Segundo Concurso Literario “Las flores del aromo”

en El Aromo n° 25

En el marco de las Quintas Jornadas de Razón y Revolución, el próximo mes de diciembre, El Aromo presentará el libro que compila las obras de los autores que recibieron mención especial en nuestro primer concurso literario, del año 2004. Aprovechamos la ocasión para lanzar nuestro segundo concurso. Se requieren al menos tres obras inéditas por autor que no excedan las dos páginas (en el caso de las poesías) o las seis páginas (en el caso de los cuentos) cada una. Las mismas deberán ser firmadas con seudónimo y enviadas por triplicado en un sobre tamaño oficio que contenga, además, un sobre común con las indicaciones personales del autor (nombre verdadero, dirección postal y teléfono), a Av. Acoyte 1056, 3º G, C. P. 1405, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La recepción de las obras se extenderá desde el 1° de noviembre del corriente hasta el 31 de abril de 2006. Los resultados estarán en setiembre de 2006. Del mismo modo que en el anterior concurso, se publicarán los resultados compilados en un libro. El envío de las obras implica la aceptación por parte de los autores de la publicación y distribución exclusiva de las mismas por nuestro sello editorial.

Los jurados para el rubro “poesía” serán Víctor Redondo, poeta, presidente de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) y director del sello de poesía Último Reino; José Luis Mangieri, co-fundador de la revista La rosa blindada y director de la editorial homónima desde los años ’60, miembro de la comisión directiva de la SEA y director del sello editorial de poesía Tierra Firme; y Marcos Silber, poeta, militante comunista desde su juventud, miembro de las revistas literarias El grillo de papel y El escarabajo de oro a fines de los ’50 y principios de los ’60, co-fundador de la revista de poesía Barrilete a mediados de los años ’60, director del sello editorial de poesía Ediciones del Mono Armado, y flamante Premio Municipal de Poesía 2005. Los jurados de la categoría “cuento” serán Julio César Silvain, escritor y poeta, ganador de nuestro Primer Concurso, miembro de Gaceta Literaria (1956-1960), colaborador de El grillo de papel y El escarabajo de oro, miembro del mítico colectivo de poetas El Pan Duro en los ‘60 y de Hoy en la Cultura (1962-1966); Eugenio Mandrini, narrador y poeta, Académico Titular de la Academia Nacional del Tango y director de la revista Buenos Aires, tango y lo demás, autor de los libros de cuentos Criaturas de los bosques de papel (1991) y Galería de hiperbreves (España, 2004) y del ensayo Los poetas del tango (2002); Rosana López Rodriguez, escritora, autora de La Herencia. Cuentos Piqueteros y militante de Razón y Revolución.

De existir unanimidad entre los jurados en el primer premio de ambos rubros, Ediciones RyR se compromete a editar y distribuir una antología de la obra de los premiados, prologada por alguno -o todos- los miembros del jurado, si la calidad de la misma lo permitiera, a juzgar por los responsables de la editorial.

Como señalamos en números anteriores, uno de los resultados más positivos de nuestro primer concurso literario fue el haber conocido personalmente a importantes miembros de la literatura argentina de los años ‘50 y ‘60. De la mano de Carlos Patiño tomamos contacto con uno de los jurados del segundo concurso de poesía, Marcos Silber. Hijo de un carnicero del Abasto (que le trasmitió el orgullo de haber conocido a Gardel) y de una militante ucraniana de la revolución bolchevique emigrada en los años veinte (que supo leerle a Chéjov para dormir), Silber conoció la poesía. Con su compañera, Lila Guerrero, la biógrafa de Maiacovsky, Silber conoció a sus maestros criollos, como Raúl González Tuñón, y se animó a dedicarse de lleno a la creación literaria. Esta página no podría detallar el currículum vitae de Marcos, ni mucho menos la amabilidad de su persona. Digamos a modo de anticipo de una prometida entrevista, que fue miembro del colectivo editor de El grillo de papel y El escarabajo de oro, junto a Castillo, Heker, Horacio Salas, Humberto Costantini y otros. Luego fue fundador, organizador y verdadero militante de la revista de poesía Barrilete (que será editada, en breve, íntegra y en formato facsimilar por nuestro sello). Allí publicó junto a compañeros que dejaron su propia marca en la poesía argentina: Rafael Vázquez, Carlos Patiño o su principal organizador, Roberto Santoro, caído en la lucha en 1976. Premiado varias veces -incluyendo a Casa de las Américas- Silber es el actual director del sello editorial Ediciones del Mono Armado y ha sido galardonado con el Premio Municipal de Poesía 2005, de la Ciudad de Buenos Aires. En lo que sigue, juzgue Ud. mismo.

OCTUBRE

por Marcos Silber

Es el amanecer, o el cierre de la tarde.

No se ve claro. Apenas la silueta de él,

doblada sobre la mesa de trabajo, donde escribe,

escribe afanosamente, sofoca el papel,

no perdona espacio alguno, ahoga todo blanco,

y vuela, se ata al huracán y vuela,

sopla el fuego y vuela, incontenible, clamoroso.

Escribe, anota la hora del asalto al Palacio de Invierno

y apunta: preservar las obras de arte,

no disparar a mansalva.

De pronto, domina la embestida,

detiene la estampida de los caballos.

No se ve claro. Apenas la silueta de él

con los ojos fijos en el mar,

un mar que no está pero que él siente y ve,

un mar de inagotables armonías,

de azules definitivamente calmos.

Nadiezda Krupskaya avanza desde las sombras y pregunta:

Vladimir Illich, ¿no querrá usted tomar un vaso de té?


DEMANDA CONTRA EL OLVIDO

Homenaje a Raúl González Tuñón

El día que murió Raúl

Dios lloró como un hombre.

Él los nombró, entonces ellos se alumbraron

y regresaron a la vida para siempre.

Volvió Ingalinella, el que le atendía el dolor a los pobres,

y Eluard, repitiendo los nombres de la libertad,

y Villon, el señor de las tabernas,

y Puskin volvió, con us capote de eternas nieves,

y Poe, con un cuervo de amor atormentado,

y Baudelaire, el hermano mayor del sueño,

y Whitman, el desnudador de la belleza,

y Lee Master, con sus muertos de neblina,

y volvió Darío, con los pulmones llenos de rosas,

y Carriego el pálido novio de la costurerita,

y Jack London y Picasso y Brecht y Federico volvieron

sobre incontenibles caballos rojos; y volvió

Michael Gold, el más piadoso de los judíos sin dinero,

y más, volvieron muchos más, que él nombró,

y que ahora azotan el aire con sus campanas

y rompen sus puños sobre la madera de la gran mesa

clamando por la vuelta del poeta

el Raúl que se fuera en puntas de pie.

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