Brukman hoy. La lucha continúa… – Por Florencia Moreno

en El Aromo n° 44

Brukman hoy. La lucha continúa… 

Después de 7 años de la ocupación de esta fábrica, El Aromo visitó sus instalaciones y entrevistó a sus trabajadores para conversar sobre el camino recorrido y las perspectivas planteadas. Los problemas de financiamiento y
productividad en el eje de un debate sobre los límites de las cooperativas como solución a los problemas del capitalismo.

Florencia Moreno
Taller de Estudios
Sociales – CEICS

Pasó mucho tiempo ya desde que los trabajadores de Brukman ini- ciaron su lucha para recuperar lo que el capital les había negado, su puesto de trabajo. Esta empresa, como se sabe, es una de las tantas fábricas ocupadas del país. Cuan- do sus dueños dieron la muestra más ilustrativa de que la burgue- sía ya no puede cumplir su fun- ción social y abandonaron la fá- brica, dejando en la calle a sus empleados, éstos tomaron la sar- tén por el mango. Así los obreros y obreras de Brukman mostraron que son los trabajadores los que deben tomar la dirección del pro- ceso productivo.

Sin embargo, la experiencia Bruk- man, como todas las fábricas to- madas, muestra también los obs- táculos y peligros existentes. Mucha agua corrió bajo el puen- te, algunas batallas se ganaron y otras se perdieron: los  intentos de desalojo, la situación legal de la empresa, los problemas de fi- nanciamiento y productividad, el aprendizaje político. Cada uno de estos ítems presenta un problema a resolver y detrás de ellos hay un largo debate al respecto. Después de 4 años, El Aromo volvió a la fá- brica  y  entrevistó  nuevamente a

sus trabajadores.1

Repasemos

En sus inicios, los Brukman  ma-

nejaban tres compañías: Brukman

Construcciones, Brukman Her- manos (de electrodomésticos) y Brukman Confecciones. Las dos primeras fueron las primeras en quebrar, sin pagar las deudas con- traídas y dejando a los empleados en la calle. En 1999, cuando co- mienzan las irregularidades más serias en el manejo de la empresa de confección, se modificó su ra- zón social por “Cebex Argentina S.A.”, para que no se relacionara a los Brukman con los manejos de las dos anteriores. En el transcur- so de ese mismo año comenzaron los pedidos de quiebra contra Ce- bex. Finalmente, después de 18 pedidos y la clausura del estable- cimiento, en septiembre del 2000, se la declara en quiebra, siendo luego reconvertida en concurso preventivo en forma totalmente irregular2.

Como vemos la historia de Bruk- man comienza mucho  antes  de la crisis del 2001. Según los in- formes que reunió el equipo de abogados de los trabajadores, la empresa tuvo reclamos por no pa- garles la obra social desde el   ‘99.

Ese mismo año la AFIP-DGI le había reclamado más de 400 mil pesos por no pagar impuestos y la Aseguradora de Riesgos de Tra- bajo le rescindió el contrato por falta de pago en septiembre del 20013.

Cuando esta situación explota, y los dueños cierran la fábrica, los empleados decidieron tomarla y reanudar las actividades produc- tivas. La toma se  realizó,  el 18 de Diciembre de 2001, de ahí el nombre  que  lleva  actualmente la Cooperativa. En seguida lle- garon la represión y los intentos de desalojo, que fueron valiente- mente resistidos por los obreros, acompañados por organizaciones piqueteras, partidos políticos y asambleas populares. La situación legal siempre fue uno de los prin- cipales inconvenientes. Recién el 30 de octubre de 2003, la Legis- latura, después de una lucha sin descanso, aprobó la expropiación parcial de Brukman y su  entrega a una cooperativa constituida por sus trabajadores. Estableció tam- bién la cesión temporaria del edi- ficio y la expropiación, que apenas cubre el 40% del valor de las má- quinas. Terminado el plazo de dos años, la cooperativa debería com- prar el inmueble y las máquinas4. Hoy en día la fábrica sigue fun- cionando. El precario amparo le- gal que significaba la expropiación parcial ya venció y ahora se aveci- na una nueva y peligrosa lucha en ese ámbito. Por otro lado, puertas adentro, el propio proceso pro- ductivo también implica obstá- culos. ¿Cómo trabajan? ¿A quién le venden? ¿Cuál es su viabilidad económica? En nuestro recorrido por la fábrica conversamos sobre estos temas con los compañeros.

Así es Brukman

En  la  fábrica  actualmente   tra-

bajan 63 personas. Al momento de comenzar la lucha, había   135

trabajadores, de los cuales sólo se mantuvieron  hasta  el  final unos

  1. Brukman siempre se dedicó exclusivamente a la confección de ambos, es decir al conjunto de sa- cos y pantalones. No obstante, en la entrevista nos informaron que actualmente también están fabri- cando polleras o cualquier pren- da que ciertos clientes le solici- ten, pero en menor cantidad. El mismo día de la entrevista, por ejemplo, estaban confeccionando polleras para las empleadas del casino. Nos cuentan que la canti- dad de ambos que producen men- sualmente es alrededor de 1.200. Y que a veces sucede que sólo les traen 1.000 sacos y toda la fábri- ca trabaja con esta pieza. En este punto puede verse incluso un re- troceso respecto de la cantidad de producción que tenían hacia 2004, cuando confeccionaban cer- ca de 80 sacos y 80 pantalones por día, lo que equivale a una cantidad aproximada de 1.700 por mes.

La fábrica produce, pero enfren- ta serios problemas que son, en su mayoría, los mismos que tenía desde su nacimiento como fábrica tomada.

Graciela, una de las obreras en- trevistadas nos advierte que “hace 6 años que estamos peleándola y en realidad en vez de ir para arri- ba vamos para  abajo. Porque yo te puedo decir no, que esta todo bárbaro, vendemos a todos  y no es así. Porque vos llegas al fin de semana y te llevas 2 pesos… Es una cuestión política, creo que en el capitalismo las cooperativas no funcionan”.

Para entender el por qué de esta afirmación tan aguda es necesa- rio repasar las características de la empresa y su forma de funciona- miento. Algunos obstáculos, como la provisión de materias primas se agravaron con el tiempo. Gracie- la nos cuenta que toda la produc- ción es a fazón, es decir a partir de materia prima entregada de ante- mano por los clientes: “Estamos peleando para poder comprar nosotros, pero por ahora todo es a fazón. (…) Uno de los clientes nos trajo un material malísimo y de pronto vos decís, puta madre, es de marca y traen esta baratura, que te da muchísimo mas trabajo para que quede bien”.

El problema de la producción a fazón es la dependencia que se genera respecto del cliente, que puede llegar a convertirse en una especie de patrón. Además, limi- ta la posibilidad de ganancia ya que se paga sólo la mano de obra. Esto les impide despegar, aumen-

tar la producción. Este proble- ma empeoró en los últimos  años

ya que en el 2004 no dependían por completo del trabajo a fazón como ahora. En esta situación de- ben aceptar las condiciones que sus propios clientes les propo- nen ya que no tienen posibilida- des de adquirir los insumos ellos mismos. Los obreros de Brukman son concientes de esta difícil si- tuación:

 

“El fazón es como tener un patrón,  don- de trabajas y eso da mucha bronca, produ- ce mucho ma- lestar porque entregas el fa- zón y no te pa- gan o porque te entregan che- ques a 90 días. Ellos manejan como quieren. Los  peque- ños grupos que traen 200, 300 ambos o ahora las polleras que

trajeron para el bingo, son cosas chiquitas, que te pagan en efecti- vo pero es muy poca plata”.

 

La empresa tiene en total alrede- dor de 200 máquinas, de las que sólo 140 están en funcionamien- to. “Tenemos bastantes máquinas que a lo largo de los últimos 4 o 5 años de trabajo se han deteriora- do mucho; se desgastan. Además, como las telas que traen a fazón son malas, las máquinas sufren mucho más. Entonces hay mu- chas máquinas que son nuestras que también hay que cambiar. La mayoría de las máquinas son elec- trónicas y tienen un ciclo de vida. Tenemos una zig zag que anda “medio-medio”, ahí salvándola, ahora hay qué ver que resulta.” Justamente esto hace que la ca- pacidad productiva utilizada no supere el 50% aproximadamente. Además, como una de las obreras entrevistadas nos aclara, no cuen- tan con compañeros capacitados para reparar las máquinas, razón por la cual tienen que llamar a téc- nicos que les cobran mucho dine- ro: “Hay dos compañeros que se dedican al mantenimiento de ma- quinas, pero no saben mucho, tie- nen que llamar a un técnico y nos sale caro”. Por otro lado, la fábrica no puede adquirir nueva maquina- ria, más sofisticada, que les permita aumentar la productividad:

“Necesitamos máquinas más tecno- lógicas, claro, pero para eso necesita- mos más presupuesto. Necesitamos una máquina que hace un trabajo especial, se llama Riff, pero ¿cuán- to puede salir? Alrededor de 30.000 euros; y hay otra de 42 o 45.000 dólares. Después hay una que hace las mangas, ésa está 28.000 euros y otra, una zigzag, esa está más barata,

7.000 dólares, más barata en compa- ración a las otra, ¿no?”

Cooperativas y capitalismo

La verdad no se oculta en Bruk- man. Se ve claramente la impor- tancia de la lucha que llevaron y siguen llevando adelante los tra- bajadores. La defensa que realizan sin cesar de sus puestos de trabajo es una mínima pero valiosa mues- tra de las ganas, las agallas que aun hoy mantienen, al enfrentar la situación a la que se    exponen

diariamente. Estos luchadores y luchadoras demuestran todos los días que se puede sin los patrones, que no se los necesita para poder subsistir. Son capaces de llevar adelante un establecimiento pro- ductivo, de encargarse de la pro- ducción y de la organización que se necesita para tales tareas.

Sin embargo, queda a la vista tam- bién que el mayor problema es el tamaño del capital. En el sistema capitalista, los pequeños capita- les no pueden crecer, no pueden invertir, simplemente no pueden competir. Ante este panorama, los obreros de Brukman no pueden hacer magia. Aislados del siste- ma de crédito, dependiendo de sus clientes como de sus proveedores, les resulta imposible, al igual que a cualquier pequeña empresa, crecer en este contexto. A esto se suma su precaria situación legal puesto que el plazo establecido en la ley de ex- propiación transitoria ha vencido y los obreros deberían comprar a Brukman el resto de la empresa o llegar a un nuevo acuerdo.

La realidad de Brukman mues- tra claramente que la  experien- cia de las ocupaciones de fábrica no puede considerarse como una solución en sí misma. No puede, por lo tanto, aislarse de la lucha más general por la gestión obrera y por la transformación de las re- laciones sociales capitalistas

Notas

Pascucci,   Silvina:   “Brukman   por

dentro” en El Aromo, nº 14, Año II, Septiembre de 2004.

2http://www.ainfos.ca/03/may/ain-

fos00400.html

3http://www.geocities.com/lospo-

bresdelatierra/nuestramerica/bruk- man.html

4Ibídem.

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