Finalmente, los primeros días de julio se cerró la paritaria docente en la provincia de Buenos Aires. Después de una de las huelgas más largas de los últimos años y la movilización de cientos de miles de docentes, una larga tregua iniciada los primeros días de abril (solo quebradas por algunos paros nacionales o provinciales) y las elecciones sindicales en el medio, amedrentamientos varios, descuentos y amenazas de recupero de días caídos, los docentes conseguimos poco, muy poco. A partir del 28 de junio, la paritaria entró en la recta decisiva. Un final pre-anunciado: nuestro salario, tarde o temprano, iba a ser el convidado de piedra. Ya lo dijimos. La huelga de inicio del año se levantó el 8 de abril sin conseguir nada a cambio. Un gesto de “buena voluntad” de cara a la campaña electoral que el gobierno supo aprovechar. Con el tiempo a su favor, el gobierno estiró la presentación de propuestas nada superadoras. Mayo brilló por su ausencia y recién en junio luego de dos paros, uno convocado por las Multicolores el 9 de junio y otro convocado por la Celeste el 14 de junio corrida por el descontento de las bases, el gobierno maquilló su oferta y aprovechó para “capitalizar” el dinero ya invertido a cuenta de adelantos. La oferta que “destrabaría” el conflicto fue dibujada por Baradel y matizada por Vidal. Baradel sacó pecho afirmando que habían roto el techo salarial logrando un aumento del 27,4%. Como si fuera poco, declamaba haber derrotado el intento de Vidal por imponer el presentismo y desenmascarar su intento de ajuste ya que el acuerdo mostraba que plata siempre hubo. Por su parte, Finocchiaro expresó su satisfacción al haber alcanzado un acuerdo equivalente al 24% con los docentes en las aulas y a través del dialogo democrático. Ahora podía irse tranquilo a gestionar la Nación. La propuesta fue aceptada el lunes 3 de julio por parte de la Celeste, a través de una “encuesta” en las escuelas y rechazada por las conducciones multicolores en las asambleas realizadas el 30Ratificar el pliego de reclamos que dio orígen al conflicto, como los 15.000 pesos de básico, sin cuotas y al básico, obras de infraestructura, cupos de comedores y nombramiento de los cargos necesarios. de junio en cada una de las seccionales opositoras. Pero ¿en qué quedamos? ¿Obtuvimos un 24% o un 27,4%? Veamos.
Juntando monedas
El gobierno provincial buscaba imponer una pauta salarial del 18% pero guardaba la posibilidad de cerrar por unos puntos más, tal como ocurrió en la mayoría de las provincias. Para el año 2017, la recomposición que se firmó es de 21,5%. Los aumentos serán en dos tramos. El primero es de un 11% acumulado para abril en tres cuotas, el segundo del 10,5% llega recién en el mes de septiembre, es decir, la cifra total se cobra casi a fin de año. Además, dentro de este porcentaje de aumento la mayoría se destina a las sumas remunerativas no bonificables, esto quiere decir que si usted es jubilado, el aumento que reciba será mucho menor. Este es un punto importante porque esa, y no otra, será la cifra de referencia que el gobierno tomará para negociar en 2018.
Como ni el gobierno espera que la inflación baje, la paritaria se firmó con “cláusula gatillo”. Si la inflación medida por el INDEC supera el 11% del primer aumento en el periodo abril-junio, en julio se activa la cláusula gatillo, solo para compensar la diferencia entre abril y junio. Para que la cláusula se active en el segundo semestre hay que esperar que el INDEC haya establecido la inflación anual correspondiente a todo el 2017. Es decir, luego de perder poder adquisitivo mes a mes, el gobierno se ¿compromete? a reconocer algo. Pero a no abusar de su generosidad. La cláusula claudica el 31 de diciembre. El 2018 es otro cantar. Si bien el gobierno convocará a paritarias en noviembre, si no se llega a un acuerdo, y la inflación sigue su escalada los primeros meses del 2018 cercenarán aún más el poder adquisitivo de los flacos bolsillos docentes. Sí, se trata de un pésimo arreglo.
¿Por qué Baradel festeja un 27,4%? Bien, como parte de la recomposición salarial se toman los dos adelantos que fueron percibidos a lo largo de este año a cuenta de paritaria y se iban a descontar en futuros sueldos. Todas las partes coinciden en señalar que esa es la recomposición de la pérdida salarial del 2016 y todos callan que se trata de ítems en negro que no se computan en el salario básico. Sí, el famoso bono en negro. Si va a festejar que no entregaron el presentismo, yo no estaría tan seguro. El paquete final adiciona dos cuotas en concepto de Materiales Didácticos de $800 cada una, con carácter no remunerativo y pagado vía FONID. La primera se abona con el salario del mes de agosto, sujeto a los días trabajados entre marzo y junio. La segunda cuota será abonada con el salario del mes de septiembre por la cantidad de días trabajados entre julio y septiembre. Nuevamente la Celeste incorporó estos dos bonos a la cifra total. Acá encontramos dos mentiras más, por lo menos. En primer lugar, estos montos se cobrarán por única vez. En segundo lugar, en este ítem se aplica una clausula por presentismo encubierta. Todos aquellos que hemos adherido a los paros convocados percibiremos una cifra menor a los $800.
Luchar por otra vida
Esta paritaria del hambre nos perjudica a todos. Es necesario realizar un balance correcto de lo sucedido y pertrecharnos para el próximo combate. En el plano político, la victoria de Vidal, Bullrich y Finocchiaro los consolida no solo dentro de Cambiemos, sino a nivel político general. Es más, Bullrich encabezará las listas de senadores y Finocchiaro fue designado como Ministro de Educación. Han pecado de ingenuidad aquellos que se mofaban de Vidal al compararla burlonamente con Heidi. En los hechos estuvo mucho más cerca de Thatcher que de la simpática caricatura. Su estrategia fue tan vieja como eficaz: dejó correr el tiempo ganando posiciones a partir del desgaste, la vuelta a las aulas y la apelación a la “vocación docente” para generar fracturas internas. Con el apoyo de los medios de comunicación, logró instalar para las futuras discusiones cuestiones como el presentismo y la cláusula gatillo. Tampoco le tembló el pulso para descontar salarios a troche y moche, apelar a los voluntarios docentes y a decretar la posibilidad de dictar clases durante el receso invernal. Parte de sus planteos no son nuevos: la paritaria del 2014 incorporó los mismos ítems en la discusión, por mencionar solo el ejemplo más reciente. Entonces, si bien la avanzada no es nueva, la clave está en la acumulación de fuerzas que los patrones lograron para la próxima batalla.
Pero más importante es saber qué pasó en nuestro propio bando. En primer lugar, era imprescindible para continuar y fortalecer la lucha, unirse en acción con los gremios y seccionales combativas de otras provincias. En el caso de la provincia de Bs As, deberíamos haber realizado mayores acciones en conjunto con la docencia nucleada en ADEMYS. Siendo que todos los partidos políticos y las organizaciones de izquierda tienen injerencia en uno y otro sindicato, nunca se pronunció una acción en común más allá de los paros nacionales y una marcha de antorchas convocada por el gremio porteño. Estas acciones podrían haber colaborado en los esfuerzos para sostener la movilización. Un segundo punto fue el qué hacer ante la carpa itinerante y la tregua otorgada por la dirección provincial. Ya lo dijimos, la huelga debería haberse continuado, pero si se resuelve levantarla hay que mantener la dirección política. Pudimos haber elaborado una “contra carpa” clasista para nuclear a todos aquellos conflictos en los cuales la izquierda tenía un rol fundamental como dirección. Podríamos haber construido un espacio para visibilizar la etapa de ajuste y represión que veníamos sufriendo y hacer agitación política. Si bien el desgaste era evidente, al menos podríamos haber intentado sostener una experiencia política independientemente de las direcciones. Imagínense un lugar en donde se hubieran dictado talleres, cursos de formación política, se proyecten películas, se discutan y aborden los problemas que encaramos diariamente, etc. Con una organización eficiente, se podría haber garantizado su eficacia. Por último, es vital para las luchas que vienen, tomar como ejemplo lo que está sucediendo en Santa Cruz. La táctica de los paros alternativos no convence a nadie porque dio sobradas muestras de ser inútil ¿Quién está dispuesto a hacer un paro solitario de 24 hs luego de haber sufrido descuentos significativos? En el sur, los compañeros demostraron que es necesario ir avanzando con medidas graduales hasta llegar a consolidar una fuerza capaz de hacerle frente al gobierno kirchnerista. A su vez, estrecharon lazos políticos y sindicales con otros gremios que sufren lo mismo que padecen los docentes. Médicos, estatales, judiciales y docentes marchan juntos por las calles del sur. ¿Entiende por qué insistimos? Hay que diferenciarse. Hacerlo implica no solo una discusión de métodos. Si bien los métodos hacen una diferencia, se trata de diferenciarse programáticamente y no solo en las formas.
Si las fuerzas no dan, hay que buscar la forma de concientizar a los compañeros, explicarles y prepararlos para futuras batallas. Hemos obtenido un acuerdo que no alcanza siquiera a cubrir una mísera canasta familiar. Este 21,5% apenas nos deja algo más que la posibilidad de acceder al pan y la cebolla. Con esos dos bonos de $800 que recibiremos (y solo parcialmente), apenas cubriremos lo que gastamos diariamente en materiales de trabajo. Ya es hora de darle fin a esta situación miserable. Porque somos socialistas, porque somos seres humanos, queremos vivir y no sobrevivir. Las paritarias del hambre son una oportunidad más para denunciar a la educación burguesa por lo que es, al tiempo que se trabaja para transformarla en su contrario.