Las elecciones regionales 2008: ¿el adiós a la revolución?

en El Aromo n° 46

Por Manuel Sutherland – Resulta poco menos que curiosa la forma como se ha planteado lo que a todos parece un retroceso político. Visto los números: 17 gobernaciones del chavismo contra 5 de la oposición y 279 alcaldías contra 56, pareciese difícil reconocer que hubo retrocesos y derrotas. Sin embargo, lo que se planteó en las elecciones y lo que se desarrolló después evidencian lo contrario. La política, en su perspectiva mediocre (burguesa) se encarga en ocasiones de disfrazar la esencia real de los fenómenos. Perder los estados Miranda (con el único gobernador en aras de reelegirse, que fracasa), Táchira (frontera con mayor tráfico poblacional), la alcaldía Mayor (especie de gobernación de Caracas) y Carabobo (polo industrial) reflejan un doloroso revés. La cesión de estos estados es inaceptable, debido a la inmensa maquinaria electoral que se dispuso, los ingentes recursos invertidos y las pingües ventajas tácticas que se desarrollaban desde un partido cuyos dirigentes son, a la vez, lo más alto de la burocracia en un Estado cuasi saudita. El desorden, la desunión y la vuelta a políticos mil veces derrotados e identificados con la miseria venezolana que creó las condiciones para el advenimiento de Chávez, eran los factores que les auguraban una aplastante derrota. No fue así. Los estados que se perdieron representan la bicoca del 70% del PIB, y una población que alcanza los 12 millones de personas1.

¿Quiénes perdieron, por qué perdieron y qué hizo el partido?

El dream team del chavismo salió derrotado en la capital, territorio que aglomera al menos al 34% de la población nacional (Miranda y Alcaldía Mayor). Los candidatos barridos, fueron los ministros y amigos íntimos de Chávez. La política de “lealtad” y de “trayectoria” se plasmó en las elecciones internas de ese novel partido de masas, de 5,9 millones de inscriptos que se llama PSUV. Dicho partido en el que millones de compañeros honestos intentan sin éxito dar la pelea y llevarlo hacia la izquierda, tiene el gracioso mérito de tener cerca de 1,9 millones de personas inscriptas que no fueron a votar por el referéndum de la reforma que ellos debieron difundir. Los aliados del proceso disminuyeron sensiblemente. En el 2006, obtuvieron cerca de 2 millones y medio de votos. En esta elección apenas rozaron los 700 mil.2 Aristóbulo, el candidato de Chávez para la capital, no tuvo un apoyo unánime del PSUV, lo que se vio reflejado en las primarias. Luego, en las elecciones, perdió contra un difunto político como Antonio Ledezma (ex alcalde de Caracas y empleado de Carlos Andrés Pérez). ¿Eran esos los candidatos de la revolución? ¿Tenían gestiones pasadas exitosas al menos a nivel gerencial? ¿Proponían algo más allá de las vaguedades populacheras relacionadas a limpiar las calles, bajar el tráfico o darle seguridad a la gente? Claro que no…

La emblemática barriada de Petare

El caso emblemático es el municipio Sucre de nuestra Gran Caracas y estado Miranda. Allí, se encuentra la parroquia Petare, inmensa, donde se ubica el barrio José Félix Ribas, uno de los más densamente poblados del mundo, donde la miseria es extendida y la violencia tremenda. Allí, en ese municipio perdió el chavismo. Es insólito, pero las excusas de la derrota parecen palidecer el absurdo de una obra de Samuel Becket. Petare en sus inmediaciones circundantes al metro donde todos circulan es un infierno de buhoneros, delincuentes, vendedores de pescado crudo, freidores de parrilla en el asfalto donde pulula un montón de basura fétida que irriga sus efluvios a cientos de metros; en fin, un colapso insufrible, que luego de 10 años de gobierno chavista y 8 años de alcalde chavista ha empeorado. ¿Con que cara se pide un voto en Petare para esos “administradores”?

Es necesario confrontar las ideas conciliatorias y gradualistas de quienes hacen vida en la dirección política del proceso. La idea de una sociedad que avance pacíficamente hacia el socialismo es una fantasía que en bocas de quienes saben de esta imposibilidad se transfigura en farsa y trasluce objetivos eminentemente antirrevolucionarios, que inducen a la actitud apática y borrega de quienes desean un cambio profundo.

La burguesía sabe lo que quiere y lo expresa, las celebraciones por el triunfo de la “democracia” (mejor ropaje para opresión de la burguesía y la explotación ampliada) son lastres penosos en el pensamiento de “izquierda” que la derecha se encarga de exaltar en cada discurso. Por ello es poco útil citar al periódico inglés The Guardian en su cursi editorial de: “vibrante democracia” o escribir que: “el 23 de noviembre la democracia salió fortalecida…se evidenció la sabiduría del pueblo”.3 Eso es caer en análisis inútiles y trampas ideológicas que ahogan la necesaria evolución de un proceso que muestra serios indicios de agotamiento.

Como la derecha venezolana en su imbecilidad y lumpenización está más clara que el reformismo

Leer o escuchar a algún burgués o un lacayo a sus servicios, echa por tierra la mitología democrática que los envuelve. Un tal Ricardo Suárez dice: “este domingo se concretó otro fraude al que ya es normal asistir… Si en Venezuela hoy existieran elecciones libres la oposición ganaría con mas del 70 %”4 Ellos creen que el chavismo es una minoría mísera. Otros como Milagros Socorro comenta que: “la victoria (de la derecha el 2-d) fue contundente y la prueba es el silencio gobiernerista con respecto a ese montón de votos que el CNE mantiene oculto.5” También nos dice Arráiz Lucca: “(los chavistas) ganaron gracias a… insultos, amenazas, ventajismos, abuso de los bienes del estado… francamente da asco6” Para la burguesía el chavismo es un cáncer, que ellos tienen el deber moral extirpar. Por más respetuoso que Chávez sea con la propiedad privada, la burguesía sabe que necesita a otro personal político.

¿Es exagerado llamar fascista a las nuevas autoridades?

Apenas al llegar a sus alcaldías y gobernaciones, la derecha ha emprendido una salvaje cacería brujas. Muy aparte de ridiculizar a autoridades chavistas que poseían 144 guardaespaldas y 40 carros a su disposición, la burguesía ha trabajado para desterrar de los espacios toda expresión roja de su camino. Las expulsiones de salones de clases, comedores populares, ambulatorios etc. son una práctica que delata lo que decía el nuevo gobernador de Miranda: “somos como el agua y el aceite, no podemos convivir” a pesar que sus planteos electorales sean tan similares.

El sicariato y las amenazas a sindicalistas han crecido. El brutal asesinato el jueves 27 de noviembre en Cagua, estado Aragua, de Richard Gallardo, coordinador nacional de la UNT, Luís Hernández, dirigente sindical de la Pepsi Cola y Carlos Requena, delegado de prevención de Produvisa han causado la más profunda indignación de la clase trabajadora, promovido huelgas y cierres de rutas en protesta a un evidente sicariato. Los compañeros se colocaron al frente de la lucha contra la empresa Colombiana Alpina por los sucesivos incumplimientos laborales y las amenazas de cierre. A lo cual los obreros propusieron tomar la fábrica, lo que ocasionó que la policía arremetiese salvajemente contra ellos. Luego de ello se habían propuesto poner la fábrica bajo control obrero, siguiendo el ejemplo de Sanitarios Maracay. Esa misma noche fueron baleados a la salida de una reunión.

Los homicidios e intimidaciones de la burguesía son recurrentes: una protesta en la empresa FUNDIMECA fue silenciada a tiros con el saldo de una compañera herida en una pierna. El dirigente agrario Juan Bautista Durán fue baleado el miércoles 3 de diciembre de este año. Así suman cerca de 250 líderes agrarios y comunitarios asesinados vilmente por el sicariato de autoría intelectual burguesa y latifundista.

¿Hasta cuando permitiremos que la burguesía multiplique sus ganancias a costa de arrebatarnos la renta petrolera y nuestro trabajo? ¿Hasta cuando los candidatos “revolucionarios” que manosean el socialismo a nivel de ideología lastimera y piadosa? ¿Hasta cuando será la imposición democrático burguesa de canalizar las luchas populares por la vía institucional capitalista? ¿Hasta cuando debemos cargar y soportar al lastre ineficiente, fascista, mediocre y reaccionario de la burguesía? De las etapas, la gradualidad y el respeto por los opresores no ha salido ni saldrá revolución alguna. La revolución socialista no es un juego, ni un proceso, es un acto profundo donde una clase se libra de sus cadenas y arrebata látigo y poderes a otra. Basta de banalizar y ridiculizar la palabra Revolución.


Notas

1Datos del periódico El Nacional Sección 7 días, edición del 30 de noviembre.
2Cifras de Carlos Enrique Dallmeir, del escrito: Análisis de los resultados electorales, enviado por correo.
3Elio Cordova, Elecciones desde la izquierda, disponible en Kaosenlared http://www. kaosenlared.net/noticia/venezuela-elecciones- regionales-2008-reflexiones-desde- izquierda
4Ricardo Suárez, Elecciones regionales 2008 en Venezuela, Miércoles, 26 de noviembre de 2008 disponible en http://www.analitica. com/va/politica/opinion/8016209.asp
5Milagros Socorro: “Eso sí que no”, El Nacional, 30 de noviembre de 2008. Sección Nación 1.7
6Rafael Arráiz Lucca: “Los resultados del 23-N”, en ibid.

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