De compañero a partner. La estrategia del gobierno de Brasil para América Latina
Mariano Schlez
Laboratorio de Análisis Político – CEICS
Apenas llegado al poder, Lula in- tentó mostrarse como uno de los más fieles exponentes de la “nue- va izquierda latinoamericana”. El ciclo de insurrecciones se encon- traba en pleno ascenso y los go- bernantes se veían obligados a ra- dicalizar su discurso para contener a las masas. El “primer presidente obrero” se sumaba al nuevo mapa político sudamericano.
El caso de Brasil es particular, de- bido a que allí, a diferencia de sus vecinos, se conformó un partido con una fuerte raigambre obre- ra, el PT. Durante los años 2003- 2004, Lula parecía abanderar un bloque que se llamó a sí mis- mo “contestatario”, con respecto al consenso de Washington. Sin embargo, el obvio desde hace rato que Brasil no tiene intenciones de mostrarse como líder del bloque bonapartista regional.
Brasil, un mercado mayor que los Estados Unidos”.3 Por lo tanto, el tratado no parece otra cosa que la sanción jurídica de las libertades que tendrían las burguesías más poderosas del subcontinente para entrometerse allí donde sus inte- reses lo requieran.
Luego del asesinato del Coman- dante de las FARC, Raúl Reyes, Lula habría llamado a Condoleez- za Rice para comunicarle su deci- sión de impulsar un Consejo de Defensa Sudamericano, del que no participaría Washington. Al- gunos analistas consideran que la estrategia brasileña se concentra- ría en la inviolabilidad territorial de las naciones, lo que significaría la derrota de la tesis norteameri- cana de las “fronteras flexibles”.4 Sin embargo, resulta paradójico que Lula haya sido el principal gestor en la incorporación del go- bierno colombiano -el asesino de Reyes y principal representante de los EE.UU. en América Lati- na- al Consejo “antiimperialista”.
ga algún poder de veto contra una mayoría hostil. Por último, que se reconozcan solamente a las fuer- zas institucionales consagradas constitucionalmente. Es decir, que se abandone la pretensión venezolana y argentina de decla- rar a las FARC como “fuerza be- ligerante”.
No conforme, Lula aseguró que quiere asociarse a Colombia en materia de industria militar: “Bra- sil no desea apenas ser un vende- dor de armas de defensa para Co- lombia. Queremos producir en conjunto […] Brasil desea cons- truir fábricas para producir mate- riales de defensa en conjunto con los países de América del Sur, y Colombia es un país que tiene deseo y potencial”.8 Lejos de un organismo “antiimperialista”, es- tamos ante la formación de una alianza política, económica y mi- litar entre la burguesía más pode- rosa de América Latina y el prin- cipal representante de los intereses norteamericanos en la región.9
las diferencias de tamaño de sus economías”.12 Por su parte, Rabih Nasser, Profesor de la Fundación Getulio Vargas, consideró que “la disputa entre los países del G-20, en relación a la propuesta presen- tada por el Director General de la OMC en la Ronda de Doha, no deberá afectar a Brasil en el lar- go plazo […] Todos dependen de Brasil, comenzando por la Argen- tina”.13 El fracaso de Doha mues- tra la ridiculez de quienes preten- den fomentar el “complemento” entre los empresarios argentinos y brasileños
Paz y administración
Para lograr su cruzada, Lula se ha visto obligado a intervenir en la crisis boliviana. Del apoyo sin condiciones a Evo, pasó a una “mediación”, cada vez más cer- cana a los intereses petroleros de los secesionistas. Marco Aurélio Garcia, asesor de política exterior de Lula, manifestó su deseo de
Amparado en el crecimiento de la economía, pero asediado por la profundización de la crisis mun- dial y la caída del precio de los commodities, Lula busca allanar el futuro de posibles molestias. La más importante de ellas, la per- manencia del ciclo de insurreccio- nes latinoamericano y de los go- biernos bonapartistas que no han logrado clausurarlos. Su estrategia lo lleva a acercarse, cada vez más, a las posiciones de las burgue- sías más concentradas del mun- do, abandonando las alianzas con sus pares latinoamericanos. Aus- piciar una salida conservadora de los bonapartismos latinoamerica- nos y liquidar los movimientos de masas es el camino necesario para fomentar el clima para los buenos negocios y resistir mejor a la crisis que se avecina. Estos movimien- tos preventivos tienen la función de preparar el marco para posibles intervenciones militares. Incluso para reemplazar gobiernos que él mismo se encargó de elogiar.
Un nuevo
bloque
Para lograrlo, el brasileño visitó a Uribe y juntos vivaron a Shaki-
La “traición” de Doha
que el referéndum ayudara a “la
reconciliación nacional”, y que “el
El 23 de mayo de este año, en Brasilia, doce países ratificaron el Acta Constitutiva de la Unión de Naciones Suramericanas (Una- sur). Ellos son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Estos paí- ses representan la unión de dos bloques económicos: el Merco- sur y la Comunidad Andina. En su acta fundacional Unasur plan- tea, como principio, el “irrestricto respeto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los Estados; autodeterminación de los pueblos; solidaridad; coope- ración; paz”.1 No obstante, Lula reconoció que los principales ob- jetivos eran avanzar en “la inte- gración financiera y energética”, la “creación de cadenas de inte- gración productiva entre nuestras empresas privadas y estatales” y de “compañías en sectores estratégi- cos, como industria aeronáutica, construcción naval,medicamentos e industria militar”.2 En la misma línea, su ministro de relaciones exteriores planteó que “el enor- me crecimiento de las exportacio- nes brasileñas hacia nuestros veci- nos casi se triplicaron entre 2003 y 2006, impulsados en gran parte por productos con alto valor agre- gado. América del Sur ya es, para
ra, mientras sacudía sus caderas y responsabilizaba a las FARC de la guerra civil en Colombia.5 Luego participaron en una marcha que reclamaba a la guerrilla la libertad de los “secuestrados”.6 Llegó el tiempo de los anuncios y Lula va- ticinó: “Brasil va a financiar inte- gralmente la participación de las empresas brasileñas en la cons- trucción del Ferrocarril del Cara- re para transportar carbón”. Uribe, por su parte, resaltó los beneficios que este proyecto reportará a los empresarios de Boyacá y Cundi- namarca, aumentando la compe- titividad de las empresas estable- cidas en Bogotá.
Luego, ambos organizaron el en- cuentro “Brasil-Colombia: nue- vas fronteras de negocios”, al que asistieron más de 380 empresa- rios. Allí, Lula confirmó que no hay nada “que vaya a impedir que Colombia y Brasil se conviertan en dos grandes compañeros en sus relaciones”.7 Semejantes muestras de amistad disiparon todas las du- das del colombiano, que no sólo ingresó al Consejo de Seguridad de la Unasur, sino que, además, impuso sus condiciones. En pri- mer lugar, un rechazo total y ex- plícito, por parte del bloque, a los “grupos violentos”. En segundo, que las decisiones sean “por con- senso”, es decir, que Colombia ten-
En 2001, en Doha, Qatar, los paí- ses miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) firmaron un acuerdo que buscaba “mantener el proceso de reforma y liberalización de las políticas co- merciales”, continuando una es- trategia que debía “rechazar todo recurso al proteccionismo”.10 Las negociaciones debían finalizar el 1° de enero de 2005. Sin embar- go, las conferencias anteriores, al igual que la de julio de este año, fueron un fracaso. El punto que no terminaba de resolverse: mien- tras un sector busca reducir las subvenciones a la agricultura en los países “desarrollados”, éstos exigen que los países “emergentes” redujeran los derechos de aduana para los productos industriales. La mentada “traición” brasilera tuvo que ver con su aceptación de la propuesta de la OMC, que vinculaba una reducción de sub- sidios agrícolas con una baja de aranceles industriales, lo que sus antiguos aliados, Argentina, Chi- na e India, consideraron inacep- table. Brasil abandonó al G-2011, y se alineó con Europa y EE.UU. El voto brasileño estuvo urgido por la necesidad de privilegiar alianzas que le abrieran mercados, hasta ahora inaccesibles, para su producción agropecuaria, el único
sector capaz de re- vertir la tendencia negativa de la ba- lanza de pagos.
Por ahora, Lula posee el apoyo irrestricto de la burguesía brasile- ña. El vicepresi- dente de la Aso- ciación Brasileña de Comercio Ex- terior, José Au- gusto de Castro, justificó la estra- tegia carioca plan- teando que “Bra- sil y sus socios del Mercosur tienen intereses diferen- tes, incluso por
país vecino continúe consolidan- do su democracia y construyendo oportunidades para bolivianos de todos los orígenes y de todas las regiones”.14 Lula ya había mani- festado que “Brasil ha fundado junto con Argentina y Colombia un grupo de países amigos para ayudar a Bolivia. Si el compañe- ro Evo está dispuesto a negociar, haremos de intermediarios”.15 Como en otros conflictos, el líder del PT mueve sus influencias para restaurar el orden en los marcos del sistema: destacando el triun- fo opositor en los referéndums autonómicos, le pidió a Evo Mo- rales que profundizara el diálogo, planteando que Bolivia necesita de mucha paz para poder crecer y desarrollarse.16
Mejor prevenir…
Brasil fue uno de los países que más se benefició con la valoriza- ción de los commodities, espe- cialmente soja, café, azúcar y hie- rro. Su crecimiento, al calor de la demanda de comida y energía, le posibilitó alcanzar el “codiciado” grupo de países emergentes, for- mado por China, India y Rusia. Al mismo tiempo, el descubrimiento de reservas petroleras millonarias profundizó el interés norteameri- cano por el gigante del sur. Lula se va erigiendo en el hombre del “Imperio” en la región, desplazan- do incluso a Uribe: mientras que el Financial Times considera que la administración del Partido de los Trabajadores es el bastión de la estabilidad brasileña17, McCain adelantó su intención de acercar- se al gobierno de Lula, auspician- do el ingreso de Brasil al grupo de países más poderoso del mundo, el G818. Por su parte, Obama destacó el rol de Brasil como estabilizador regional, al saludar su mediación en el conflicto entre Ecuador, Co- lombia y Venezuela.19 Seguro del apoyo norteamericano, Lula se preocupa en convencer al Viejo Mundo, asegurando que “Europa no necesita tener miedo a la iz- quierda en América Latina”.20
Notas
1Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas.
2Discurso de Luiz Inácio Lula da Sil- va, Brasilia, 23/5/2008.
3Jorge d´Escragnolle Taunay Filho: “O sentido da integração sul-ameri- cana”, en Valor Económico, 26 Junho 2007.
4Pignotti, Darío: “La construcción de la soberanía regional”, Le Monde Di- plomatique, Junio de 2008.
5Vale destacar que Uribe trató con Lula discretamente las posibles vin- culaciones entre funcionarios brasile- ños y las FARC, para no deteriorar las relaciones con Brasil. Revista Cambio, Bogotá, 31/7/2008.
6Razón Pública, Colombia, en http:// www.razonpublica.org.co/?p=132.
7El Tiempo, Colombia, 20/7/2008.
8Idem.
9En Brasilia, los presidentes no apro- baron el borrador brasileño y forma- ron una comisión que estudie el tema por 90 días y presente un nuevo pro- yecto. El Consejo, para Brasil, no su- pondría una alianza militar conven- cional, como la OTAN, sino un foro regional de ministerios de Defensa. Véase Agencia EFE, Brasilia, 23 de mayo de 2008.
10Declaración Ministerial, Doha, 14/11/2001, en www.wto.org/spa- nish/res_s/booksp_s/ddec_s.pdf.
11Creado en 2003 y formado por Bra- sil, Argentina, México, Chile, Bolivia, Venezuela, Cuba, India, China, Egip- to y Sudáfrica.
12http://ecodiario.eleconomista.es,
30/07/2008.
13Folha Online, 22/8/2008, en www. folha.com.br.
14Folha Online, 9/8/2008, en www.fol- ha.com.br.
15La República, 12/5/2008, en www. larepublica.es.
16Opinión, Bolivia, en www.opinion. com.bo.
17Financial Times, Especial Report: “Brazil”, 8/7/2008.
18Folha Online, 26/3/2008, en www. folha.com.br.
19Folha Online, 19/6/2008, en www. folha.com.br.
20La República, 12/5/2008, en www. larepublica.es.