Una completa falta de perspectiva histórica
El trotskismo argentino en vísperas de la crisis
Eduardo Sartelli
Director de Razón y Revolución
Muchos reconocen que el Frente de Izquierda está en crisis. Desde las elecciones de octubre que no aparece. ¿Por qué está estancado? ¿Cuáles son sus perspectivas? Y la pregunta del millón: ¿la izquierda está a la altura de la etapa histórica? Aquí, una respuesta y una salida.
Recordará el lector que venimos siguiendo la evolución política del FIT desde el momento mismo de su nacimiento. Recordará, también, cuáles fueron nuestras posiciones ante el proceso general y ante cada una de las vicisitudes que el agrupamiento debió atravesar. No obstante, no viene mal un repaso:
2. El núcleo de esas potencialidades está en su capacidad, repetimos, potencial, de reagrupar a la enorme vanguardia resultante del Argentinazo, dispersa en centenares de agrupamientos, desde los partidos más importantes, a las tendencias y corrientes de opinión minúsculas.
3. La mejor forma de producir ese reagrupamiento, que no es simple sumatoria de fuerzas sino la construcción y la defensa de un programa revolucionario, es la reivindicación, por sus organizaciones fundantes, de ese legado político.
4. Por esta razón, criticamos la campaña electoral del año pasado por sindicalera y democratista, porque al reagrupamiento parcial de fuerzas, logrado gracias a la presión de la ley electoral, se lo diluía programáticamente al punto del ridículo (“un voto para Altamira”).
5. En la misma línea, llamamos a hacer un balance realista, contra el exitismo impulsado por el PO, y a progresar en el desarrollo del FIT, mediante la apertura de un proceso de unificación.
6. Ese proceso de unificación tenía como instrumentos privilegiados un proceso de debate pre-congresal, una revista de discusión interna programática y un congreso final.
Durante los meses de noviembre y diciembre este tema fue agitado por nosotros en el seno de la Asamblea de Intelectuales. Todos los partidos y todos los participantes de la asamblea estuvieron de acuerdo en la importancia del asunto, pero desdeñaron toda actividad seria en tal sentido. Izquierda Socialista reconoció que el FIT no era más que un frente electoral y el PTS propuso una discusión amplia pero sin un horizonte claro. El PO aparece, prima facie, como el único interesado en el asunto, llamando a un congreso de unificación, a la apertura de las prensas partidarias, etc. Sin embargo, su actuación en la última reunión de coordinación de la Asamblea de Intelectuales del FIT demostró, una vez más, lo que hemos dicho siempre: si IS rechaza la unidad partidaria por la vía de mirar para otro lado y, el PTS, dándole largas y largas, el PO lo hace escribiendo con la mano (en la prensa) lo que borra con el codo (en la asamblea).
La fiesta inolvidable
Pablo Rieznik, en representación de PO empezó señalando que el FIT no existe y que nos debíamos una evaluación de la situación, por lo que propuso discutir el frente, seguir con Malvinas y terminar por la revista, que viene meneándose desde noviembre del año pasado. Acordamos con los tres puntos propuestos y agregamos que se discutiera la situación de Diego Rojas, igual que Alabarces, un oportunista que firma en Plataforma 2012, pero pretende pavonearse con el FIT. Lucas Poy, también por el PO (que ya aprendió todo lo que un buen stalinista debe saber), nos acusó de provocadores, y señaló que si nosotros poníamos en discusión la pertenencia de Rojas, ellos ponían en discusión la nuestra… Aparentemente no sabe que negar nuestra continuidad en el FIT es lo que el PO hace reunión tras reunión. Su argumento consistía en que nosotros nos habríamos colocado públicamente fuera del FIT. Le pedimos que citara dónde habíamos hecho eso y aludió a las críticas a la campaña. Contestamos que eso no puede colocar fuera del FIT a nadie, salvo que volviéramos al derecho de pernada, privilegio con el que el PO insiste e insiste. Lo que sí está fuera del FIT, sin embargo, es militar para Binner, como hace Rojas. De todos modos, no teníamos problema en discutir su situación en relación a la nuestra. No hizo falta porque la reunión se desmadró rápidamente, a poco que Matías Maiello, en representación del PTS, propuso agregar al temario el llamado a una nueva asamblea para “destrabar” las cosas. Rieznik se sacó y acusó al PTS de no acordar previamente cuestiones elementales (o sea, “rosquear”), trabar las declaraciones y el funcionamiento del FIT. IS aprovechó la volada, en un frente obvio con PO, y se sumó a la crítica al PTS, afirmando que en el FIT no hay acuerdos, por lo que hay que “reforzar” las “reuniones preparatorias” de la actividad frentista (o sea, más “rosca”). Poy fue más allá, y acusó al PTS de querer reemplazar al FIT por la Asamblea de Intelectuales, pretendiendo llevar a ese ámbito discusiones no cerradas (es decir, sin “rosca”) para que ella decida.
¿Para qué?
El lector preguntará para qué lo abrumamos con minucias, pero ese es el problema: ¿por qué los tres partidos más importantes de la izquierda revolucionaria argentina se prestan a este ridículo? ¿No es más fácil aceptar, como hizo IS, que el FIT es solo un frente electoral y que la Asamblea de intelectuales no fue más que una pantalla publicitaria? ¿Para qué hacer esta payasada vergonzosa? Esta pregunta tiene dos respuestas, una en relación a los intelectuales y otra en relación al partido.
De la comedia a la tragedia
Todo esto no dejaría de ser simpático, como una comedia de enredos, si no fuera una tragedia y un insulto. Una tragedia, porque si es cierto que, como todo el mundo acuerda, los tiempos que vienen volverán a plantearnos acciones decisivas, de vida o muerte, que la vanguardia de la revolución protagonice este tipo de actos, no deja de ser peligroso, no deja de echar dudas sobre su capacidad para conducir procesos revolucionarios reales. Además de poner en evidencia de que no hemos aprendido nada de los ’70 y del 2001. Un insulto, porque los miles de militantes de base de los tres partidos, que arriesgan su vida, su trabajo y su fortuna cotidianamente a lo largo de todo el país, ese conjunto de lo más hermoso y valiente que ha producido el proletariado argentino, no se merece esta dirigencia, que no está a su altura ni quiere estarlo. Esta dirección padece de una completa falta de perspectiva histórica. Llamamos una vez más a los tres partidos a reconstruir la Asamblea del FIT sobre nuevas bases e iniciar un proceso serio de discusión sobre la unidad partidaria.