Se aproxima el cierre del año y se vienen momentos de balance. A esto se suma, como cada año, el Congreso de Suteba y las asambleas donde se discute y vota el documento de Memoria y Balance Anual que presenta la conducción celeste. Hace varios años que la dinámica que se da es la siguiente: son asambleas poco masivas donde la conducción celeste presenta su balance, es aplaudida por sus militantes y la oposición multicolor presenta un balance contrario. Esto, en un marco donde la docencia en general participa muy pocoFrente a esto, un balance de los que estamos en las escuelas sufriendo las consecuencias de un año durísimo se torna imprescindible.Cómo vivimos:Una familia necesitó para vivir en octubre según los datos de ATE Indec, $ 188.055 en la provincia de Buenos Aires (exceptuando GBA) y de $ 204.924 pesos en GBA. El salario testigo en ese mes fue de $96.050,96. Es decir que estamos muy por debajo de alcanzar una canasta de consumos mínimos. Esto divide a la docencia en dos partes. Por un lado, quienes recién se inician que están subocupados, desempleados o trabajando por fuera del estatuto en planes de “fortalecimiento de trayectorias” sin estabilidad laboral y por fuera del estatuto. Por otro lado, los que tienen más antigüedad y deben trabajar dos o tres turnos para llegar a fin de mes. Ni hablar, con este panorama, de la formación docente, de hacer cursos, maestrías, licenciaturas, porque ya no queda ni sueldo ni tiempo para eso.Unas y otros sufrimos lo mismo: el burn out, el agotamiento, la violencia, la sensación de pérdida de sentido de nuestra labor. Las escuelas se volvieron hace décadas lugares de contención donde “lo que se enseña”, aquello para lo que nos formamos, pierde importancia. Empezamos la carrera, e incluso cada ciclo lectivo, con muchas ganas de “enseñar”, de mostrar lo lindo que hay detrás del “aprender” y terminamos agotados arañando el 28 de diciembre. Queremos que sientan lo maravilloso de disfrutar un poema o un lindo cuento, pero tenemos que enseñarles a leer, a interpretar una consigna. Queremos que puedan resolver un problema pero debemos darles instrucciones y pasos precisos porque si no se pierden. Queremos poder charlar de lo linda que podría ser la vida, del potencial que cada una/o de ellas/os tiene pero tenemos que estar viendo que se peguen, se dejen escuchar, no se tiren con las tizas, no se escapen del aula. Tal vez, alguno de todos los grupos que tenemos nos hace los momentos más gratificantes, pero es la excepción y no la regla. Estar 6 u 8 horas pidiendo silencio, volviendo atrás en los contenidos, explicando mil veces lo mismo, con aulas súper pobladas, nos deja sin energía para la vida. Nos frustra porque muchas/os elegimos esta profesión con mucho entusiasmo, pensando en el potencial que tiene y nos vemos atados de pies y manos.Más desesperante aún resulta la situación de las colegas que debieron “aceptar” la 5ta hora. Esa medida anunciada por el gobierno como la que iba a solucionar el problema educativo, es demagógica y electoralista, solo metió más carga a las compañeras de primaria. Con el pretexto de que era “a elección” trabajar la quinta hora o no, sobre la necesidad de los bolsillos docentes aumentó la sobreexplotación, lo que les pagan por esa hora es una porción del aumento que no reciben. Kicilloff hace lo mismo que Larreta en Ciudad con las jornadas EMI, ofreciendo migajas a cambio de la autoexplotación. Lo mismo cabe decir para las compañeras que trabajan en escuelas de jornada completa y no tienen ni tiempo de almuerzo porque están bajo el cuidado de alumnas/os.Cruzamos los dedos para que no se enferme nadie de nuestra familia ni nosotras porque la respuesta de la obra social es una lotería. Insumos que no se entregan, prácticas médicas que no se autorizan en tiempo y forma, y pago de coseguros, son situaciones de la vida cotidiana. IOMA ya batió récord, además en abandono de pacientes oncológicos a las que no les llegan los medicamentos en tiempo y forma. No se exagera ni un poco cuando decimos que es la obra social del abandono y la muerte.Los edificios en los que damos clases y estudian nuestras hijas/os y estudiantes están en sintonía con la situación general. Kicillof viene prometiendo grandes cambios con su programa “Escuelas a la Obra”, anunciado y reanunciado hasta el cansancio. En concreto tenemos lo de siempre: mampostería que se cae, aulas pequeñas, escaleras sin antideslizantes, escuelas cerca de basureros, falta de agua potable, falta de gas natural, cocinas que explotan, ratas. La lista es interminable.A esta situación dentro de las aulas se suma lo que vivimos y viven las familias de nuestros estudiantes fuera de la escuela. Alumnas que desaparecen, alumnos asesinados en robos o por gatillo fácil, familias desocupadas, estudiantes que deben salir a cartonear, situaciones de adicciones. Esta lista también es interminable. Por eso, cuando desde la burocracia celeste nos salen a decir que no nos quejemos “porque otros sectores que están peor” la respuesta no puede ser darles la razón sino organizarnos porque hay que cambiar, en conjunto y unidad con las familias de nuestros estudiantes, todo lo que necesita ser cambiado ya.La educación de calidad para la clase obrera es la causa común que nos une. La lucha contra el embrutecimiento de unos se encuentra con la lucha por nuestras condiciones de trabajo.Las lecturas de la situaciónEn general, por izquierda y por derecha, se considera mal hablar de esta situación que contamos. La pobreza y la degradación se romantizan. Por eso, se esquiva tomar pruebas estandarizadas, relevar datos, hacer un balance del estado de situación. Es comprensible que lo haga la burocracia pro gobierno. En una crisis sin precedente desde 2001, Baradel y compañía se encargaron de apagar cualquier mecha que se encendiera en la docencia bonaerense. Mientras que en otras provincias, incluso el kirchnerismo se tuvo que acoplar a las movilizaciones autoconvocada que surgían. Llegaron a la canallada de que la CTERA no mencionó entre las provincias en lucha a La Rioja, porque allí gobierna el Frente de Todos. Defienden patrones, no a los trabajadores.En Buenos Aires, Baradel hizo los deberes a la perfección: defendieron el cierre de los Fobas, cobrar la mitad de la canasta familiar, cerraron la boca frente a los problemas edilicios (como la hornalla que explotó nada menos que en Moreno), justificaron los miles de docentes por fuera del estatuto que trabajan en planes precarizadores, etc. Semejante ajuste pasa por el trabajo de desmoralización y desmovilización que vienen haciendo. Se jactan de ganar las conducciones del sindicato pero no dicen que no vota ni el 80 % del padrón.Ahora bien, es notable que la izquierda tampoco logra emocionar ni movilizar a la docencia. Esto se da por posicionamientos demasiados sindicales que no toman el problema globalmente. Esto es inadmisible entre quienes queremos cambiar las cosas. Plantar cara a la situación nos va a permitir armarnos para enfrentar a los verdaderos culpables: todos los gobiernos desde hace al menos 70 años.Qué podemos hacer¿Por qué la profesión que debiera ser la más linda del mundo se transformó en esto? La degradación educativa es el reflejo de una sociedad que también se degrada. La escuela pierde sentido en una sociedad que no sabe a dónde ir. Es muy importante discutir las formas pedagógicas, pero la experiencia del mundo muestra que diferentes modelos educativos son igual de exitosos. Por eso, antes que eso, es fundamental pensar qué sociedad queremos.¿Queremos una sociedad que tome el camino de ser una granja de cerdos para China, o queremos una sociedad que tome el camino de ser punta en energía nuclear y robótica? Si queremos lo segundo, vamos a necesitar una educación de calidad, que forme mano de obra calificada en una gran cantidad. Ahí sí, será fundamental discutir la calidad de la formación docente, la cantidad de alumnos por docente, la infraestructura de la escuela, obviamente los salarios, y muchas cosas más. Pero la sociedad actual, que solo les ofrece a nuestros alumnos el futuro de una mochila de entregas y una bicicleta, nos lleva indefectiblemente al primer camino.En esta sociedad, la educación pasa a ser, para la clase dirigente, la política del “siga siga” o “pase pase” que lleva a la teatralidad del “hacer como si”. En el medio, podremos conseguir alguna mejora salarial en algún que otro año, o alguna conquista que valga la pena, aunque en realidad todo lo que se consigue con la lucha lo vale. Pero si de verdad queremos poner en pie una educación científica, laica y feminista, debemos proponer, no solo una alternativa sindical, sino, y sobre todo, una alternativa política. Si no tenemos que proponer, damos lugar a que en nuestros alumnos y sus familias cale hondo la ideología liberal que se expande cada día más. Por eso, debemos plantear una salida política: la trasformación de la sociedad y las relaciones sociales sobre las que se funda. Proponemos luchar y seguir organizándonos por cuestiones de mínimas:Salario inicial igual a dos canastas totalesDesdoblamiento de cursos. Grupos reducidos para poder hacer un mejor seguimientoCreación de cargos. Queremos que se revalorice la tarea docente. En lugar de “programas de fortalecimientos”, todas/os dentro de la escuela bajo el estatuto docente.Paritarias de contenido. Queremos decidir qué enseñamos y para qué.Plan de infraestructura. La justicia real por Sandra y Rubén es que las escuelas dejen de ser un cromañón en potencia.Además, tenemos un programa para empezar a cambiar la sociedad mientras construimos el socialismo. Proponemos que te sumes a nuestro partido, Vía Socialista. Queremos crear un Estado productor que planifique el desarrollo de la productividad para crear trabajo estatal en empresas productivas centralizadas. Trabajo productivo y eficiente mejora la situación con todas y todos adentro: requiere docentes y alumnos más formados.Corriente Nacional Docente Conti-Santoro, 22 de noviembre de 2022
Docentes: rechacemos el DNU de Milei
Al DNU y la Ley Ómnibus hay que rechazarlos, pero a Milei