A siete meses de iniciada la pandemia, con un ajuste feroz que se descarga sobre nuestras espaldas, el intendente Montenegro salió a dar números que hablen de la situación. Fiel aprendiz del dúo Fernández-Kicillof solamente se escucharon divagues y contradicciones. Queda claro que no hay plan sanitario para enfrentar la pandemia y que no hay un plan económico más allá de hacernos pagar la crisis que ellos generaron.
La situación que obligo al intendente a hablar fue el traslado de pacientes fuera de la ciudad por falta de camas. Un hecho que anuncia lo que quiere ocultar: el colapso sanitario. A esto se refirió naturalizando la falta de fondos y su política de recorte para salud. Con frases evasivas intentado relativizar el caos que él, siguiendo el plan Fernández-Kicillof creó.
El punto elemental para entender esto es recordar que desde principio de año se sucedieron despidos, cierres de salitas médicas y traslados de ambulancias. Estos hechos que denunciamos fueron el prólogo de lo que se vive hoy. La política de atar con alambre un sistema de salud quebrado no podía dar buenos resultados. Si a eso le sumamos nulas políticas de acción obtenemos una ciudad colapsada. Es claro que la intención nunca estuvo en cuidar a la clase obrera. Por eso no se instrumentaron medidas ni de salud ni económicas ni de control. Todo el tiempo se hizo “como sí”. Así es que se pasó de hablar de una posible apertura total a ser una ciudad con circulación social y de “sentirse seguros” porque sobran camas, a tener que trasladar pacientes. No es casualidad ni natural la situación, es la política del personal político de la burguesía lo que nos lleva a la muerte.
Tenemos que luchar por un sistema de salud centralizado por nosotros, la clase obrera. Tenemos que tomar el problema en nuestras manos antes de que sea tarde.
Razón y Revolución Mar del Plata
