El 7 de abril en Liberarte se presentó el libro Culpable. Contó con la presencia de dos destacados integrantes del Movimiento Cromañón: José Iglesias, padre de víctima y abogado querellante, y Vanina Biasi, dirigente del Partido Obrero. Aquí, una pequeña parte de la discusión. El debate completo puede verse en video enhttp://www.razonyrevolucion.org//
José Iglesias
Antes de venir a esta presentación pensé mucho en si participar o no. En mi otra vida, antes del 30 de diciembre del 2004, obviamente participé en presentaciones de libros. Y pensé mucho en venir porque es una posición incomoda. Yo no puedo hablar del libro como un lector, o por lo menos no como un lector neutro. Modestamente, estoy dentro del libro, está mi hijo, están los hijos, están los otros padres, está todo el Movimiento Cromañón. Entonces me parecía que tenía que estar, sobre todo para celebrar que este libro haya salido. En primer lugar porque es el primero, el primer libro serio sobre Cromañón. Ha habido otros. Ha habido un par de basuras escritas, algunas para reivindicar la historia cultural de Chabán y todos sus aportes. Algunos para promocionar a Callejeros frente al juicio oral, otro con historias de sobrevivientes. Todo papel. Pero este es el primer libro serio sobre Cromañón. Desde ya que cuando digo el primero estoy haciendo una apuesta a la esperanza. Espero que haya un segundo, celebro que haya un primero. ¿Por qué hay que celebrarlo? Que haya un primer libro serio sobre Cromañón implica que se pone fin a un silencio. Porque hasta ahora no se hablaba de lo que pasó. Se hablaba de discursos sobre lo que pasó. De interpretaciones, pero no sobre la verdad. En cambio este libro superó el silencio, un silencio que no es casual. Tampoco es original. Fíjense que entre nosotros hubo otras masacres que estuvieron acompañadas del mismo silencio. La semana trágica por ejemplo. Ocurrió en 1919, mataron infinidad de obreros y el primer libro se escribe en la década del ´50. Hay otras: los sucesos de la Patagonia en 1921, y el primer libro lo escribe Bayer en los ’60. Kheybis, LAPA, Puerta 12. ¿Y tienen que sacar libros? Sí ¿Por qué? Porque son enormes masacres que necesitan explicación. Cuando hay una sentencia, la sentencia no explica. Y habitualmente no hay sentencia. Por eso hacen falta libros.
Mirándolo desde otro lado en sociedades tan injustas como las nuestras, la justicia asume infinidad de formas. Una de ellas es un libro. La justicia asume la forma, por ejemplo, de una radio abierta, un documento, una marcha, una película, una canción, una oración. Son formas de reparar, rodear lo que ocurrió, y explicarlo. Llenarlo desde distintos lados. Y un libro también es un acto de justicia. Máxime cuando trae luz sobre el tema. Por eso hay que celebrarlo, porque me parece que este libro también es un acto de justicia. Enfrenta valientemente los discursos, se documentó, trabajó en serio. Entonces, en este acto de justicia, quería estar. Porque en todos esos actos de justicia que mencioné están los chicos.
Es un libro muy valioso, con el cual uno puede disentir. De hecho, yo disiento con algunas cosas del libro. Es más, disiento con la opinión que tiene Vanina Biasi sobre mí, que trasunta el libro. Y me encanta disentir con esas opiniones. Y nunca me voy a cansar de agradecerle a Vanina todo lo que lucha por mi hijo y por los chicos, a pesar de lo que opina del padre.
Uno puede disentir. De hecho he discutido con Gonzalo por el título, si singular o plural, una discusión ideológica que realmente me parece muy sana. Pero está bien, hay que celebrarlo, es el primero. Lo que si, no derramemos champán. Porque, con todo respeto, esto no es una descalificación, el libro no lo publica Sudamericana, no lo publica Planeta. Lo publica Razón y Revolución. No se presenta en el El Ateneo, en el lobby de Hyatt, sino en un sótano en Liberarte. Y eso es bueno, porque el libro, además de un acto de justicia, es un acto de resistencia. Se rebela contra el silencio ominoso con el que se pretende callar Cromañón. Y si algo tiene el Movimiento Cromañón es que es un movimiento de rebelión. Nosotros, cuando estamos en la calle, seguimos el mandato de nuestros hijos para resistirnos a aquello que los llevó a la muerte. Nos rebelamos. Y este libro hace lo mismo. Y también quería estar presente por algo que para mí es muy importante. Le quería agradecer a Gonzalo, en el nombre de mi hijo y en el mío, por un libro tan honesto y tan valiente.
Vanina Biasi
Cuando me llamaron para la presentación dije que sí inmediatamente, y luego dudé. Sabiendo lo que corre en la materia, que nosotros nos conocemos de otras instancias políticas, dudé. Pero ni bien recibí el libro, comencé a ojearlo, me di cuenta de las características que recién señalaba José. Hay que agradecerle verdaderamente a Gonzalo que encaró un trabajo con seriedad. Que con el nivel de manoseo, maltrato, que hemos vivido, y me incluyo plenamente, en estos cinco años, realmente hay que decir que es una bocanada de aire fresco. Un libro documentado, serio, con un esfuerzo, hecho que se nota en cada uno de los temas. Con interés en buscar las razones, en buscar la documentación. Realmente es un tema del que quiero partir. Cualquier cosa que yo diga de ahora en más esta basado sobre el profundo respeto que me produce el trabajo que realizó Gonzalo en un tema que ha sido muy maltratado. El libro tiene y, le robo algo que dijo José porque me pareció algo fundamental, que hay que marcar, viene a decir algo cuando la marca que hoy atraviesa Cromañón es el silencio. Es un silencio pensado, maquinado, preparado, es un silencio realmente armado para terminar con Cromañón desde la no expresión.
Hay algo que no aclaré en un principio: las pretensiones que uno tiene al escribir algo, cuando lucha, hace una obra de teatro, son importantes. Estoy hablando con un compañero que milita, estoy hablando con alguien que escribe algo con la intención que él acaba de manifestar, que sirva para terminar con este silenciamiento, para que se sepa exactamente qué es lo que sucedió en Cromañón, para que no compren las porquerías que han tirado durante estos cinco años. Entonces, en ese sentido, creo que tiene que ser un libro que sirva, y que va a cumplir ese rol, para ver cómo seguimos la lucha. Cómo, con todo el dolor, con el terrible sentimiento de que todo está acabado para muchos de los familiares, cómo hacemos nosotros para ofrecer un camino de lucha y de ir para adelante. Porque en ese camino todos los que están mal van a poder encontrar, encontrarse con los otros y esto es lo que aprendimos en esta lucha. Encontrarse con los otros que le van a dar un abrazo, que lo van a acompañar y que cuando se caigan lo van a llevar. Porque esta forma de entender nos va a llevar para adelante para conseguir, insisto, la verdad, la memoria, la justicia en el caso de Cromañón. El mérito del libro es que Gonzalo plantea la concepción del libro desde el lugar de una lucha política. Que acá no hay agentes neutrales, algo que a alguien se le ocurrió en algún momento… no, no. Acá hay una lucha política. Lo que estuvo en juego en Cromañón, y creo que el libro tiene el mérito de marcar, es que en la Ciudad de Buenos Aires se puso en jaque y apareció a la luz de todo el mundo la gestión capitalista. Esto es lo que tiene el libro, y te da los elementos. No es que lo plantea diciendo “mirá, yo considero”, acá están los elementos materiales que justifican, que muestran que esto fue así. Por eso quiero remarcar que es una bocanada de aire fresco, saber que hay un material serio, que fue hecho con buena leche, que fue hecho pensando desde el Movimiento Cromañón. Ya tenemos documentadas un montón de cosas que creo que a muchos de nosotros nos interesaba que quedaran documentadas en un libro. Nos queda mucho por delante y el libro tiene que ser un aporte para que sigamos con esta lucha.
No intentando hacer de esto una polémica, creo que, pensándolo desde la formulación que hace Gonzalo, creo que a Cromañón fue muy justo llamarlo masacre. Fue el término que le correspondía a Cromañón. La definición que hace Gonzalo de crimen social no me parece ajustada para este caso. Criticando un texto de Juan Carlos Volnovich, que participó del ciclo Pensar Cromañón, Gonzalo señala que hay que aceptar que Cromañón fue una “falla en el sistema”. Y creo que es por ese lado que hay que pensarlo, que no se trata solo de la conocida fatalidad del sistema capitalista, sino que hay hechos que tienen particularidades y que nosotros tenemos que saber leerlas para poder llevar adelante todas las tareas que nosotros tengamos. El libro, que tiene, insisto, esta seriedad que marqué al principio, me dio una sensación cuando lo terminé y es que de alguna manera apuntaba a que, bueno, bajo el capitalismo estamos condenados, como siempre hay una clase social que está empecinada en obtener más ganancias a costa de la gente, por lo tanto tenemos este tipo de fatalidades por delante. Y entonces no me quiero quedar con una imagen de resignación frente a la fatalidad. Si bien existe esa fatalidad en el capitalismo, también existen ciertas excepcionalidades. Cromañón es una falla en el sistema. Y en esa excepcionalidad me parece que el término masacre fue de una profunda justeza.
Gonzalo Sanz Cerbino
Respondiendo a algunos planteos que hicieron Vanina y José, quisiera comenzar refiriéndome al título. ¿Por qué Culpable? La idea del título tiene que ver con esta caracterización que defendemos nosotros de crimen social. En ese sentido, Cromañón no es una tragedia pero tampoco es una masacre. Nosotros creemos que Cromañón es un crimen en el que hay responsabilidades. Hay una sociedad, una forma de organizar la sociedad, que funciona de una manera tal que produce regularmente, sin querer hacerlo, hechos como el de Cromañón. Hay un sistema que funciona de esta manera, que encarna en individuos concretos, los empresarios y los gobernantes que tenemos. Hay cientos de hechos iguales, en todo el mundo: accidentes aéreos, incendios en los boliches, y tantos otros, en donde el denominador común son los empresarios que recortan costos de seguridad y los gobernantes que dejan hacer. Lo que quisimos hacer aquí fue quitarle naturalidad a la muerte. Obviamente, como señalaba Vanina, e intentamos reflejarlo en el libro, esto no es una fatalidad frente a la que no podemos hacer nada. En las páginas que dedicamos a reconstruir el Movimiento Cromañón mostramos que lo que se pudo arrancar a la clase dominante, la destitución de Ibarra por ejemplo, fue producto de su lucha. No sostenemos que mientras exista el capitalismo no hay nada que hacer. La solución a que la gente se muera por causas evitables, pasa, claramente, por terminar con el capitalismo. Y en el medio podemos arrancar muchas cosas, no solo la condena a los culpables, sino el estar encima de estos empresarios que nos condenan a muerte para que gasten lo que haya que gastar en seguridad. Y esto se vio también con el Movimiento Cromañón: cuando la gente salió a la calle inmediatamente cerraron todos los boliches cuestionados, intensificaron los controles.