Los trabajadores de las estaciones de servicio vienen sufriendo un ataque a sus salarios por dos vías. Por un lado, en muchas provincias se aceptó una rebaja del 30%. Es decir, una quita salarial mayor incluso a la que la CGT pactó con la UIA y el gobierno. Además, el secretario general de la Federación Obreros de Estaciones de Servicio, GNC, Garages, Playas de Estacionamiento y Lavaderos de Autos (Foesgra) y triunviro de la CGT, Carlos Acuña, pactó con la cámara patronal suspender las paritarias de forma indefinida.
El acuerdo de rebaja salarial por el momento rige en las provincias de cuyo (San Luis, San Juan y Mendoza) y en Córdoba. El Sindicato de Petroleros de Córdoba, dirigido por Guillermo Borelli, y el gremio la región de Cuyo (FITESGRA), conducido por José Escoda, firmaron con las cámaras empresarias de esas provincias un acuerdo “de emergencia”, que flexibiliza las condiciones de los Convenios Colectivos de Trabajo 666/13 y 327/2000 que rigen en cada zona respectivamente.
Por ahora, están afectados alrededor de 18 mil trabajadores, pero esa cifra podría incrementarse si el acuerdo se replica en otras provincias. En particular, los trabajadores de Santa Fe están siendo presionados para firmar un convenio similar que afectaría a nueve mil trabajadores más. Sin embargo, por el momento el gremio de Empleados de Estaciones de Servicio de esa provincia aseguró en un comunicado que no van a firmar un acuerdo de ese tipo.
Por su parte, las empresas encuentran un buen representante de sus intereses en el principal dirigente gremial de la actividad: Carlos Acuña. No solo lograron patear de forma indefinida las paritarias, sino que gracias a sus gestiones lograron ayuda del gobierno. El propio presidente de la cámara patronal, Unión de Expendedores de Nafta y Afines, Juan Carlos Basílico, reconoció que consiguieron ayuda “con el impulso del Sindicato encabezado por Carlos Acuña, para que el Estado Nacional se haga cargo de parte de los sueldos del mes de abril» (https://bit.ly/3bZ3wV3). Según el mismo Basílico, también consiguieron una prórroga para el pago de las cargas sociales y una línea de crédito de hasta un 25 por ciento de la última facturación anual, hasta marzo de este año. Las líneas de crédito que se están otorgando tienen una tasa preferencial que resulta menor a la inflación, lo que significa que van a devolver menos plata de la que les dieron inicialmente. A esto hay que sumarle que la caída del precio del petróleo a nivel internacional no afecta a los empresarios locales porque el gobierno acordó con las petroleras fijar el valor del combustible hasta fin de año.
Es claro que los empresarios del sector están recibiendo subsidios por diferentes vías (pago de salarios, créditos a tasa negativa y precio sostén), a lo que se le suma una reducción de la parte del salario que les tocaba pagar. Así, entre el 50% que paga el gobierno y el 30% que se ahorran, solo pagaran un 20%. Si a eso le sumamos lo que se ahorrarán en cargas sociales, el porcentaje es aún menor.
También es claro que los trabajadores están pagando los platos rotos. La actividad es esencial, y por lo tanto los obreros siguen yendo a trabajar. Es decir, ni siquiera estamos hablando de una actividad paralizada. Los trabajadores tienen que exponer su salud. Encima, sobre los salarios ya depreciados por efecto de la inflación que no para de acelerarse, tienen que soportar rebajas nominales. Por supuesto, la burocracia sindical siempre tiene a mano el cuento de que hay que cuidar los puestos de trabajo. Pero la realidad es que lo que les preocupa es mantener la ganancia de las patronales. Los puestos de trabajo podrían mantenerse de otras formas. Por ejemplo, dado que el Estado ya está desembolsando una cantidad de dinero considerable, podría avanzar en estatizar todas aquellas empresas que no puedan garantizar salarios y puestos de trabajo. Los trabajadores de las estaciones de servicio tienen que organizar si quieren dejar de perder para que sus patrones sigan ganando.
Corriente clasista Goyo Flores