De mala madera. Condiciones de trabajo y crisis en la industria forestal de Misiones
La burguesía forestal, descarga su crisis sobre los obreros madereros a través de la reducción de jornadas y despidos masivos. Las conducciones sindicales, lejos de luchar, apuntalan el reclamo burgués de subsidios y proteccionismo.
Ezequiel Flores
TES – CEICS
Misiones concentra el 30% de los aserraderos y el 37% de los trabajadores madereros del país.1 En la provincia, 731 aserraderos junto con 17 fábricas de madera terciada y compensados de fenólicos, ocupan alrededor de 12 mil obreros que representan más de la mitad de los puestos de trabajo directos que genera la rama forestal en el distrito. El 96% de los aserraderos misioneros califica como “pequeña empresa”, al producir mensualmente menos de 600m3 de madera que abastece principalmente a la construcción. Al operar únicamente en el mercado interno, sufren las consecuencias de la contracción de la demanda: en años anteriores, el consumo nacional mensual de madera aserrada fue de 14.000 m3, mientras, en 2016, se redujo a la mitad. Por otro lado, según los empresarios, los altos costos de logística, la carga impositiva, junto con los aumentos en las tarifas –luz y combustible-, cierran las posibilidades de exportación para el grueso de los industriales forestales. Al mismo tiempo, la apertura de las importaciones, a partir de fines del año pasado, complicó al sector de madera terciada y fenólicos, ya que las importaciones brasileñas son 40% más baratas. Las mismas hoy cubren más de la mitad de la demanda en este rubro. Frente a la contracción del mercado interno y la incapacidad para competir en el exterior, la burguesía forestal comenzó con suspensiones y reducción de jornadas laborales en abril.
Nucleados en la Unión de Sindicatos de la Industria de la Madera de la República Argentina (USIMRA) -enrolada en la CGT de Moyano-, la representación gremial de los madereros en Misiones se reparte en tres: Sindicato Obrero de la Industria maderera de Eldorado, Unión obreros de la industria maderera de Gral. Manuel Belgrano y el Sindicato Obrero de la Industria Maderera de Posadas. Las conducciones sindicales, aunque reconocían suspensiones y preveían despidos, no lucharon, sino que apuntalaron el reclamo burgués de subsidios y proteccionismo. En otras palabras, corrieron detrás del lamento de los burgueses ineficientes, mientras los obreros madereros veían empeorar su ya calamitosa situación laboral.
Precarizados
Montados bajo tinglados, en la mayoría de los casos sin paredes laterales, las condiciones del espacio físico de trabajo en los aserraderos resultan en extremo precarias. Los obreros son expuestos tanto a factores climáticos como las oscilaciones en la temperatura. Por otro lado, resulta elevado el riesgo de incendio, debido al incorrecto estibamiento de insumos y productos finales junto con la acumulación de polvo y aserrín. La dispersión de éste último, produce enfermedades que afectan el sistema respiratorio –rinitis, bronquitis crónica- como también padecimientos e irritación en piel y ojos. A esto se le suma la contaminación sonora, provocada por el ruido de la maquinaria que produce daños progresivos de la audición (hipoacusia).
En las tareas de trozado de rollizos, descarga y aserrado de los mismos, el esfuerzo físico producto de la carga de peso puede causar aprisionamientos o aplastamientos de las extremidades por caída o deslizamiento de troncos. Las operaciones de corte de sierra resultan en extremo riesgosas, sobre todo porque la mayoría no cuenta con las protecciones necesarias, pudiendo producirse cortes, amputaciones de dedos, manos y/o brazo. Otro riesgo es la rotura de la hoja de la sierra principal o sin fin, que puede ocasionar cortes. Para evitar la rotura, la misma debe afilarse y al hacerlo se despiden chispas que pueden producir laceraciones en los ojos. Con tantos riesgos, resulta alarmante la falta de Elementos de Protección Personal (EPP) provistos por las empresas. Incluso es frecuente que sean los propios obreros quienes deban comprarlos.
La mano de obra de los aserraderos es eminentemente masculina. Las mujeres se emplean de manera minoritaria en tareas administrativas, de limpieza o cocina. El mercado laboral se compone en su totalidad de trabajadores locales. La edad de inicio en la actividad se sitúa entre los 13 y 15 años, lo que repercute en altos niveles de escolarización incompleta. Las tareas que se realizan en los establecimientos no requieren calificación formal. Resulta común que quienes comiencen a emplearse en los puestos más bajos de las categorías que reconoce el Convenio Colectivo de Trabajo (CCT), tras muchos años de trabajo, logren ascender. Los niños se incorporan en tareas como el barrido del establecimiento y limpieza de maquinarias, viéndose expuestos a lesiones.2 Para dimensionar lo riesgoso de esta tarea, sirve de ejemplo el caso de un obrero que realizaba tareas de mantenimiento en una máquina y perdió la vida al ser arrastrado por ella.3
El CCT reconoce dos categorías ocupacionales centrales, a partir de las cuales se subdividen las otras: ayudante y oficial. En la mayoría de los aserraderos, se encuentran presentes las siguientes categorías: oficial, oficial especializado, ayudantes de oficiales y peón ayudante. Si bien se reglamentan los requerimientos para ser contratado en una determinada categoría o ascender en la escala, generalmente esta decisión queda a criterio del empleador. De esta manera, un trabajador puede ser contratado en una escala inferior a la tarea que realmente realiza, percibiendo una menor remuneración. El empleo en negro facilita esta situación. En este sentido, se denunciaron casos de cooperativas ficticias, tras la cuales se ocultaba la contratación de trabajadores, permitiéndole a los empleadores no pagar cargas sociales.4 En la mayoría de los establecimientos, se trabaja nueve horas diarias de lunes a viernes y los sábados medio día. Los salarios se abonan quincenalmente. El sueldo básico de un peón de industria se aproxima a los $8.000, muy por debajo de la canasta básica familiar que supera los $15.000. En el caso de los obreros registrados, resulta común que se pague un porcentaje salarial en negro. Para los no registrados, el salario no contempla gastos en almuerzo ni EPP y tampoco perciben paga por presentismo. Por último, se mantienen pautas de productividad al pagarse un “plus”, a pesar de ser, como hemos visto, una actividad altamente riesgosa.5
Complicidad sindical
En abril de este año, tanto los gremios como las cámaras empresariales de la provincia reconocían suspensiones, reducciones de jornadas laborales y preveían inminentes despidos. Ese mismo mes, las fábricas de terciados y compensados fenólicos y, en menor medida, los aserraderos, redujeron la semana laboral a tres o incluso dos jornadas, recortando también las horas trabajadas por día. Esto significa que los obreros madereros perdieron entre un 25% y 50% de su salario. En mayo, el SOIME, que nuclea a 2.500 trabajadores en localidades donde se localiza la mayoría de los aserraderos y empresas de compensados –Montecarlo, Eldorado y San Pedro- se declaró en alerta por suspensiones y riesgo de despidos. El 13 de mayo, convocó a una movilización en Eldorado con el objetivo de alertar a las autoridades acerca de la situación crítica del sector. Hubo también manifestaciones en Montecarlo. Siendo uno de los gremios más grandes, a pesar de algunas manifestaciones, no protagonizó contundentes medidas de fuerza ni buscó detener las suspensiones. Más bien, se alineó con los reclamos de las cámaras empresarias, exigiéndole al Estado nacional que frene las importaciones. Mientras tanto, el conjunto de los gremios cerraron paritarias por un magro 20% de aumento, a pagarse en dos tramos, a pesar de que la inflación disparada a partir de abril redujo los salarios de los obreros del sector casi un 40%.
A partir de junio, los despidos se masificaron y, en julio, las reducciones horarias alcanzaron a más de 1.200 madereros, pero las conducciones sindicales siguen reclamando lo mismo: proteccionismo para las pymes forestales. Tan sólo han sumado a sus demandas la reapertura de paritarias. A pesar de que cientos de obreros ya se quedaron en la calle, y que esto presiona a la baja salarial de sus pares que aún conservan su empleo, los sindicatos no han contabilizado la cantidad de puestos de trabajo perdidos en lo que va del año, ni se proponen luchar para reincorporar a los despedidos.6
Por nuestros intereses
Ineficientes, los empresarios de la industria forestal avanzan sobre las condiciones de reproducción social de los trabajadores madereros, mientras las conducciones sindicales compran el llanto burgués. Se hace necesario que los madereros forjen una organización sindical con independencia de clase y que elaboren un plan de lucha que para defender sus puestos de trabajo, exigiendo el fin de las suspensiones y reducciones de jornadas y la incorporación inmediata de todos los despedidos. Pero el problema no termina allí: es preciso intervenir políticamente. Se impone la necesidad de reconstruir la experiencia de las Asambleas Nacionales de Trabajadores, que unifique a los trabajadores ocupados y desocupados bajo una dirección centralizada.
NOTAS
1Sánchez-Acosta, Martín, y Vera, Luis: Situación foresto industrial de Argentina al 2005 (Ejemplo de una cadena forestal). Disponible en: http://goo.gl/bDJZn1
2Mapa de trabajo infantil de la provincia de Misiones, 2012
3http://goo.gl/dia8n5
4http://goo.gl/GbWKhY
5Alberto, Marcos; Iñiguez, María José Itatí y Marensi, Patricio: “Prediagnóstico sobre Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo en la actividad de Aserraderos ·Mesopotamia”, 2006.
6http://goo.gl/3rQpGB