El segundo semestre está por llegar. Ni la mentada “reactivación”, ni la lluvia de inversiones, ni la caída de la inflación asoman. Buenos Aires (el distrito educativo más grande), Ciudad de Buenos Aires, Santa Cruz y Tierra del Fuego siguen con sus paritarias en suspenso y sus docentes cobran salarios de 2016. Liquidaciones a cuenta del futuro aumento es la fórmula encontrada por el gobierno de Buenos Aires y CABA para contener el descontento mientras juega al desgaste. Pan para hoy. El desgaste da resultados, valga de ejemplo Entre Ríos que terminó aceptando una paritaria del 23,5% en tres cuotas (ver nota en este número). De forma burda, el gobierno mueve los hilos de la desesperación y avanza. Avanza sobre el derecho a huelga, descontando los días de paro. Avanza sobre las condiciones de trabajo docente, cuando busca imponer un doble presentismo. Avanza al exigir prestación de servicio en el receso invernal bajo el pretexto de garantizar los días de clase. Avanza también cuando, bajo la excusa de la calidad, nos impone capacitación obligatoria fuera de servicio los días sábados (como en Corrientes) o virtual con una página que no funciona (Chaco) o nos obliga a revalidar capacitaciones (CABA). Avanza tomando un discurso prestado: el de la inclusión, el que nos señaló como huelguistas crónicos. “No hay peor día de clase que el que no se tiene y no hay peor escuela pública que la que está cerrada y no da clases” dijo Cristina Fernández en la apertura de sesiones del Congreso, en marzo de 2008. Cierto, es hora de avanzar. Armemos nuestro plan y busquemos una alternativa. Quienes gobernaron ayer y hoy ofrecen más de lo mismo. Es hora de imaginar un nuevo futuro. Vamos juntos, adelante.