Por Fabián Harari y Mariano Schlez
Hace poco el diario La Nación sacó una noticia muy esclarecedora: “El ministro de Educación Daniel Filmus, ofreció a los empresarios integrarse a un Consejo Económico Social para discutir políticas educativas”(La Nación, 4/10/03) La función de este CES será integrarse al Consejo Federal de Educación para dictaminar las políticas educativas a nivel nacional. ¿Y quiénes integran ese CES? Nada menos que la Sociedad Rural, la U.I.A., la Bolsa de Comercio, la CAME y la Fundación Telefónica, además de los principales medios gráficos. Es decir, la patronal en pleno y sin camuflaje. ¿Y cuál será su principal tarea? Decirnos qué se tiene que enseñar, cómo y a qué costo.
Esto pone, blanco sobre negro, lo que viene sucediendo desde siempre: que la burguesía diseña los programas de acuerdo a sus intereses de clase. En algún momento la escuela daba saberes técnicos para el mercado laboral. Hoy se limita a disciplinar. La Reforma Filmus pretende recuperar la escuela como formadora de mano de obra barata. Pero el fin es siempre el mismo: “socializar”, que se toma como misión virtuosa, pero en buen criollo quiere decir aceptar las cosas tal como están. La educación, como el poder, es siempre un instrumento al servicio de alguien. Entonces los programas, los manuales, las metodologías, los actos y todo cuanto nos rodea tienen por misión enmascarar, confundir, someter. La educación no puede ser neutral porque el Estado de la que es parte constituyente no lo es. Las escuelas son de ellos.
Al docente se lo ataca como trabajador al precarizar sus condiciones de vida para pagarle a los organismos de crédito internacionales. Pero, por sobre todo, se lo ataca como trabajador al obligarlo a reproducir la ideología de la clase que lo explota y lo lleva a la miseria. Tenemos que pelear por mejores condiciones laborales, no podemos permitir que nos sigan metiendo la mano en el bolsillo. Pero eso no alcanza, no podemos dejar la cabeza de los chicos en sus manos. Desde Razón y Revolución decimos que somos nosotros los que tenemos que diseñar los programas de estudio y los manuales, según el punto de vista de los explotados. No podemos regalarle esta arma a la burguesía. Y tenemos que ser nosotros quienes controlemos su implementación y los nombramientos. Desde Razón y Revolución decimos que hay que construir un gran frente de docentes que discuta los contenidos educativos y dé un combate intelectual por una educación al servicio de la clase obrera. Para que en las escuelas mandemos nosotros, de una vez por todas.
¡Abajo el Consejo Económico Social!
¡Fuera las patronales de la educación!
¡Por un programa educativo al servicio de los explotados!
¡Control del presupuesto y de los planes de estudio por los trabajadores!
¡Por una educación piquetera!