Decenas de personas acampan en la municipalidad de Mar del Plata reclamando por materiales para la construcción y bolsones de alimento. El municipio hace oído sordo al pedido que tiene detrás el hambre de 400 familias. En tanto, Nación quiere apagar el incendio con baldes: Diego García, subsecretario de Desarrollo Social de la Nación, dice que está gestionando cuatro mil kilos de alimentos… para más de 100 mil personas.
Esta situación es producto de décadas de degradación del empleo y de la expulsión sistemática de trabajadores de sus puestos. Cuando el capitalismo entra en crisis la clase dirigente, los representantes políticos de la burguesía, se la hacen pagar a los obreros. La fracción más golpeada obviamente es aquella parte de la clase obrera que suma varias generaciones de desocupados y de laburo en negro. No tener para comer es un extremo irreconciliable que pone a los desocupados directamente en guerra con los patrones. El desempleo sostenido y el empleo informal hacen que cientos de miles de obreros tengan que salir a buscar un plato de alimento para su familia en comedores, escuelas, sociedades de fomento.
Al problema de la alimentación y el desempleo se suma una más. El déficit habitacional. Miles de familias que reclaman por un techo. Mientras se anuncia con bombo y platillo la ley de alquileres y se promete un nuevo plan Procrear, las cifras siguen gritando que la gestión burguesa no alcanza. Hace falta un plan integral de viviendas obreras con acceso real a la construcción por parte de la clase obrera desocupada.
Los problemas que vivimos se repiten cíclicamente y nos hunden cada vez un poco más en la degradación. Esta es la lógica del sistema capitalista. Los obreros debemos darnos políticas propias para resolver estos problemas.
Por un plan de obras públicas que resuelva el problema habitacional y de empleo bajo convenio colectivo a todos los desocupados.
Razón y Revolución Mar del Plata