Misiones. Docentes a la carta. Acerca de los Trayectos de Fortalecimiento Pedagógico

en El Correo Docente 20

Ezequiel Flores
Conti-Santoro


Tras el cierre de una paritaria de miseria y la incertidumbre acerca de cómo se desarrollará este año la reforma secundaria en la provincia, los docentes misioneros nos vimos golpeados por el lanzamiento de los Trayectos de Fortalecimiento Pedagógico (TFP) del INFoD. Los TFP ofrecen titulación a “profesores en servicio”, es decir, a quienes sin títulos docentes se encuentren dictando clases en secundaria. Impulsados en 16 provincias constituyen un capítulo más en la degradación educativa.

La herencia de Cristina

Los TFP ofrecen tres titulaciones distintas: profesorado, certificación pedagógica y certificación pedagógica jurisdiccional todos para la escuela secundaria. Se dirigen a no docentes con título universitario, técnicos superiores y docentes en ejercicio solo con título secundario (como sucede, por ejemplo, en las técnicas). Los trayectos fueron reglamentados en 2016 por el Consejo Federal de Educación, aunque recuperan también medidas anteriores, todas introducidas por el kirchnerismo. Como vemos, la “formación” didáctico-pedagógica de los TFP no constituyen una novedad.

Los TFP buscan garantizar uno de los objetivos en el Plan “Argentina Enseña y Aprende”: docentes titulados. Citando al último Censo Nacional del Personal de los Establecimientos Educativos (2014), el CFE afirma que no se contaría con la cantidad “necesaria”. Sin embargo, el censo no exhibe cifras sobre la magnitud de trabajadores sin título dictando clases ni sobre la masa de docentes que pasan años en la desocupación intermitente, de suplencia en suplencia, entrando y saliendo de las escuelas. En Misiones los recién egresados pasan desocupados o, para conseguir sus primeras horas entran en el sistema punteril que maneja UDPM de desplazamientos, el mismo sindicato que permite lo que los TFP blanquean: el ejercicio de la docencia sin título.

A medida de la Secundaria 2030

Para empezar, los TFP se destinan a docentes de lengua, matemática, química, física, biología, historia, geografía e inglés. El programa engloba tanto aquellas materias que concentran la mayor carga horaria (matemática, lengua) cuyas horas son difíciles de cubrir, como aquellas que concentran docentes titulados, ya como tales, desocupados (ciencias sociales). ¿El cursado? Más del 80% se realiza de forma virtual y apenas entre un 13% y un 18% requieren instancias presenciales. Las pocas clases presenciales serán en sedes de Institutos de Formación Docente. En Misiones la sede será el ISFD N° 4 de Oberá (o posiblemente Eldorado). Pueden adherirse a los TFP docentes jóvenes en ejercicio como aquellos a punto de jubilarse (hasta 5 años antes de hacerlo).

En línea con la reforma educativa, los TFP priorizan el aprendizaje autónomo junto con la experiencia y los saberes previos de un «docente» al que se le ofrece un currículum flexible y diversificado. Incluso no importa si el cursante tiene solamente el secundario completo porque, finalmente, cualquiera puede dar clase tal cual sucede en el Plan Fines II que reemplazó a docentes por tutores. Por último, se busca formar “docentes” que puedan enseñar a aprender a partir de sus conocimientos previos y su adaptación al contexto local. Descentralización y degradación curricular van de la mano en los TFP.

Bonjurrrrr pedazo de zoquetes En Los Simpsons, en el marco de un recorte presupuestario, el Estado sustituye a los colegas animados por personal no docente. “Bonjurrrr, pedazo de zoquetes” es lo que “enseña” el jardinero Willie durante la clase de francés en la escuela primaria de Springfield. Willie desconoce el idioma pero eso no importa con tal de ahorrarse unos morlacos. Los TFP, en el marco general de la reforma secundaria, operan en un sentido similar, degradando nuestra formación intelectual y, con ella, la educación del conjunto de la clase obrera. Los TFP destruyen las carreras docentes. Lejos de lo que piensan algunos, no hace falta que cierren profesorados para hacerlo: existen mecanismos más sutiles que fueron creados por el mismísimo kirchnerismo. Defendemos la carrera docente y por eso, consideramos que frente al aula, dando clases, tenemos que estar docentes preparados realmente para la tarea y no personal no docente “certificado”. Obviamente, no aceptamos despidos: todos aquellos compañeros que se encuentren en esta última situación tienen que ser reubicados, respetando escala salarial y derechos laborales, en otras tareas de acuerdo a su competencia. Las escuelas necesitan mucho personal: aquí no sobra nadie. Nuestra política no puede agotarse en el rechazo liso y llano. Tenemos que dejar de cederle la iniciativa a la burguesía y elaborar un programa propio. Para ello necesitamos un Congreso Educativo Nacional en el que discutamos qué formación necesitamos, la necesidad de un padrón unificado provincial para el acceso a los cargos y, centralmente, qué escuela queremos los trabajadores. Solo así daremos un paso al frente.

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