se perdía de vista el análisis político. Por otro lado, la proclama por parte de Montoneros de términos como “socialismo”, definido como “el sistema que permite la socialización de los medios de producción”, “la supresión de la propiedad privada de los medios de producción”, o “destrucción del estado capitalista”, se prestaban a la idea de que ya no sólo en el plano estratégico, sino en el plano programático Montoneros era una organización potencialmente revolucionaria. En todo caso, se sostenía, lo que impidió desarrollar este aspecto era su “fe en Perón” y su “ingenuidad política”. Sin embargo, en este artículo veremos cómo, en este caso, las alusiones a palabras y conceptos marxistas sólo cumplían un lugar meramente enunciativo y subordinado, ya que, su reivindicación de la lucha por el retorno de Perón y la vuelta a las condiciones de sus dos primeros gobiernos como horizonte, ubicó a Montoneros dentro del programa burgués.
El peso de las palabras
Desde muy temprano, Montoneros definió cuál era su objetivo político. El documento “Línea político militar. Documento interno” escrito en 1971 es el más representativo de sus planteos programáticos.1 Allí, como señalamos en una nota anterior2, Montoneros planteaba que la “realización de la Patria Libre, Justa y Soberana” sería posible
“con la construcción del socialismo, que es el sistema que permite la socialización de los medios de producción, tanto del capital financiero como el industrial, como la tierra y como todos aquellos bienes de producción, partiendo de una dirección y planificación estatal de la economía. La construcción del socialismo es nacional en cuanto recorre un camino con particularidades propias a la vez que implica la reivindicación y el desarrollo de la cultura popular”.3
“la liberación nacional significa liberarse del dominio imperialista, y el socialismo significa la supresión de la propiedad privada de los medios de producción y la planificación de la economía de acuerdo a las particularidades de la estructura productiva nacional.”
En estas citas observamos cuál era el objetivo político de Montoneros: la construcción del socialismo nacional con el cual se podría socializar los medios de producción, planificación estatal de la economía teniendo en cuenta las necesidades nacionales y su estructura productiva, el desarrollo de una cultura popular y la supresión de la propiedad privada de los medios de producción. Estas medidas culminarían en la realización de una patria libre, justa y soberana. Este proyecto se alcanzaría mediante la lucha por la liberación nacional, que permitiría liberarse de la opresión imperialista.
Sin embargo, estos puntos quedaban en un mero aspecto enunciativo ya que antes de llegar a la instancia en donde se podría avanzar con las medidas radicales planteadas se debían crear las condiciones para la misma. De esta manera, Montoneros sostenía que era necesaria la realización de una etapa anterior y es aquí donde se insertaba la lucha por el regreso de Perón.
La explicación de Montoneros radicaba en que, entre los diferentes períodos que habría atravesado el movimiento peronista, el primero comprendía a los dos gobiernos peronistas, 1945-1955. En ese momento, el movimiento había estado constituido
“principalmente por la clase trabajadora, única clase social que participó masivamente del proceso, sectores de las fuerzas armadas (principalmente el ejército), de la iglesia, del aparato estatal y del empresariado no ligado al imperialismo, los pequeños y medianos industriales.”
Es decir, que la clase obrera debería constituir un movimiento con la burguesía nacional (grande y chica) y con su nervio político (el ejército, la Iglesia y la administración estatal). Este bloque debería emprender una lucha contra la “oligarquía terrateniente, industrial y financiera, el imperialismo yanqui, los sectores de clase media, en especial estudiantado y los profesionales”. El enemigo es, en realidad, un ente más bien ambiguo, ¿cómo se resuelve cuándo un burgués argentino es un “empresario nacional” y cuándo un “oligarca”?
En cuanto a la naturaleza del régimen peronista, Montoneros lo caracterizaba como a un “Estado popular de transición”. Señalaba también, que si bien la propiedad privada continuaba vigente, el Estado “planificaba la producción a través de la planificación de la economía”. Ésta sería una “tendencia hacia la disolución del régimen capitalista, en tránsito hacia el socialismo nacional.” Entonces, aquí advertimos que el Estado de los dos gobiernos peronistas sería el que representaría la transición hacia el socialismo, siendo la existencia de la propiedad privada un elemento a desaparecer, ya que la planificación de la producción sí sería una característica de ese primer gobierno. En este sentido, observamos que Montoneros, en primera instancia, en este documento proclamaba la construcción del socialismo, pero luego desarrollaba esta posición señalando que la forma de llegar a él sería a través del Estado dominado por la burguesía en su variante reformista. Como vemos, la posibilidad de afirmar el carácter revolucionario de Montoneros se desvanece al analizar el camino que propone. No sólo estaba planteando una carrera “por etapas”, sino que contemporáneamente a este planteo, Perón tenía en mente la instauración de la Tercera Posición, definida como una “solución universal distinta del marxismo internacional dogmático y el demoliberalismo capitalista, que conducirá a la anulación de todo dominio imperialista del mundo”4 y “toda [su] filosofía […] se encuentra inscripta en la Doctrina Justicialista y perfectamente delineada en las miles de realizaciones de nuestra etapa de Gobierno”.5 Éstas habrían significado en el plano político “poner la soberanía de las Naciones al servicio de la Humanidad, en un sistema cooperativo de gobierno mundial, donde nadie es más que nadie, pero tampoco menos que nadie”.6
En el plano económico, se alentaba
“la liberación de los dos extremos perniciosos, como lo son una economía excesivamente libre y otra excesivamente dirigida, para adoptar un sistema de economía social al que se llega colocando el capital al servicio de la economía.” 7
“en medio del caos que opera en el mundo fluctuante entre el individualismo y el colectivismo, nosotros adoptamos un sistema intermedio, cuyo instrumento básico es la Justicia Social.”8
Es imposible…
Como vimos, Montoneros tenía la intención de reeditar la experiencia de los gobiernos peronistas para lograr la construcción del socialismo nacional, es decir la vía para llegar a él era el retorno al reformismo. Estas posiciones nos permite ubicar a Montoneros por fuera de la estrategia revolucionaria. Su naturaleza no sólo la mostró en las acciones, sino en su propio programa escrito. Montoneros no le mentía a nadie: no quería hacer ninguna revolución, sólo pretendía negociar las condiciones de la dominación burguesa. Su objetivo era volver a la época dorada de la clase obrera bajo el capitalismo. Sin embargo, el propio desarrollo de los acontecimientos históricos demostró lo abstracto e inviable de esta propuesta.
Por un lado, la estructura económica y social que dio lugar a la aparición del bonapartismo peronista en los ’40 y ’50 ya no existía y Perón, lejos de ubicarse como un aparente mediador entre las clases sociales, asumió de manera abierta como representante de la burguesía, avanzando contra los propios militantes montoneros. Por el otro, en la Argentina no estaba ni está planteada la lucha por la liberación nacional. En una país en donde las relaciones capitalistas están plenamente desarrolladas y la viabilidad de revivir una experiencia reformista está agotada, la única salida posible, al igual que en los ’70, es la revolución socialista.
A pesar de que Montoneros contenía, en sus bases programáticas, elementos que podían aparentar una cercanía al socialismo, en realidad defendía un programa burgués. Un programa es una totalidad de la que no pueden aislarse tales o cuales medidas, muchas veces redactadas para atraer y confundir, sino por la orientación que se desprende del conjunto ese plan. Si el objetivo (justicia social), los aliados (Iglesia y empresarios nacionales) y la dirección (Perón) son burgueses, entonces, el programa lo es. No caben dudas de que Montoneros debía lidiar con una serie de energías y hasta voluntades revolucionarias, pero se encargó de contenerlas dentro de la importante masa que constituía el campo reformista. Esa acción resultó fatal, no sólo para los revolucionarios, sino para el conjunto de la clase obrera que tuvo que pagar la contrarrevolución con el deterioro de sus condiciones de vida. El peronismo, durante la mayor parte de su historia, no fue sino una máquina de ilusiones peligrosas. En sortearlas reside la clave del éxito.
1 Por lo menos hasta los primeros meses de 1973, Montoneros reiteró los mismos planteos programáticos elaborados en este documento, que a su vez se encuentran de manera dispersa en los diferentes comunicados sobre acciones armadas.
2 Pacheco, Julieta: “Reformismo armado”, en El Aromo, n° 60, 2011.
3 “Montoneros. Línea político militar. Documento interno”, 1971, en Baschetti, Roberto (Comp.): Documentos (1970-1973), de la guerrilla peronista al gobierno popular, p. 249-270. Las citas a continuación pertenecen al mismo documento.
4 “La Tercera Posición. Mensaje leído en su nombre el 7 de septiembre de1973, en la IV Conferencia de Países No Alineados, realizada en Argel”, en Discursos y Mensajes del Tte. Gral. Juan D. Perón. Junio a octubre de 1973, Presidencia de la Nación, Secretaria de Prensa y Difusión, Editorial Codex, Buenos Aires, 1975, p. 79
5 Ibídem, p. 82.
6 Ibídem, p. 83.
7 Ídem.
8 Ídem.
Es sorprendente la similutd en los aciertos y en los errores entre los Montoneros y el MIR chileno.
En mi opinion la causa es la debilidad relativa del sector obrero dentro del movimiento popular. En Argentina es debido a su amplia clase media, y en Chile es debida a la gran influencia reformista del PC
¿Que señala la debilidad hegemonica obrera?., ¿por que no puede superar las deficiencias de sus direcciones y liderar el campo popular?. Eso supera al peronismo o al allendismo. Ambos son consecuencias de una correlacion de fuerzas en el seno de la sociedad, en el que las posibilidades de direccion, y con ello su programa, se ha debilitado con el correr del tiempo
¿estamos tranistando en una nueva realidad de orden mundial?, ¿ es aplicable tal cual la ortodoxia marxista en una sociedad que dejo de producir obreros, y ahora produce cesantes con bonos estatales?