Gerardo Wilgenhoff
Conti-Santoro
Hace décadas, la educación rionegrina viene en picada. Las distintas reformas educativas no hicieron más que acentuar el proceso de degradación. Actualmente, asistimos a un acelerado proceso de descomposición de derechos laborales. La nueva escuela secundaria (ESRN) tuvo su debut en 2017 y se impuso, entre otros aspectos, con la intención de terminar con la figura del “docente taxi”. Así, instaló los cargos de 9, 16 o 25 horas reloj. Este nuevo esquema, en teoría, mejoraría las condiciones laborales de los docentes al asignarlos en una o dos escuelas como máximo. Sin embargo, la reforma implica, en los hechos, una precarización laboral encubierta. En esta nota exponemos el caso de la localidad de San Carlos de Bariloche.
Un comienzo poco prometedor
El gobierno provincial presentó la reforma como un modelo superador y democrático. Sin embargo, nunca existieron instancias previas de participación docente ni capacitaciones. Hasta el momento mismo de la implementación, la información era escasa, situación que se repite hoy en otras provincias a propósito de la Escuela 2030. No se conocía en profundidad el diseño curricular, el régimen académico ni la estructura de los cargos.
A la ausencia de cómo sería el diseño curricular, el régimen académico o la estructura de los nuevos cargos se sumó la desprolijidad en la implementación. A principios de 2017, se impuso de manera arbitraria una inscripción virtual, luego de que las asambleas de cargos fueran impedidas por el sector docente que rechazaba la reforma. La inscripción virtual, impuesta por el Ministerio de Educación, en complicidad con directivos, supervisores y con el sindicato, vulneró la Ley N° 391 y dividió a los docentes: por un lado, los que necesitaban trabajar y querían tomar cargos, del otro los que también necesitaban trabajar, pero se oponían entendiendo que los nuevos paquetes precarizarían el trabajo de todos, se vulneraban derechos adquiridos y se alteraba lo dispuesto en el Estatuto. Obviamente, el miedo de quedarse afuera hizo que todos se inscribieran. Lo que resultó más grave en todo este cuadro fue que los que debían defender nuestros derechos, acompañaron estas acciones.
Una estabilidad precarizadora
La ESRN dispone de cargos de 9, 16 y 25 horas reloj. Los cargos de 16 y 9 horas están designados en un turno correspondiente por lo que un docente puede tomar un cargo de 16 horas a la mañana y otro de 9 a la tarde, o viceversa. Los cargos de 25 horas, en cambio, se desdoblan en turno mañana y tarde. Hasta acá, la situación pareciera ser superadora. Sin embargo, se produce una situación dispar, entre aquellas escuelas que solo tienen un turno y aquellas que poseen dos de ellos. Aquellos docentes que tienen 25 horas en un único turno trabajan cinco horas diarias y tienen la posibilidad de tomar más horas en el otro turno. Recordemos que los docentes de la provincia pueden trabajar hasta 60 horas cátedra. Ahora ¿qué sucede con los docentes cuyas horas se encuentran desdobladas en dos turnos? En los hechos, resulta casi imposible obtener una mayor carga horaria debido a la distribución de ese paquete a lo largo del día. En general, esos docentes deben permanecer en sus escuelas por lapsos de ocho a diez horas por día, aunque solo trabajen efectivamente cuatro o cinco de ellas: las horas de equipos, de proyectos implica que el directivo debe hacer coincidir la carga horaria de todos. El resultado, entre horas de clase «propia» y horas «libres», en un mismo día, el docente puede trabajar el doble de horas que le corresponden. Imposibilitado de abandonar la institución debido a las horas entrecortadas, sumada la dificultad para movilizarse y el costo del transporte, el docente permanece en la escuela y es obligado a resolver emergentes diarios y a cumplir funciones que le corresponderían, por ejemplo, al preceptor: formar a los alumnos, cuidar los recreos, pasar asistencia diaria.
El hecho de que un docente no pueda acceder a una mayor carga horaria rompe con lo establecido por el artículo 20 de la Resolución 1080/92, de la Ley N° 391. Este artículo establece que, en la primer Asamblea de cargos del año, la más importante, debido a los mayores beneficios con los que cuenta el docente para tomar cargos deben ofrecerse sin la mención de cursos ni horarios. El director de la escuela debe, a posteriori, acomodar el horario de la forma más beneficiosa para el trabajador docente. Sin embargo, actualmente, nos encontramos con el ofrecimiento de los cargos con el detalle horario. Así, si antes, en segunda vuelta el docente podía volver al acto público, tomar más horas y luego cada escuela compatibilizaría su horario, ahora la mayoría se ve impedido de acrecentar horas por superposición horaria. Al igual que en el resto del país, los salarios de la provincia no cubren la canasta familiar con lo cual la búsqueda de horas resulta necesaria para todos. El artilugio con el que se están ofreciendo las horas vulnera los derechos conseguidos. Una vez más, el sindicato calla.
¿Quién se hace cargo de los deudores?
A esta flexibilización laboral se suma la degradación educativa para los propios estudiantes. Este año, comenzaron a presentarse inconvenientes con los alumnos que están por egresar, pero que adeudan asignaturas de años anteriores, ya que éstas son acumulativas porque no existe la repitencia. La solución que propone la Reforma es la aprobación automática por correlatividad. Si un estudiante adeuda un espacio dos o tres años seguidos, basta con aprobar el espacio del año más reciente para que los anteriores sean acreditados, reduciendo los contenidos que debería aprender en dos o tres años a uno solo. Valga un ejemplo de las ciencias sociales: si apruebo historia argentina contemporánea me dan por aprobada historia antigua de Grecia y Roma. Obviamente, los indicadores de rendimiento van a mejorar, más egresados, corresponde preguntarse con qué contenidos. Como vemos, la ESRN viene por todo. Los datos están a la vista: aumento de la precarización laboral para el docente, avance de la degradación educativa para el estudiante. Tanto el gobierno provincial como la burocracia sindical comparten el mismo programa político, actuando en complicidad para avasallar los derechos laborales de docentes y vulnerar el derecho a una educación de calidad para los estudiantes. Los docentes de todo el país debemos tomar nota de estas situaciones y poner en pie un verdadero plan de lucha. Los docentes de Río Negro no podemos quedar a merced del gobierno provincial, que se beneficia con nuestro sudor y embrutece a nuestros alumnos. Debemos, en cambio, convocar de manera urgente a un Congreso Provincial para hacer un balance de la Reforma y, a partir de allí, definir la política educativa que queremos.
Asi tal cual sucediò. Y dentro del aula, los elementos didàcticos los paga el docente. El apriete de desaprobar capacitaciones y bajar conceptos es muy real, afectando la estabilidad laboral como la salud.
Los trabajos supuestamente en equipo son caòticos y en desmedro del trabajo intelectual, apurando e improvisando soluciones para responder al desprolijo ritmo exijido por el gobierno y bajado a supervisores y directivos.