Balance del Encuentro en Defensa de la Educación de Adultos realizado el pasado 9 de agosto de 2014
¿Cuál es el sentido de las consignas? ¿Alcanza con la lucha sindical? ¿Es posible la reforma del plan FinEs 2? Algunas de estas preguntas son las que surgieron en el Encuentro en Defensa de la Educación de Adultos.
Por Romina De Luca (GES – CEICS)
El pasado 9 de agosto se realizó en el local de Ademys el “Encuentro en Defensa de la Educación de Adultos y contra la Degradación de la Educación Pública” convocado por Razón y Revolución, Ademys, Trabajadores Docentes de Base Lista Roja y el colectivo Docentes de Lomas de Zamora. El encuentro surgió de la convocatoria abierta que hicimos en el mes de mayo a distintas organizaciones. El motivo: debatir la situación de la modalidad de adultos y sus perspectivas, a partir de la introducción de programas “alternativos” como el Plan Fines 2 o “Terminá el secundario”.
Señalamos que todos ellos atentan contra la educación de adultos y avanzan hacia su desmantelamiento. Más aún, como se explicitó en la convocatoria, dichos planes solo son la “punta del iceberg”. Detrás de ellos se juega la situación del conjunto del sistema educativo. La precarización del conocimiento, de las condiciones de trabajo docentes y la reducción de la escuela a un mero espacio de titulación prometen generalizarse como las contracaras de esta nueva escuela secundaria. Si queremos evitarlo, debe mediar una intervención a la altura de las circunstancias. He allí la importancia del encuentro: sumar fuerzas, clarificar problemas, identificar enemigos y batallas a dar. Participaron más de sesenta docentes, conscientes de la importancia de la tarea. De allí surgieron nuevas actividades: la elaboración de un nuevo documento, un encuentro ampliado, fechado para fines de octubre como antesala del 3º Congreso Nacional de Educación dispuesto para el 22 y 23 de noviembre. En el Congreso Educativo sesionará una comisión específica sobre el tema. En ese sentido, el Encuentro constituye un avance en relación al momento anterior, aunque no debe perderse de vista que aún debe darse allí una discusión central: ¿cuál es la consigna que mejor describe nuestra batalla? ¿Cuáles son las tareas de la hora? En el debate surgieron dos perspectivas diferentes: la reforma y el mejoramiento del Plan Fines 2 o el combate por su desmantelamiento.
Si consideramos que las propuestas de nuestro enemigo de clase son reformables, entonces sacaremos determinadas conclusiones y nos daremos tales o cuales tareas: mejorar y ampliar programas, luchar por los derechos de nuestros compañeros, implicará adaptarnos al estado de consciencia existente. Pero, ¿y si nos animamos a más? Para entender el sentido de la encrucijada, veamos el balance de las discusiones que se llevaron adelante en el Encuentro.
Uno más uno…
Del Encuentro participaron distintas organizaciones y colectivos. Docentes de CENS, de FinEs 2, de bachilleratos populares, delegados y líderes sindicales e intelectuales dejaron sentadas sus posiciones en el debate plenario. Experiencias de Ciudad de Buenos Aires, Lomas de Zamora, La Matanza, Lanús, Avellaneda, La Plata, Quilmes, San Miguel, Bahía Blanca, Neuquén, se describieron a lo largo de la jornada.
En primer lugar, hubo consenso mayoritario en señalar que la problemática de adultos se inscribe dentro de una problemática educativa más general en donde lo que se juega (detrás de programas como Fines 2 o Terminá la secundaria) es la cristalización de una educación para ricos y otra para pobres. No por ello se dejó de señalar el ataque a la modalidad de adultos. El compañero de ATEN Neuquén señaló claramente que “el plan Fines 2 directamente mata a la educación de adultos” y a partir de ella al conjunto de la educación. En ese plano más general se destacó que los programas “precarizados” responden a las condiciones de educación de la llamada “población sobrante” (todos aquellos de los cuales el sistema prescinde). Las formas de falsa inclusión del Gobierno para esos sectores, solo les ofrece un título devaluado. Se advirtió, entonces, sobre el abaratamiento de la titulación que ofrecen programas como el FinEs y de la desvalorización que, a su vez, implica una reducción en el costo del conjunto de los titulados. Detrás de esa descalificación de la formación está en juego las posibilidades ciertas, para la clase obrera, de la apropiación del conocimiento o la desintelectualización de la clase. Entendiendo que el conocimiento es una construcción colectiva se destacó la necesidad de que jóvenes y adultos estén en la escuela. Pero no en formas de inclusión abstractas, sino desarrollando el hecho educativo. Hacemos nuestras las palabras del compañero Manuel, de Ademys: “no hay mejor contención en la escuela que el pibe aprenda […] que resuelva un ejercicio de matemática y lengua”. Algunos sectores denunciaron el recorte de días-horas de cursada como un ataque a la educación. No obstante, como veremos, este punto no es compartido por todos.
Asociado con esa problemática se enfatizó sobre el rol docente en tanto tal y como intelectuales. Distintas intervenciones advirtieron sobre su desvalorización: el reemplazo de su figura por la del tutor cuya labor se reduce al envío de guías o trabajos prácticos.
También dentro de los aspectos generales de dichos programas se destacó la injerencia de los organismos internacionales en su diseño. Por ello, se advirtió sobre la existencia de programas similares en otros países como Bolivia, Brasil y Paraguay. Terminalidad y acreditación fueron destacados como ejes del Consenso de Washington y de las Metas Educativas 2020 y como las formas educativas para los países pobres.
Con gran detalle se examinaron las condiciones de trabajo de los docentes del Plan Fines 2. Se destacó la ausencia de derechos sindicales y cómo ello sienta precedentes para el conjunto de los trabajadores. Se denunció el retraso en la percepción de los sueldos de hasta nueve meses y la dificultad para organizar a esos trabajadores que, en algunos distritos, hacen sus primeras experiencias como docentes en ese programa. También se advirtió sobre la presión que muchos docentes reciben, por parte de los punteros que gestionan el plan, para no sindicalizarse. La destrucción del Estatuto del Docente operada por los programas fue uno de los puntos con mayor señalamiento. Aunque se destacó también que existen jurisdicciones (Neuquén) en donde los docentes de FinES 2 gozan de derechos estatutarios y cómo el proyecto de reforma en la Provincia de Buenos Aires se encontraba en vías de resolver esa situación. Por ello, se advirtió como necesario trascender la denuncia sindical sin perder de vista los otros problemas medulares del programa. Denunciar la defensa que los sindicatos afines al gobierno hacen del plan FinEs 2 también generó mayoritarios consensos entre los participantes.
Docentes y directoras de CENS advirtieron sobre la pérdida de matrícula de sus escuelas en detrimento del FinEs 2. A su vez, denunciaron cómo las escuelas sedes cabeceras desconocen incluso la ubicación física de las sedes que dependen de ellos. Para dar cuenta de la magnitud, una directora destacó que de la escuela a su cargo dependen 3.050 alumnos de FinEs 2 y 1.300 tutores. La apertura “descontrolada” de sedes fines fue advertida por trabajadores de CENS y de Bachilleratos Populares. Los bachilleratos también denunciaron una respuesta prescindente del Estado ante sus demandas en detrimento del FinEs 2.
A pesar de las coincidencias en torno a los problemas de esos programas, las divergencias aparecieron rápidamente y giraron básicamente en torno a qué hacer. Y la crítica devino en reforma…
…no siempre es dos
La conclusión lógica que parecía derivarse de la crónica de las intervenciones era el bregar por el desmantelamiento de todos los programas que atacan a la modalidad de adultos y a la educación en su conjunto. Sin embargo, el Encuentro se dividió en dos posiciones: quienes defienden la necesidad del programa y quienes consideran que se debe pedir su urgente desmantelamiento. El disenso se expresó a partir de la inclusión o no en el documento a elaborarse de la consigna “no al plan FinEs 2” aunque previamente distintos señalamientos preanunciaban tal situación.
Como era de esperar, los docentes del FinEs 2 fueron quienes abiertamente plantearon la necesidad del programa argumentando sobre diversos puntos. Por un lado, la expansión de la educación a población por fuera del sistema que permitió el plan. También la creación de “sedes” en aquellos lugares a los que no llegaba el Estado (“en mi distrito el Fines 2 puede servir”). Dentro de la índole individual, la buena voluntad de los docentes (“nos somos carneros” gritó alguno, “no respondemos a la política punteril” advirtió el compañero del PTS) y que ellos enseñan mientras aprende el que quiere hacerlo. En ese camino, quienes defendían la vía de la reforma, destacaron que ni la descentralización (fragmentación) del currículum ni la semipresencialidad son los ejes principales de debate sino la potencialidad y posibilidad de organizar sindicalmente a los compañeros y defender puestos de trabajo para un sistema presencial. Así, argumentaban, la reforma del programa sería posible si se organizara sindicalmente a los trabajadores. La posición más extremista en ese sentido fue planteada por los compañeros del PTS, quienes argumentaron que la consigna debía “incluir a todos”. Un síntoma más de aquello que denunciábamos en relación al “democratismo” del FIT en su campaña electoral. Como dijimos en su momento, hay que animarse a decir las cosas como son. De lo contrario, o estamos ante la ingenuidad de Homero Simpson gritando “si no veo, no me pisan” o ante el oportunismo sindical más ramplón que vende su programa al mejor postor.
No obstante, como señalamos, lo que se juega detrás del Fines 2 no es solo la destrucción de la modalidad de adultos. El Estado enfrenta a dos fracciones de la clase obrera docente en donde una vehiculiza el ataque a las condiciones del conjunto. No solo por el cercenamiento de los derechos sindicales, aspecto obvio, cuya denuncia todos compartimos. De resolverse el problema estatutario, manteniendo y ampliando los cargos docentes, el problema sigue allí. Se trata de mirar más allá de las condiciones materiales y de la organización sindical. El plan FinEs 2 ataca al conjunto de la clase obrera porque cercena la cultura y la educación que esta va a recibir. Como dijimos, no nos da lo mismo que se sepa o no se sepa resolver una regla de tres. Si el proletariado es el sujeto de la revolución, nuestra tarea como intelectuales (y los docentes son la fracción más ilustrada en el seno de la clase obrera) es batallar contra su embrutecimiento. La descentralización fue la forma en la que la burguesía avanzó sobre la cultura de la clase obrera. Por ello, la discusión sobre presencialidad (cuánto tiempo tengo para educar) y sobre centralización del currículum (cómo unifico a la clase obrera fragmentada) no resultan menores. A quienes el árbol les impide ver el bosque no se dan cuenta de las consecuencias de largo plazo que se juegan detrás del plan.
Para no morderse la cola
El pez que se muerde la cola se encuentra siempre en el mismo lugar. Si queremos avanzar debemos animarnos a decir las cosas como son. Las consignas ordenan el sentido de la lucha. Cuando decimos “No al plan fines 2” no buscamos negarle educación a nadie. Luchamos por una mejor educación para el conjunto. Nuestra consigna no desconoce la necesidad de algunas medidas transicionales. El problema es el objetivo de esa transición. Ese objetivo debe apuntar a la instauración de una educación centralizada y de calidad: que toda sede Fines se convierta en una escuela de la modalidad de adultos y se cree allí una escuela (excluyendo todo aquello que implique privatización) con las condiciones infraestructurales necesarias, que los docentes del FinEs pasen a planta, que las escuelas cuenten con todos los servicios necesarios para la población adulta (guardería, sistemas de becas, jornada de trabajo reducida). Debemos animarnos a decir lo que tenemos que decir porque está en juego mucho más de lo que algunos llegan a vislumbrar. No es posible la reforma de aquello que no debería existir. Batallemos contra la consolidación de un circuito paralelo y degradado de educación en manos del puntero de turno. El sujeto con el cual queremos hacer una revolución merece que le demos mucho más.