El viernes 11 de agosto, marcharon mezclados ladrones, asesinos, cómplices y honestos luchadores. Todos, bajo el
paraguas del kirchnerismo, que monopolizó la voz en el acto y puso el único documento leído desde el palco. Incluso, se dio el lujo de exigirle a la izquierda que bajara sus banderas.
Guido Lissandrello
Grupo de Investigación de la Izquierda Argentina
El 31 de julio fuerzas represivas nacionales y provinciales, reprimieron, otra vez, a la comunidad “Pu Lof en Resistencia”, asentada desde marzo de 2015 sobre tierras bajo propiedad irregular de Benetton, en el departamento chubutense de Cushamen. A raíz de ello, desde el 1 de agosto se encuentra desaparecido Santiago Maldonado, activista que fue a apoyar a la comunidad y ha sido visto por última vez en manos de la Gendarmería. La gravedad del hecho, que ganó visibilidad en medio de las campañas electorales de cara a las PASO, ameritaba un plan de lucha para exigir su inmediata aparición con vida y poner en el centro de la escena el accionar represivo del Estado. Sin embargo, al igual que ocurriera en mayo cuando se dio a conocer el beneficio del 2×1 para los represores de la última dictadura militar, la izquierda no pasó la prueba y terminó, una vez más, a la rastra del kirchnerismo. Nosotros que, como aquella vez, defendemos la independencia política de la clase obrera, actuamos en consecuencia y pusimos en pie un acto en el que no nos mezclamos con Milani, Berni ni Cristina.
La claudicación
Comencemos repasando el curso de los acontecimientos. El lunes 7 de agosto, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVJ) convocó a un acto en Plaza Congreso. Se trataba de la primera acción por la aparición con vida de Maldonado. Por allí no se vio las banderas de Unidad Ciudadana ni de agrupamientos kirchneristas. Recién dijeron presente el día posterior, en una conferencia de prensa encabezada por Estela de Carlotto y Horacio Verbitsky con nutrida concurrencia de burócratas sindicales K (Yasky, Baradel, Pianelli, entre otros) e incluso con la presencia de Myriam Bregman, por el PTS. La conferencia anunció una movilización para el día viernes 11 y se convocó a marchar “sin banderas políticas” a Plaza de Mayo. A nadie podía escapársele que la elección de la fecha no era para nada azarosa. En efecto, aquel día se iniciaba la veda electoral, lo que cumplía dos funciones. Por un lado, darle al kirchnerismo un cierre de campaña masivo y que fuera recogido por todos los medios. Por el otro, intentar darle sustento “legal” a su iniciativa sin banderas políticas, con la amenaza de que el despliegue de las mismas podría violar la veda.
¿Qué hizo la izquierda? Lo mismo que había hecho tres meses atrás con el 2×1 y dos semanas antes con la defensa de De Vido, se colocó bajo la dirección de Cristina. Como ocurriera en la primera de las ocasiones, el que hizo punta fue el PTS que, como ya dijimos, participó de la misma conferencia de prensa. Luego le siguió el conjunto de la izquierda (el FIT y alrededores) que, en la reunión plenaria del EMVJ realizada el día 9, se pronunció en favor de marchar. ¿Los argumentos? La necesaria “unidad” para exigir la inmediata aparición con vida de Maldonado. Una verdadera estafa política que nos llevaba a hacerle el cierre de campaña a Cristina y lavarle la cara y las manos manchadas con la sangre de Julio López, Mariano Ferreyra y otros tantos compañeros.
Lo novedoso del asunto es que, salvo por nosotros, nadie manifestó oposición. Cuando ocurrió la agachada en ocasión del 2×1, los organismos de derechos humanos y algunas organizaciones que habitualmente concurren a las reuniones del Encuentro se opusieron a bajar la marcha independiente, y solo lo terminaron aceptando a regañadientes en favor de no romper la unidad del EMVJ. El consenso actual revela que el problema de fondo no era entregar la independencia política, sino que esa entrega fuera muy evidente. Como en esta ocasión no había que bajar ninguna marcha, la confluencia parecía menos escandalosa.
El resultado de todo esto fue una escena completamente bochornosa. El viernes 11 marcharon mezclados ladrones, asesinos, cómplices y honestos luchadores. Todos, bajo el paraguas del kirchnerismo que monopolizó la voz en el acto y puso el único documento leído desde el palco. Incluso se dio el lujo de exigirle a la izquierda que bajara sus banderas, a lo que esta accedió, dando lugar a una foto de la plaza colmada y sin banderas políticas. Una imagen verdaderamente lamentable que pinta de cuerpo entero la situación de la izquierda hoy: sin identidad propia, mezclada con el kirchnerismo y sujeta a los dictámenes de Cristina.
La posibilidad de algo distinto
Nosotros también obramos como en las oportunidades anteriores en las que nos negamos a marchar con Milani y Berni, y a defender ladrones y asesinos de obreros como De Vido. En las reuniones del Encuentro, aquellas que definieron la confluencia del día 11 como las que preparan ahora una nueva para el 1ero de septiembre, defendimos la necesidad de la independencia política y bregamos por la convocatoria a acciones propias. En ninguna, lamentablemente, logramos imponer nuestras posiciones.
Los hechos estaban a la vista de quien quisiera verlos. En el caso Maldonado en particular Cristina es tan responsable como Macri. La comunidad Lof Cushamen intentó ser desalojada mediante la Ley Antiterrorista de Néstor, lo que finalmente no se logró por intervención de un juez. La estructura de Gendarmería actual le debe mucho al kirchnerismo. Fabián Mendez, comandante principal del Escuadrón 35 que actuó en el desalojo en el que desapareció Maldonado, se desempeña en esas funciones desde principios de 2015, cuando aún gobernaban Cristina, y Rossi y Milani controlaban la Gendarmería. Recordemos además que el kirchnerismo tuvo sus propios desaparecidos (el caso más visible ha sido el de Julio López), que La Cámpora se encargó de apalear Qoms en la 9 de Julio defendiendo a Insfrán y que hoy sigue encargándose de ajustar y reprimir en provincias enteras, como Santa Cruz.
Todo esto no puede ser sepultado bajo el argumento de la “urgencia” y la “unidad” por la aparición con vida de Maldonado. Se trata de una extorsión ridícula. Extorsión, porque nos amenazan con que, si no marchamos con los asesinos, Santiago no va a aparecer. Ridícula, porque supone que el solo efecto de abrazar a Milani, Berni y Cristina va a lograr la aparición con vida de Santiago. En el medio, el kirchnerismo aparece como un defensor de los derechos de los luchadores. O sea, ayudamos a engañar a la gente. Al reducir el reclamo a la aparición con vida de Santiago Maldonado, y no acusar a los responsables, es decir, quienes administraron el Estado, se ocultan las causas y se mantiene incólume la estructura represiva. Es decir, se da lugar a nuevos desaparecidos en democracia. Lo urgente tapa lo imprescindible. Se abandona la denuncia del aparato represivo en su conjunto y de los gobiernos que lo necesitan para defender a su clase.
Por todos estos argumentos, decidimos montar un acto independiente que sirviera de canal de expresión de todos aquellos que quieren la aparición de Santiago, no se olvidan de Julio López ni quieren marchar con sus verdugos. Y lo replicamos en todas las provincias donde tenemos presencia. En Buenos Aires confluimos con varias organizaciones que compartían nuestro balance: Convergencia Socialista de Combate, Partido Guevarista, Partido Comunista de los Trabajadores, Frente de Acción Revolucionario, Tendencia Guevarista, Movimiento Teresa Rodríguez y las Defensorías de Género. Se trata de destacamentos con las que venimos poniendo en pie una Mesa de Coordinación por una nueva Asamblea Nacional de Trabajadores, es decir, de compañeros que acordamos tanto en la necesidad de no marchar con nuestros enemigos como tampoco esperar a que la burocracia sindical haga algo por nosotros. Se hicieron presentes allí también compañeros de Aerolíneas Argentinas que se acercaron a saludar la iniciativa y explicar la lucha que vienen sosteniendo. En Entre Ríos confluimos con Juventud Guevarista, Brujas Insurrectas y Tizas Negras, mientras que en Misiones sostuvimos el acto solo nosotros, ante la falta de respuesta del Partido Obrero. En Chaco, San Luis, San Juan, Salta, Tucumán, Jujuy, Santa Fe y Corrientes organizamos volanteadas.
Todas nuestras acciones se hicieron bajo consignas claras, que denunciaban tanto al macrismo como al kirchnerismo, sin bajar ninguna de nuestras banderas: “Aparición con vida ya de Santiago Maldonado y Jorge Julio López”, “No marchamos con Milani”, “Juicio y castigo a los responsables de la desaparición de Julio López, el asesinato de Mariano Ferreyra y de otros 30 compañeros”, “El Estado y sus respectivos gobiernos son responsables”. Los actos comenzaron nombrando uno por uno a los 40 compañeros asesinados por el kirchnerismo, para luego dar lectura al documento y abrir la intervención de los diferentes oradores. En los dicursos primó la defensa de la independencia de clase, la negativa a arrodillarse ante los patrones y la búsqueda de unidad entre los revolucionarios.
Es evidente que estas acciones no opacaron la convocatoria kirchnerista, que logró masividad. A pesar de ello, en Buenos Aires logramos una convocatoria de 200 personas con la participación de varias organizaciones, lo cual nos llena de orgullo. Sin embargo, el problema no es cuantitativo. No importa si fuimos muchos o fuimos pocos, lo verdaderamente importante es lo cualitativo. Los que allí nos reunimos fuimos protagonistas de un acto de dignidad revolucionaria, le dijimos basta al seguidismo al kirchnerismo, al parlamentarismo vergonzante que subordina toda acción política a las simpatías que se puedan canalizar en las urnas. Pusimos un mojón, una piedra basal para la construcción de algo verdaderamente nuevo.
La encrucijada
En la versión norteamericana de Perfume de Mujer, Al Pacino, en el papel de Frank Slade, oficial retirado del Ejército de Estados Unidos, da un discurso frente al tribunal de la Escuela Baird. Allí están por quitarle la posibilidad de estudiar a Charlie Simms (Chris O’Donnell), un estudiante becado que se niega a entregar a sus compañeros acusados de hacerle una broma al director. Frente a todos ellos, Slade dice:
“Y aquí está Charlie. Ha llegado a la encrucijada. Charlie ha elegido un camino. Es el camino correcto. Un camino hecho de principios, que forjan el carácter.”
Es una frase que sintetiza lo que venimos señalando. El FIT no desconoce la necesidad de la independencia política, sus partes integrantes más de una vez han marchado en soledad para no mezclarse con sus enemigos. Pero hace rato que están pensando en el parlamento y en portarse bien para acrecentar su presencia allí. Como el oficial Slade, frente a las encrucijadas han elegido el camino fácil. Nosotros elegimos otro horizonte y otro camino. Decidimos no abandonar nuestros principios participando de operaciones de encubrimiento y limpieza del kirchnerismo. Decidimos constituir algo cualitativamente distinto, que no se entrega a los enemigos de clase y que teme decir lo que quiere, el Socialismo. En eso estamos.