Por Valeria Vega (Colaboradora)
El ciclo lectivo 2016 en Neuquén inicio, después de dos años de plancha, con el reclamo del aumento salarial, la movilidad y las condiciones edilicias de las escuelas. Ya antes de las primeras asambleas, se notaba en las escuelas la creciente preocupación por la pérdida del poder adquisitivo del salario y tímidamente apareció la necesidad de salir a luchar. Mientras tanto el gobierno provincial especulaba con que las paritarias nacionales cerraran con un techo cercano al 25 %, con la complicidad de la burocracia de Ctera y de Baradel para que acepten un salario de referencia a la baja.
En la provincia, durante las primeras asambleas, los días 17 y 18 de marzo tradujimos la decisión de pelear el salario votando un paro provincial para el 24 de febrero con el pliego de:
- 40% de aumento al valor punto, sin cuotas y retroactivo
- Impuesto al salario, en principio que se excluya la zona desfavorable y ubicación por zona del cálculo de la cuarta categoría
- ISSN, que se regularicen las prestaciones y que el gobierno pague la deuda histórica
- Contra la criminalización de la protesta social: No al protocolo de Macri y Bullrich, a pesar del anuncio del gobierno provincial de no aplicación.
Cuando el gobierno realizó su primera propuesta, que no contemplaba la realización de ninguno de estos puntos, el TEP (Dirección del sindicato provincial), propuso su aceptación que fue ampliamente rechazada por todas las seccionales de la provincia. Como salimos fortalecidos de esa primera pulseada con la burocracia, las nuevas medidas, tomaron un carácter masivo y crítico hacia el accionar de la Dirección del Gremio y de la vacilación del resto de las agrupaciones. El titubeo de las agrupaciones del FIT que están dentro del sindicato, quedó en evidencia con la segunda propuesta del gobierno que fue rechazada, por unanimidad, pero la votación referente a las medidas en Capital generó una grieta. Todas las agrupaciones de ATEN, propusieron paro por 48hs; una compañera de base propuso una semana de paro, medida que no ganó en la provincia, pero empezaba a tener simpatizantes.
Las agrupaciones opositoras, desde el principio no tomaron esta huelga como una batalla, exponiendo ante la base la imposibilidad de coordinar una estrategia en común y oscilando, entre la confusión, la denuncia y el abstencionismo. En las seccionales dirigidas por la misma oposición se votaron siempre mociones distintas e incluso contradictorias.
La tercera propuesta llegó en el contexto de más del 90% de acatamiento al paro y con movilizaciones masivas. La propuesta, dividió la asamblea de Capital y de toda la provincia, en forma aguda. El TEP, algunos jubilados, la agrupación fucsia (Izquierda Socialista), la agrupación Rosa y la Naranja (Huth) mocionaron aceptar, argumentando NO a favor de las bondades de la propuesta, sino en base al miedo, el recuerdo del 2013 (donde después de 40 días de paro levantaron la huelga en medio de un corte de ruta y la presión de los padres/punteros del gobierno provincial, que organizados se hacían presentes en las escuelas para obligar a las maestras a dar clases). Lo lamentable del debate de aceptación o rechazo fue que puso en vista de todos los verdaderos intereses políticos de las agrupaciones que propusieron la aceptación. Si la situación era “defensiva”, un paro del 90% era una excelente oportunidad para que la situación cambie de signo, ya que la situación no era la del 2013 (última huelga en ATEN), donde había un alto porcentaje de acatamiento, sin grandes costos, en el séptimo día de huelga, y con los motores apenas calentando. El “aislamiento” era tomado en forma abstracta. Si bien, ningún sindicato ni sector de trabajadores, apoyaba activamente la huelga, hacía muchos años, que una huelga docente no tenía tal legitimación en el sentir general de los trabajadores, es decir, todos los docentes manifestaban voces de apoyo de parte de sus vecinos o padres y el MPN (gobierno) fue incapaz de organizar una fuerza de choque como la de 2013.
TODAS la Agrupaciones, dejaron esta huelga en “piloto automático”, ninguna puso toda la carne al asador en relación a movilizar a otros sectores de trabajadores (Ceramistas, Hospital, etc.) para que gane la huelga docente. La burocracia del TEP, por un lado y por el otro los Exfuras (frente único contra la burocracia que dirigió el sindicato en 2013) que en apariencia quisieron que el gasto lo haga la conducción, siendo conscientes que este año es electoral en el gremio y en lo que coinciden ambos sectores, es que no van a dar espacios para que surja un nuevo activismo que les dispute la conducción. Si bien los partidos del FIT tuvieron la posición correcta al rechazar la propuesta del gobierno, no quedó clara su proyección en la lucha. A pesar de contar con recursos, no enviaron militantes a las asambleas del interior para oponerse a la política conciliadora de la Directiva Provincial. Hacen gala de los sectores de trabajadores que influencian, pero nunca se los vio organizando y/o movilizando su apoyo efectivo a las huelgas. Esto no quiere decir que no se sumen a ellas, sino que la “unidad en las luchas”, se plasma sólo a nivel super-estructural, pero no termina de “bajarse a tierra”. Concentran su esfuerzo en la actividad parlamentaria y en propagandizar diputados y futuros candidatos, tal como hizo el Secretario General de Zapala, referente de la agrupación Turquesa durante los plenarios. Esta vez, se sumaron a la estrategia del TEP llamando a confiar en el parlamento y, por lo tanto, desarmando a los trabajadores. En particular, Tribuna Docente con su proyecto de ley contra el impuesto a las ganancias opera de este modo, situando en este punto la lucha central en el terreno legislativo. En este marco, para pelear el ajuste es necesario construir una alternativa de izquierda que supere el parlamentarismo.
Se hace necesario crear “algo nuevo”, que continúe con la tradición de lucha de ATEN, pero a la vez un nuevo reagrupamiento que se proponga una refundación del activismo del sindicato, que reivindique su pertenencia a la clase trabajadora y que eduque en el clasismo, que entienda la democracia, no como algo formal, sino que parta de las escuelas, para que en las asambleas, se diriman las distintas posiciones, que combata y venza al miedo, a partir de la organización, donde los carneros, no tengan voto calificado, que intente transformar la lucha sectorial en lucha popular, que recupere a los Auxiliares de las garras de Marillán (ATE) y que combata la “división de clases”, luchando por la equiparación salarial en todos los niveles, al interior del sindicato.