No es la mina, es el capital
Acerca del debate sobre la minería a cielo abierto
OME-CEICS
Si cree que el nacionalismo o el ambientalismo son alternativas a la contaminación, al empeoramiento de las condiciones de vida de los pueblos mineros y a la destrucción del medio ambiente, tiene que leer este artículo. Aquí le explicamos por qué el problema no es la minería, sino su forma capitalista.
El crecimiento de la renta minera
El desarrollo de la minería en la Argentina dio un salto en los últimos 10 años. Hasta principios de siglo XXI, su peso en el PBI no pasaba del 2%. En la actualidad, se encuentra en torno al 4%. El motor de este crecimiento fue el oro, cuya producción se multiplicó 50 veces entre 1993 y 2009. Esta expansión se refleja también en el aumento del peso de la producción nacional en el mercado mundial, donde el oro pasó de representar el 0,04% en 1993 al 1,9% en 2009.
Problemas falsos
Las grandes ventajas que reciben las empresas extranjeras pueden dar a la apariencia de que el problema es la nacionalidad del capital y la falta de participación del Estado. Sin embargo, aunque baja, la presión impositiva es de un 40%, es decir que la actividad arroja, además de una ganancia normal para los capitalistas, un extra que va a parar al Estado provincial y nacional en su carácter de dueño de las tierras. A esto se suma un pequeño porcentaje destinado a las empresas estatales de minería (como la YMAD de Catamarca) o a las universidades [4]. Aun así, con una rentabilidad superior a la media y bajos impuestos en términos internacionales, una parte de la renta de la tierra no está siendo apropiada por el Estado argentino (sea provincial o nacional). Pero dada su magnitud, se avizoran futuras disputas. La Organización Federal de Estados Mineros se constituyó para garantizar la represión a las movilizaciones, no sería extraño que, en un contexto de crisis, intentasen aumentar su porción de la renta a cambio de ese servicio.
Límites del ambientalismo
La lucha, sin embargo, no está planteada en estos términos, sino en contra la minería en general. En efecto, al tratarse de una actividad capitalista, la ganancia se coloca por encima de la vida. Esto se potencia porque la población en la cual se radica es en su mayor parte sobrante para el capital. Por ello, no hay intereses capitalistas en evitar la destrucción social y ambiental. En Europa, aunque la población sobrante crece a pazos agigantados, el capital tiene intereses en que una parte de su población y los negocios aledaños a las minas se sigan reproduciendo. Por eso, la política burguesa puede ponerse de acuerdo en prohibir el uso del cianuro sin demasiados conflictos (aunque los capitalistas mineros se opongan).
2 Otto et al: Global Mining Taxation Comparative Study (2nd edition), Colorado School of Mines, Golden: 2000
3 Véase http://cyt-ar.com.ar/cyt-ar/index.php/Bajo_de_la_Alumbrera.
4 “Ingresos fiscales que seducen a los gobiernos” en La Nación online, 19 de febrero de 2012: http://www.lanacion.com.ar/1449989-ingresos-fiscales-que-seducen-a-los-gobiernos.
5 Svampa, Maristella y Antonelli, Mirta (comp..): Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales; Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2009.
este artículo hace una triste, academicista y decepcionante lectura sobre un movimiento como el «No a la Mina» mucho más amplio y mucho más anticapitalista de lo que pudo analizar el autor. Luchar contra la megaminería es luchar directamente contra el capitalismo y el extractivismo, parece increíble que haya que empezar a aclarar estos términos que vienen a descubrir luego de décadas de un movimiento, el único que viene luchando por la soberanía y el avance transnacional en américa latina de manera contundente y sin partidos políticos, de manera horizontal y pensando en una nueva política.