Día de la soberanía en Malvinas. Nada en juego para los trabajadores

en La Hoja Socialista 19/Novedades

Este 10 de junio se conmemora el Día de la Soberanía sobre Malvinas. Pero, ¿qué se argumenta para decir que las “Malvinas son argentinas”? Básicamente, dos cosas: “esto es mío porque me lo merezco históricamente” y “esto es mío, porque yo estoy cerca”. Veamos si esto tiene algún sentido.

El primer argumento es el “derecho histórico”. Argentina dice que heredó los territorios de España, ya sea por descubrimiento o por ley. Sin embargo, no hay acuerdo histórico sobre quién descubrió las islas: podrían haber sido españoles, ingleses u holandeses. Y por ley, no hay mucho: España se basaba en un escrito de un Papa en el siglo XV que decía que buena parte de América era española. Un criterio ridículo que significaría que decir que una parte de Brasil y Norteamérica eran españolas. En realidad, en aquella época, para hacerse dueño legal de algo había que asentarse, no apelar a un papelito. Algo que los españoles no hicieron en Malvinas.

Argentina entonces saca otra carta. Dice que España las consiguió de un traspaso de Francia que fue el primero en asentarse en 1764. Pero la realidad es que fueron españolas casi por descarte. Franceses e ingleses se retiraron luego de algunas idas y vueltas. ¿Por qué? Porque la tierra era inhóspita. Así, en Malvinas pasó a habitar una pequeña gobernación española hasta 1811, cuando se retiró a Montevideo. Nadie las reclamó durante una década. Se ve que no había mucho en juego. Ahora bien, con el argumento de la herencia de España, ¿por qué ese “derecho” sobre las Malvinas sería “argentino” y no paraguayo, boliviano, chileno, uruguayo o incluso brasileño?

Por eso, Argentina saca su otra carta “histórica”. Argumenta que Buenos Aires gobernó las islas entre 1823 y 1833, antes de la invasión británica. Pero el reclamo “soberano” en realidad era una apuesta a futuro. Argentina no existía y Buenos Aires se limitó a mandar una comitiva de arribistas -muchos europeos- para ver si hacían pie en el Atlántico Sur. Esa era toda la “población nacional”. Establecieron una gobernación débil que cayó bastante rápido. ¿Qué hizo Buenos Aires después? Protestó un poco pero no mucho más. Tuvo la chance de recuperarlas cuando Inglaterra retiró sus naves, pero prefirió dedicarse a expandir la frontera hacia el sur. Era más negocio. Por algo Rosas trató de venderlas a cambio de la deuda de la casa Baring Brothers.

Por otro lado, el reclamo geográfico habla de la “continuidad” de las placas y unas leyes del siglo XX. El asunto es que el derecho geográfico es una mentira que se resuelve realmente por las relaciones de fuerzas. Cuando las naciones toman forma, las burguesías ganan y pierden territorio. En su camino a la construcción del Estado nacional, Argentina conquistó muchos territorios (Patagonia, Chaco) y perdió otros tantos (Banda Oriental, Sur de Brasil, Alto Perú y Paraguay).

Así, desde el derecho burgués, no hay mucho para reclamar y las islas pertenecen más bien a los kelpers, que son quienes viven ahí. Es un territorio que nunca formó parte de ningún estado en términos reales antes de la ocupación británica. Y si hubo una “voluntad soberana”, fue la de pertenecer a un Estado real (Inglaterra) frente a un proyecto de nación de un grupo de ganaderos envueltos en una guerra civil.

Fuera de esta discusión, vamos a lo más sustantivo: ¿en qué le sirve a la clase obrera que Argentina recupere las Malvinas? En nada. ¿Por qué? Porque si la Argentina no es de todos –es de la burguesía-, las Malvinas tampoco lo serán. Supongamos que Argentina “recupera” las Malvinas… ¿quién se beneficia, si es que puede? ¿El obrero común o el capitalista asociado al Estado que corre a hacer buenos negocios? ¿Se va a beneficiar el obrero precarizado que pelea por estabilidad laboral? ¿O el capitalista que, como en Vaca Muerta, recibe millones en subsidios? Eso sin mencionar que el Estado tendrá que gastar en Defensa militar –porque no todo es tan sencillo- una suma exorbitante, mientras los hospitales y escuelas de nuestro país se caen abajo.

¿Cuántos beneficios tuvo la clase obrera de los recursos que dispone la Argentina? Tenemos las mejores tierras y durante diez años una renta agraria récord. Pero con toda esa plata no se revirtió el 35% del empleo en negro, el 26% de pobreza y una desocupación que ronda entre el 25 y 28%. Con tanta riqueza, tenemos un país de 13 millones de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza.

Aunque el gobierno plante una bandera argentina en Puerto Stanley, las Malvinas no van a ser nuestras. Sencillamente, porque la Argentina no lo es. No vamos a ver un peso de todo eso que se explota porque en el banquete del capitalismo somos siempre los convidados de piedra. Entonces, la primera tarea no es recuperar Malvinas, sino recuperar la Argentina para la mayoría de los “argentinos”. O sea, los obreros.

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