Mauricio tiene un plan de gobierno con objetivos ambiciosos. Los trabajadores estamos incluidos, pero no como beneficiarios, sino como principal blanco de ataque. El Plan Macri tiene como tarea sacar a la Argentina de la crisis capitalista.
En lo económico, debe lograr que el país sea “rentable” para los negocios de los empresarios. Para aumentar sus ganancias necesitan aumentar nuestra explotación. A eso se refieren cuando hablan de bajar los “costos laborales”.
Esa baja se piensa conseguir de tres formas. Una, la mayor caída del salario real, con paritaria por debajo de la inflación. Dos, la renegociación de los convenios colectivos de trabajo (para hacernos trabajar más por lo mismo o por menos) y, tres, con una disminución de los costos por accidentes de trabajo.
Para nosotros, son todas penurias mayores. A este cuadro, ya de por sí grave, hay que sumarle un dato más: la desocupación. La crisis capitalista arrastra a la quiebra a varios empresarios, de allí que sea noticia común los despidos y las suspensiones aquí o allá. Las empresas más grandes también colaboran en la expulsión de trabajadores, ya sea porque deben achicar su producción en tiempos de crisis o porque incorporan tecnología. Y así, desocupación y degradación van de la mano. Incluso, la primera sirve para profundizar la segunda: o aceptás mayores ritmos de trabajo y menos salario, o ahí tenés la puerta de salida. Total, ahí está el ejército de gente desesperada por tu puesto.
Todo esto requiere que nadie proteste. Por eso, Macri intenta recuperar el control de las calles. Hace más de una década, el Argentinazo inauguró una etapa política, en la que la clase obrera conquistó el derecho a intervenir en la calle y a estar cara a cara frente al poder. Para la burguesía, eso es un problema. Su pretensión es que la única participación política que tengan los trabajadores sea a través de las urnas. Un voto cada dos o cuatro años, y punto. La calle es para circular y la plaza para darle de comer a las palomas.
Con esta idea en la cabeza, el macrismo comenzó a mostrarse inflexible con las manifestaciones, a incentivar una corriente favorable “al palo” y a responder con represión. ¿Ejemplos? El desalojo de AGR, el “despeje” de la Panamericana durante el paro general, entre otros.
Se trata evidentemente de un coctel explosivo, que busca degradarnos cada vez más. No es ningún invento de Macri, simplemente continúa con lo hecho por Cristina. Es que no depende de tal o cual gobernante, lo que hay es una estrategia a largo plazo de la burguesía, que vive a costa nuestra y cada vez nos ofrece una vida peor. Es momento de que pensemos en otro tipo de sociedad que nos asegure una vida que valga la pena vivir. Es momento que pensemos en el Socialismo.
Soy socialista, pero no puedo pensar en ello si no pienso, como colocar a los trabajadores en la calle. Solo lo puede hacer la CGT. Pues hay que quitarles ese control. Ustedes se equivocan si le dicen al trabajador solo que hay que pensar en el socialismo y no le proponen como hacer esta tarea central que es para la acción.