Corto de miras. Balance del desempeño electoral del Partido Obrero en las PASO de Chaco – José Almeida

en El Aromo nº 97

Corto de miras. Balance del desempeño electoral del Partido Obrero en las PASO de Chaco

En Chaco viven las fracciones más sumergidas de la clase obrera, a las que el capitalismo no les garantiza siquiera la reproducción biológica más elemental. En este escenario, la izquierda no logró un crecimiento atendible. Y ello muestra el fracaso de las consignas sindicaleras del trotskismo.

José Almeida

RyR-Chaco


El mes pasado, tres provincias tuvieron sus elecciones primarias: Corrientes, La Rioja y Chaco. En la primera, donde se elegía intendente para la capital, el FIT no participó pues no tiene presencia en la provincia. En las otras dos, lo que se votaba eran legisladores provinciales. En La Rioja, el FIT cosechó un 1,61% de los votos, lo que lo dejó por detrás de Izquierda al Frente por el Socialismo que obtuvo un 1,90%, una diferencia de aproximadamente 250 votos. Sin embargo, lo que interesa analizar es el desempeño electoral en Chaco, donde el Partido Obrero caracterizó que se alcanzó una “gran elección”.[1] En esta nota examinamos los resultados y la campaña que llevó adelante.

 

Los resultados

 

Las PASO provinciales tuvieron lugar el 4 de junio y a ellas se presentaron 23 listas de distintos frentes electorales. El kirchnerista Frente Chaco Merece Más (FCHMM) de Domingo Peppo y Daniel Capitanich, que compitió con 11 listas en su interior, alcanzó el primer puesto con el 49,95% (243.371 votos). Cambiemos, por su parte, se quedó con el segundo lugar al obtener un 33,79% (164.616 votos). Sin embargo, lo destacable es que la alianza macrista ganó en Resistencia, capital provincial, cuya intendencia está en manos del “Coqui” Capitanich. El tercer lugar quedó en manos del PO, quien obtuvo 21.602 votos, lo que hace un 4,43%. Vale aclarar que en esta provincia no existe el FIT, porque en Chaco no está presente ni IS ni el PTS. En razón de ello, la provincia se ahorró el espectáculo lamentable que montó la izquierda la primera quincena de junio en torno a si Pitrola, si Del Caño, si rotamos mes más, mes menos…

Con resultados parciales, el PO se apresuró a caracterizar la elección como un “enorme salto”. Eso dijo Pitrola, cuando con el 36% de las mesas escrutadas el partido alcanzaba el 8,41% de los votos.[2] Sin embargo, el avance del escrutinio fue disminuyendo la cifra, que finalmente se desplomó a casi la mitad. El balance del partido, por el contrario, no cambió demasiado. Dos días después, mantuvieron su caracterización comparando los resultados con las PASO 2013. Conviene entonces que pongamos los resultados actuales en la perspectiva de las elecciones desde 2011, año en que se crea el FIT.

En las PASO 2011 el PO obtuvo el 0,84% de los votos, mientras que en las generales obtuvo un 0,78% para gobernador y un 1,17% para diputados. En esa ocasión, en la capital, uno de los distritos más favorables para el partido, obtuvo el 3,43% y en Puerto Tirol, centro industrial de la provincia –donde se cuentan algunas tanineras, frigoríficos, aserraderos y fábricas textiles-, un 3,43%.

En las primarias de agosto de 2013, el PO obtuvo 14.000 votos (2,52%), con un 5% en el Gran Resistencia y un 3,5% en Tirol. En las generales, estos guarismos se duplicaron: 29.000 votos totales (5%), con un 10% en el Gran Resistencia y un 7% en Tirol. En las primarias de 2015, el PO se mantuvo como tercera fuerza obteniendo el 1,93% (11.359 votos) para la categoría a gobernador y el 2,26% (13.236 votos) para diputado provincial. En las generales, obtuvo 2,26% y 3,41%, respectivamente. Si se mide el mejor desempeño, es decir el de cargos legislativos de las elecciones generales y se lo compara con el 2013 ha habido un retroceso, pues del 5% se desciende al 3,41%. En general, esto se atribuye al efecto de las elecciones ejecutivas, donde la izquierda suele aparecer como una opción menos plausible, mientras que en las legislativas mejora su desempeño bajo la idea de que “haya una voz crítica en el parlamento”. Un “voto Carrió” que no es indicador de un avance de la conciencia en sectores del electorado ni expresa un voto por el socialismo.

Volvamos ahora a las PASO actuales. Ya dijimos que el PO cosechó un 4,43% que representan 21.602 votos. En Resistencia y Puerto Tirol los guarismos alcanzaron el 8,79% y el 7,48%, respectivamente. En efecto, el mejor desempeño electoral se da en el departamento de San Fernando (donde está Resistencia) y Libertad (donde está Puerto Tirol), de allí surge el 80% de los votos totales que recoge el partido, mientras que el promedio de votos en el resto de los demás departamentos se ubica en el 1,37%. Eso es lo que explica por qué inicialmente parecía una mejor elección, dado que Resistencia portó las primeras mesas escrutadas.

Naturalmente, este desarrollo deficitario en el interior de la provincia responde al hecho de que en San Fernando y Libertad se concentra buena parte de los votantes (el 25%) y, sobre todo, la fuerza militante del PO, que es el factor central para motorizar la campaña y aportar fiscales. Sin embargo, no debe desestimarse el valor de las consignas y spots, que son los principales insumos para conquistar a la población a la que la militancia personalmente no llega. Sobre esto, volveremos en el próximo acápite.

Si se lo compara con las PASO del 2013, es decir con el mismo tipo de elección (legislativa), casi se han duplicado los votos. De allí el balance positivo: de repetirse la variación de PASO a Generales de 2013 (es decir, de duplicarse el resultado), se estaría pasando holgadamente el 5% necesario para que el partido coloque un diputado provincial.

Si la meta en las elecciones es la conquista de diputados, el balance del PO es correcto. Ahora bien, si se tiene un poco más de ambición, el resultado es magro y debe ponerse en relación a otro dato: los votos en blanco, los impugnados y el ausentismo. Chaco para estas elecciones contaba con 908.073 electores empadronados, de ellos votaron 513.177, es decir solo un 56,5% de quienes estaban habilitados. De los que fueron, el 5% votó en blanco o impugnó. Esa fue la verdadera “tercera fuerza”. Pasando en limpio, el 46% de quienes estaban habilitados a votar rechazó al conjunto de los partidos políticos. Si medimos los votos que recibió el PO contra el total de votantes, su 4,43% se reduce a un 2,3%. Hay una enorme masa de trabajadores descontenta o escéptica, una enorme masa que puede ser conquistada por la izquierda. Pero que, por ahora, rechazó a los partidos patronales y también a la izquierda. Conviene entonces examinar con qué consignas fueron interpelados.

 

La campaña

 

Toda la campaña del PO en la provincia estuvo inscripta en la consigna general con la que el partido salió a intervenir en las elecciones nacionales: “En defensa de los trabajadores, siempre”. Ya la idea de la “defensa” es sumamente sindicalera. Pero lo cierto es que la consigna carece completamente de contenido y puede ser suscripta tranquilamente por cualquier candidato patronal.

En sintonía con ello, el PO chaqueño en varios de sus spots, hizo hincapié en la “defensa de las fuentes de trabajo” y la responsabilidad del ajuste a los gobiernos nacional y provincial. Sobre este último, denunciaron el miserable 6% de aumento salarial a los docentes y estatales en contraste con los tarifazos en luz y gas. Frente a ello plantearon la apertura de las cuentas de las empresas al control popular, la nacionalización del conjunto del sistema eléctrico bajo control de sus trabajadores, y un salario igual a la canasta familiar. Incluso, en uno de los spots abiertamente se dice que “necesitamos un partido para defender los salarios”.[3]

Por otro, lado adscribieron a una consigna pinosolanista, es decir peronista: “Que vuelva el tren”, en referencia al cierre del tren metropolitano. Sobre el cierre de las fábricas Pampero y TN Platex de Puerto Tirol plantearon su reapertura bajo control de los trabajadores para terminar con los despidos y defender las fuentes de trabajo. Respecto a los femicidios, redes de trata y violencia contra las mujeres, denunciaron  la desaparición de Maira Benítez y el asesinato de Isabel Sánchez y se pronunciaron por trabajo, vivienda y asistencia a las víctimas con recursos manejados por representantes electas por las propias mujeres y no por funcionarios del Estado. En este sentido, exigieron la destitución de jueces y fiscales que aseguran la impunidad de violadores y asesinos. Además se manifestaron en contra de la precarización laboral, el trabajo en negro y la explotación que afectan “sobre todo a las mujeres y a la juventud”.

Ya lo hemos dicho muchas veces. La campaña electoral del FIT no trasciende los límites del sindicalismo. Para nadie es novedad la ausencia del socialismo y de propuestas que trascienden los marcos del capitalismo. Este punto es notable un spot que protagoniza Aurelio Díaz, principal candidato, donde pone sobre la mesa el déficit de la vivienda y la desocupación en construcción.[4] La solución para ello sería

 

“un plan de obra pública para resolver los gravísimos problemas de infraestructura y vivienda de la provincia, financiado con impuestos extraordinarios al gran capital y bajo control de delegados electos por los trabajadores de la construcción, de cada barrio y pueblo de la provincia.”[5]

 

Naturalmente, la consigna como solución transicional no parece incorrecta, aunque los socialistas somos enemigos del capital, no nos importa si es grande o chico. Pero lo más interesante es que no denuncia ambos elementos (el déficit de la vivienda y la desocupación en construcción) como el resultado de un tipo de sociedad, la capitalista, que se conduce de manera irracional y se ordena en función de la ganancia y la explotación. Ni hablar de plantear el socialismo como solución a esos problemas.

 

Una apuesta equivocada

 

El PO viene teniendo un crecimiento electoral, y es probable que en las generales de julio logre una “gran elección”, si entendemos por ello la conquista de nuevas bancas. Sin embargo, si atendemos más cuidadosamente al panorama de la provincia, el balance debe ser mucho más modesto. Como vimos, la mitad de electorado rechazó tanto a los partidos patronales como a la izquierda. Nadie cosechó ese descontento. Pero incluso, lo más revelador es que estamos frente a la provincia más empobrecida del país, la que tiene los peores indicadores sociales y económicos. Allí viven las fracciones más sumergidas de la clase obrera, a las que el capitalismo no les garantiza siquiera la reproducción biológica más elemental. No hace falta recordar los frecuentes casos de muerte por desnutrición que durante algunos minutos ocupan la pantalla de la televisión.

En este escenario, la izquierda no logró un crecimiento atendible. Y ello muestra el fracaso de las consignas sindicaleras del trotskismo. Cuando uno le señala a cualquier militante trotskista que sus consignas no superan el horizonte de la miseria (como el caso del “salario = canasta básica”), los compañeros argumentan que en un país semicolonial, desindustrializado y en crisis como la Argentina, esas consignas tienen un potencial revolucionario. Pues bien, Chaco muestra lo contrario. Lo más pauperizado de la clase obrera, no se vio atraída por esa propuesta. Es hora de que le ofrezcamos algo más ambicioso, una vida completamente nueva. El Socialismo.

Notas

1https://goo.gl/VrFuYJ

[2]https://goo.gl/28JCuL

[3]https://goo.gl/UdQx2r

[4]https://goo.gl/D7JnwD

[5]https://goo.gl/QbiQj6

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