Clase y Partido bajo el Peronismo. El GOM (1946-1948)

en Revista RyR n˚ 9

En la misma línea que el trabajo anterior, Castelo aborda la política hacia el régimen peronista y la clase obrera desarrollada por el GOM (Grupo Obrero Marxista), a partir del periódico de dicha organización.

Por Fernando Castelo (estudiante de historia e investigador de Razón y Revolución)

Nuestro problema será examinar el complejo de contradicciones entre lo que se propone el morenismo[1] y aquello que lleva a cabo. El objetivo central que la organización afirma darse es construir un partido, pero desde su particular concepción sobre el régimen y las clases. Así, su acción resulta contradictoria con el fin planteado. Su visión táctica y estratégica los conduce a invertir la función del partido: de vanguardia de la clase a retaguardia, provocando el subdesa-rrollo de la función de dirección intelectual de la organización. A la vez se sostiene una visión heterónoma de la clase obrera, concepción que perdura en toda la trayectoria del morenismo.

 “(El surgimiento del peronismo se produce junto al) escepticismo y la apatía del proletariado por la traición de las viejas direcciones y la proletarización de la gente del interior, es decir, el surgimiento de un nuevo proletariado sin la más mínima conciencia de clase (…) Una de las causas  del éxito del peronismo ha sido la reciente proletarización de varios cientos de miles de trabajadores agrarios”. [2]

El obrero nuevo tiene baja conciencia de clase por lo tanto sólo actúa como tal en el ámbito de la producción. Por eso el morenismo privilegiará el plano sindical. La agitación sindical deberá activar sobre los intereses inmediatos que, en principio se encuentran limitados a la lucha meramente económica. Es preciso ir hacia la clase para relacionarse con la vanguardia y agitar un programa mínimo. Ahora bien, estos obreros nuevos están cooptados por el régimen peronista, que es definido como bonapartistayque tiene una posición pro inglesa. Para contener la avalancha del frente pro-yanqui, construye una base social  integrando a los trabajadores venidos del Interior. Reproduciendo, así, una estructura paternalista, tradicional. De esta manera, a su vez, intentaría sostener la estabilidad del sistema político.

Analizaremos la política del morenismo en tres ítem: la acción sindical, la posición frente al régimen y la relación con otros partidos de la izquierda “tradicional”. Aunque lo guía una caracterización “gorila” del régimen, su actitud será ingresar a todos los sindicatos donde vayan los obreros, para no perder la relación con las bases.[3] Detrás de esta actitud hay una lógica,[4]una táctica: ir tras los obreros, con el fin de organizar un partido. Para ello es necesaria la relación con la vanguardia. Debido a esta estrategia limitarán su crítica hacia el régimen, la que estará dirigida a la Secretaría de Trabajo y Previsión (STyP) o a las conducciones burocráticas (la CGT). No desean discutir con los obreros peronistas sobre peronismo porque su programa está en agitar los reclamos económicos de la clase. En última instancia, el peronismo de los obreros es visto como un momento de su conciencia que sólo podrá ser superado por la acción espontánea de las masas. Otro sentido tendrá el debate con el Partido Socialista (PS) y el  Partido Comunista Argentino (PC) porque allí estará en juego su influencia sobre las bases. La política será apoyar a los “laboristas” para contener la influencia de esos partidos.

Centraremos nuestro análisis en el periódico que edita el GOM durante los primeros años del peronismo. Aunque pueda parecer una limitación documental, un periódico tiene una importancia esencial para cualquier “agitador” porque su función no se circunscribe a presentar la línea de determinada dirección (lo que no es poco) sino que debe materializar la organización en sí. Por eso analizar Frente Proletario (en adelante FP)  reviste gran importancia y es un buen reflejo de la política de la organización. Por otra parte, nuestro análisis se limitará a la “teoría” que formula el morenismo y no consideraremos su accionar concreto.

Nos centraremos en los FP editados durante el periodo de actividad del GOM. Este es el momento de mayor crecimiento y receptividad del peronismo hacia la clase obrera (los primeros años del gobierno peronista). Y, segundo, nos interesa mostrar cómo ya entonces se exponían en forma, tal vez embrionaria, una serie de concepciones que el morenismo sostuvo a lo largo del tiempo. Sin ser concluyentes, esperamos proyectar algunas líneas de continuidad con el análisis que ya hemos formulado en otra parte[5].

“Durmiendo con el enemigo”. El GOM tras el triunfo peronista

Según la definición de Lenin[6], el GOM sería un grupo de propaganda. Su razón de ser es la constitución del partido de la clase obrera en la Argentina, en relación con la reorganiza-ción del proletariado mundial bajo la IV Internacional. Este objetivo, construir el partido, deter-minará las tácticas dirigidas a la clase obrera: la captación de la vanguardia proletaria.[7]Su ac-ción está delimitada por su fin. Ahora bien, ¿qué es para el GOMel partido de la clase obrera? Habrá, seguidamente, que preguntar para qué es necesario el partido obrero revolucionario. La respuesta será: para que el proletariado deje de ser masa de maniobras de la burguesía:

“Cuando el GOM se empalme a la vanguardia proletaria, al haber acercado a la vanguardia a los principios fundamentales del marxismo y a su programa nacional e internacional, estará constituido en Argentina el Partido Obrero Revolucionario (…) El Partido obrero revolucionario será entonces, la unión, de aquí en la Argentina del Programa del Grupo Obrero Marxista con la vanguardia proletaria (…)Debido a la falta de un Partido Obrero Revolucionario, que instruya y oriente a las masas, el alto porcentaje de los obreros le hacen el juego a los grandes trust y consorcios, al llevarles el apunte a la Secretaría de Trabajo y Previsión, al P. Socialista y a los acomodados sindicalistas” (…) “Hoy la clase obrera argentina, vive a merced de TODAS las maniobras de sus más terribles enemigos, Secretaría de Trabajo y Previsión y los burócratas sindicalistas, repetimos, representantes en líneas generales del Imperialismo”.[8]

Otra pregunta de rigor será, ¿dado el carácter tan elemental de la conciencia del grueso del proletariado argentino qué programa puede llevar a cabo un Partido Obrero Revolucionario? El GOM señala como su programa el votado por la IV Internacional. Sin embargo, se empeña en marcar el carácter “económico” de la lucha actual, aunque pone especial énfasis en desmentir las acusaciones de “economismo”.[9]

Comencemos por una primera ojeada al periódico. De manera puramente ilustrativa, si nos detenemos en la distribución del espacio por tema vemos un mayor interés por determinadas líneas de acción en detrimento de otras. En el primer número de FP se aprecia la relevancia de la discusión sindical (27,88%) comparable sólo con la otorgada a las noticias internacionales (24,01%). Mientras las críticas dirigidas a la acción del gobierno de Perón ocupaban sólo el 6,82% que contrastacon el mayor espacio para debatir con las políticas del PC y del PS (ambos parte de la derrotada Unión Democrática), lo que computa un 14,70 % (ver  cuadro 1). Si tomamos la serie de los 23 números verificamos que la discusión sindical es uno de los que más páginas ocupa (29.69 %) sólo superado por los temas internacionales (32.09%); mientras que los debates con el PC y PS abarcan un magro 3.06%. Los artículos críticos al gobierno ocupan el 12.41 % (ver cuadro 2), pero inicialmente abarcan menos espacio y a medida que se desarrolla el año 1948 sube el porcentaje. Con esto deseamos subrayar la importancia que el grupo le otorga a la agitación sindical por sobre todos los temas locales.

A) La relación con los sindicatos

Una de nuestras hipótesis es que el morenismo, dada su teoría que sobre la conciencia y la conformación de la clase, actuó escindiendo la acción de su organización entre el activismo sindical (que tenía como función ligarse a las masas y “rescatar” a la vanguardia) y la agitación política (diferenciarse del resto de la izquierda y la clase dominante).[10]A modo de hipótesis, esta separación se justificaría porel bajo nivel de conciencia de la clase que la lleva a no poder operar aún en forma autónoma ante las pujas entre fracciones burguesas.

“¿Cómo se liga la CGT al Gobierno? Por medio de la burocracia dirigente, que debido a la casi total indiferencia de las masas obreras, puede maniobrar a sus espaldas, negociando libremente el precio de la entrega ¿De qué modo los sindicatos están atados a la CGT y al Gobierno? Por medio de la S. T. y  P. Agencia patronal; por medio de los llamados asesores gremiales (…) ¿Cómo compra a la CGT? Comprando a los seudo- dirigentes obreros, que aprovechan la época de bienestar general y el poco interés de los obreros por la lucha; y en fin, utilizando para sus fines a los nuevos burócratas salidos al calor del 4 de junio, que buscan ansiosamente la mejor manera de acomodo(…) el control del Estado de nuestras organizaciones castra los movimientos espontáneos por nuestras reivindicaciones y la entrega total de la CGT la convierte en el principal enemigo de los obreros”.[11]

Ninguno de los artículos de crítica a la política del gobierno discute directamente su acción hacia el movimiento obrero. Esta confrontación la toman en las páginas sindicales donde se caracteriza a la burocracia cegetista de agencia estatal. Otro mecanismo de circunscribir la discusión es separar la política del gobierno de los actos de la STyP. Por ejemplo, cuando se decreta la ilegalidad de la huelga de los portuarios[12], FP acusa a la STyP de ese acto y no al obvio responsable, a Perón. Por otro lado, hay una unidad de los distintos sectores buro-cráticos.[13]Unidad que es propiciada por un inmovilismo muy movilizado:

“Con el triunfo de Perón y el reconocimiento de la Asociación Obrera Textil por Secretaría de Trabajo los obreros afluyeron en masa a ésta, creyendo llegado el momento de palpar la tan mentada justicia social”.[14]

Debemos subrayar la contradicción profunda que encierran estas afirmaciones. Los morenistas no dicen otra cosa que: la clase obrera no es más que una masa de maniobra fácilmente utilizable por quien lo quiera. Los traidores traicionan a las bases que los legitiman lo que es decir que las bases se traicionan a sí mismas. Así parecería que la clase fuera sólo una masa manipulable por un bloque de burgueses y partidos reformistas.

B) La concepción sobre Perón y el régimen

Si los obreros son masa de maniobra ello no quiere decir que en aquel lugar donde se constituyan como obreros (la fábrica) espontáneamente no se den organismos de clase. Como los sindicatos ya están cooptados por el Estado, las comisiones internas serán este organismo, puesto en jaque constantemente por la burocracia, pero que mantendrían la “naturaleza” democrática de la clase obrera. Por el contrario, la apariencia democrática del régimen oculta su carácter dictatorial. En uno de los pocos artículos que hacen referencia directa a Perón, dice:

“El discurso del Presidente al inaugurar el periodo de sesiones ordinarias del Congreso (1 de mayo de 1948), no hace más que confirmar lo que ya es característico en la política oficial: democracia formal en las declaraciones y dictadura ‘legal’ en la práctica(…) Por supuesto que esta característica no es casual, sino perfectamente explicable por la presión del imperialismo, que mediante su arma número uno, el capital financiero, somete a las burguesías de los países atrasados, y las hace directamente reaccionarias”[15].

En los 23 números de FP, la discusión sobre el régimen gira en torno a su carácter de acólito del imperialismo inglés.[16]Así editan un artículo de dos páginas sobre la convalidación del tratado Roca-Runciman.[17]Después de llamar al boicot a la reforma de la constitución y cuestionar la decisión de los estalinistas de convocar a asambleas populares, caracterizan al régimen: sostienen que dadas las características “semi-fascistas” (sic) de los regímenes dictatoriales de América, es utópico pretender un sindicalismo independiente. El movimiento militar del 4 de junio es producto de los enfrentamientos facciosos al interior de la burguesía:

“Estos roces favorecieron el surgimiento de un clásico gobierno bonapartista, sin más intereses predeterminados que los suyos propios de camarilla de arribistas ambiciosa del poder por el poder mismo. Apoyado en el ejército, la iglesia y la burocracia, trata, como todo gobierno bonapartista de constituirse en benefactor del pueblo en general, particularizado sus afectos a las clases más desposeídas. Lo que no pudo hacer en tal sentido Perón, lo realizó la policía, prestando su valiosísimo apoyo para que los sindicatos reacios se plegaran a las manifestaciones ‘anticapitalistas’ que los encumbrarían en el poder”.[18]

El GOM busca mostrar que el imperialismo cruza tanto al régimen que se presenta como nacionalista como a los sectores burgueses nacionales, poniendo en evidencia así una unidad de intereses y la imposibilidad de que el proletariado pueda darse un frente progresista aliado a cualquier fracción burguesa. Así, “Una de las clases más importantes, la burguesía industrial, entronca desde su surgimiento por las cúspides con los terratenientes y el imperialismo”[19] Obviamente, afirmar la unidad de la burguesía permite justificar el carácter “bonapartista” del régimen peronista. Es decir, el régimen sostendría los intereses de una fracción (la pro-inglesa) frente a los que aspiran a subordinarse al imperialismo yanqui. En esta lucha coyuntural el sector más retrasado (el pro-inglés) debe buscar una alianza fuera de su clase para sostenerse. Para los morenistas esto no hace sino “distraer” a la masa “narcotizada” de la unidad esencial de intereses de los explotadores, acentuada por la tendencia mundial a la concentración dentro de la “etapa” imperialista[20]. El proletariado “nuevo” será testigo mudo de los cambios y las luchas al interior del Estado. Así llegamos al peronismo y al 17 de octubre.

“Surge así ese movimiento dirigido y formado por militares y marinos, curas y profesores, ex socialistas y radicales, matones y cafisios, industriales y comerciantes, ganaderos y terratenientes, curas y artistas de varieté o radioteatro, agentes del imperialismo y ‘nacionalistas’ trasnochados”.[21]

El 17 de octubre no sería otra cosa que un cuartelazo más con la novedad de una amplia masa manipulada desde la STyP, guiada por la policía y presente en las calles.[22]El peronismo, como le sucedió a los anteriores movimientos “históricos”, constituyó su partido desde el poder, con la salvedad que el aparato burocrático era mayor que los anteriores.   

C) Caracterizaciones del frente “gorila”: El PC y PS

El primer número de FP aparece en Octubre de 1946 y comienza con una petición de principios donde expone las razones “objetivas” por las que los proletarios deben luchar contra la burguesía ydespués evalúa la representación política de los trabajadores en Argentina.[23]Ahora bien, el carácter reciente la formación capitalista argentina impide la formación de clases modernas:

 “la falta de clases modernas (lo que ocasiona que) nuestro país recibió todas las calamidades de este régimen sin tener posibilidad de vivir en el reino de la democracia burguesa pura, el régimen imperialista y burgués mismo se lo impide”[24]

La consecuencia de esto es que no pueden constituirse partidos que  representen a las clases, sino que se conforman en la cúpula del Estado, usufructuando el  aparato burocrático.

“El primer partido moderno del país ha sido realmente el Conservador o P.O.N. (sic) Este partido, la famosa oligarquía de los radicales, es el partido y gobierno, porque primero fue gobierno y después partido; refleja los intereses de la única clase ya sólidamente formada, los latifundistas y terratenientes, que estaban lógicamente soldados al imperialismo inglés”.[25]

El proletariado argentino surge como subproducto de este desarrollo retrasado, recién en 1930 surgiría un “verdadero proletariado industrial”.[26] Ningún partido pudo expresar a esta clase obrera, ni el PS (partido pequeño-burgués por antonomasia) ni el PC (un subproducto de la crisis internacional y tempranamente burocratizado) ni el anarquismo (movimiento que congregaba a los artesanos). Una conclusión posible de lo anterior es que aún no se realizó la revolución democrático-burguesa, producto del subdesarrollo del capitalismo argentino. Es decir: “La política sigue a la economía”. Otro efecto es que los partidos “obreros” existentes ejercen la colaboración de clase. Objetivamente, estos partidos serán pro burgueses. Y su acción trataría de acercar a la mayor parte de los obreros al frente “imperialista”. En consecuencia, actuarían acentuando el inmovilismo de la clase. La opción de los morenistas es aproximarse al frente peronista, porque allí hay más obreros. El morenismo diferenciará los “obreros viejos” y los militantes comunistas y socialistas de la política de sus direcciones porque, en definitiva, son también obreros, tal como ocurre con los trabajadores peronistas en relación con el régimen.

“los comunistas antes del 24 de febrero (de 1946) acusaban de nazi- peronistas a los obreros, y que recién después de la derrota electoral se acordaron que eran hermanos explotados igual que ellos, y que por lo tanto, era conveniente la unidad con Perón y no como hasta entonces con Santamarina y la Unión Industrial Argentina (…) los obreros de la dirección del sindicato pueden beneficiar a los traidores comunistas, siempre dispuestos a utilizar el movimiento obrero para sus componendas con cualquier partido político”[27]

Como se puede apreciar, no sólo prima la misma mecánica para comprender la acción de PC, sino que hasta se puede sugerir que hay una unidad de intereses entre las distintas burocracias. Es interesante, también, la forma en que se intenta distanciar a los activistas comunistas de los “obreros de la dirección del sindicato”. Si se tiene en cuenta el papel que jugó el gremio de la carne y algunos de sus dirigentes (como Cipriano Reyes) en la formación del laborismo resulta singularmente claro este intento de distanciar a los peronistas de los comunistas.

Palabras Finales

Hay una serie de categorías concatenadas en torno a la discusión entre la “acción espontánea” de la clase, los problemas de “organización” y las tareas de esta organización. Todo ello nos remite a Lenin. En ¿Qué Hacer?, el dirigente bolchevique opone la acción de la socialdemocracia al trade–unionismo. Este último identifica con la desviación teórica de dos extremismos opuestos: el economismo y el terrorismo, lo que se contrapone directamente a la organización del partido centralizado en el ámbito nacional. El trade–unionismo es el programa que impugna la acción política insistiendo que los grupos políticos deben bregar previamente por la satisfacción de las demandas inmediatas del proletariado, es decir las reivindicaciones sindicales. Estas demandas, la necesidad de ser oídas y de los obreros de reproducirse como tales son el principal motor para la “acción espontánea” de la clase. Frente a ello, Lenin sostiene: “el trade‑unionismo implica precisamente la esclavización ideológica de los obreros por la burguesía”[28]. La necesidad de una organización, del partido, se asienta en el reconocimiento que: “En el fondo, el elemento espontáneo no es sino forma embrionaria de lo consciente”.[29] Y, por lo tanto, es necesario elevar esa forma embrionaria a través de la organización. En sentido contrario, los trade-unionistas parten del “economismo”, es decir: sostener que las superestructuras políticas están siempre rezagada en relación con los cambios estructurales y por lo tanto, si la transformación deviene de la estructura, habrá que alentar su desarrollo objetivo[30]. De esta manera, sostiene Lenin, convierten a la socialdemocracia en “simple servidor del movimiento obrero como tal”.[31] De manera retórica Lenin se pregunta:

“Pero ¿en qué consiste el papel de la socialdemocracia sino en ser el ‘espíritu’ que no sólo se cierne sobre el movimiento espontáneo, sino que eleva a éste último al nivel de ‘su programa’? Pues no ha de consistir en seguir arrastrándose a la cola del movimiento cosa que, en el mejor de los casos, sería inútil para el movimiento y, en el peor de los casos, extremadamente nocivo”[32]

Sobre esto mismo vuelve Gramsci, dando algunas precisiones adicionales. Para éste autor, el problema se inicia con el concepto de “espontaneidad”. En un principio, no existiría la espontaneidad en forma pura. Por eso,

“en el movimiento ‘más espontáneo’ los elementos de ‘dirección consciente’ son simplemente incontrolables (…) En todo movimiento ‘espontáneo’ hay un elemento primitivo de dirección consciente, de disciplina. A este respecto hay que practicar una distinción entre los elementos puramente ‘ideológicos’ y los elementos de acción práctica, entre los estudiosos que sostienen la espontaneidad como ‘método’ inmanente y objetivo del devenir histórico y los politicastros que la sostienen como método ‘político’. En los primeros se trata de una concepción equivocada; en los segundos se trata de una contradicción inmediata y mezquina que traduce un origen práctico evidente, a saber, la voluntad práctica de sustituir una determinada dirección por otra”.[33]

Finalmente, la ponderación por parte de la dirección consciente de la tendencia que se halla dentro del movimiento espontáneo es lo que la conduce a la unidad con las masas:

“Esta unidad de la ‘espontaneidad’ y la ‘dirección consciente’, o sea, de la ‘disciplina’, es precisamente la acción política real de las clases subalternas en cuanto política de masas y no simple aventura de grupos que se limitan a apelar a las masas”[34].

Otro de los puntos que levantan los defensores de la espontaneidad es el carácter “inmaduro” del proletariado. Pero esta idea de “inmadurez”, como excusa, es útil para quienes están contra toda forma de organización y saltan del subjetivismo más extremo al determinismo más arbitrario. Los que eluden la cuota de responsabilidad que les cabe a causa del programa que levantan. En este mismo sentido, Trotsky no sin ironía afirma:

“La ‘inmadurez’ del proletariado, la ‘falta de independencia’ del campesinado, no son factores decisivos ni básicos en los acontecimientos históricos. Por debajo de la conciencia de las clases están las clases mismas, su fuerza numérica, su rol en la vida económica. Por debajo de las clases está un sistema específico de producción que a su vez es determinado por el nivel del desarrollo de las fuerzas productivas. ¿Por qué no decir que la derrota del proletariado español fue determinada por el bajo nivel de la tecnología?”[35]

Lo que debemos resaltar aquí es esta idea de elevación, de unidad, que debe construir la organización. La que tiene que considerar el devenir de lo orgánico y hallar de esa manera lo que “no es casual” para pulir, orientar, a las masas “espontáneas”. Para socializar el devenir de la clase con la realización de su conciencia.[36] El grupo político que estudiamos actúa en sentido inverso, en la medida que considera insalvablela escisión entre la política y la acción de las masas, conscientemente elige no ser el “intelectual” orgánico, convertirse en partido, sino seguir el desarrollo espontáneo de la lucha de clases. Este grupo se subordina a los embriones de organización que espontáneamente se da la clase trabajadora en espera de la ruptura, de la elevación de la conciencia hasta el “descubrimiento” del socialismo. Sólo cuando se inicie el Movimiento Al Socialismo será necesario el “partido”. Cuando el proletariado rompa con el peronismo, es decir con el “líder carismático” se podrá concluir la revolución burguesa en la construcción de una democracia moderna[37].

El problema que hemos tratado de desarrollar es que el morenismo actuó de manera inversa a lo que decía construir. En vez de “elevar” a la unidad, se sometió a la lógica de la “espontaneidad”. La tarea política era mantener la relación con la clase, alentar la democracia “fabril” y esperar a que llegue la ruptura con el peronismo pero sin discutir políticamente con la clase. De modo tal que ese recorrido crítico el proletariado debía hacerlo solo. Entonces: ¿por qué razón los obreros iban a confluir con el GOM luego de haber llevado adelante ese trabajo solos? Moreno parece creer que por el simple estar ahí. El GOM desaparece como fuerza impulsora de la vanguardia, siguiendo, en última instancia, a lo más atrasado de la clase. De este modo, no será extraño encontrar al morenismo detrás, es decir, como lastre de la vanguardia como cuando llaman a votar por Leloir, candidato surgido del pacto Perón- Frondizi, frente a la vanguardia que lo rechaza.[38]

Es posible determinar que la acción de propaganda caía en el “trade-unionismo” criticado por Lenin. Entonces, si se trata de que la clase deba realizarse sólo en el en sí, para el capital, es coherente que el ámbito que elige el GOM  para la confrontación sea la intervención sindical. Hacia 1949 consideran que esta ruptura está próxima y, en consecuencia, se constituyen en “partido” formando el Partido Obrero Revolucionario (POR).

Finalmente, esperamos haber reforzado el supuesto que en el morenismo existe una estrategia. Si algo ha marcado su historia es que se ha empeñado en construir una organización: el “partido”, pero el resultado será su contrario. En este sentido, no nos queda más que sugerir que aquello que desarrollaron fue una especie de “anti-partido” cuya función consistía en esperar que se den las condiciones para su entrada en escena. Tal vez por eso, una organización cuyo sentido debiera ser cumplir su función de intelectual, debe subdesarrollarla. Una organización que debiera aspirar a la dirección decide marchar detrás de los probables dirigidos. No puede resultar extraño, entonces, que el último vástago importante del morenismo que caracterizara a un proceso como revolucionario (por ejemplo, los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001) se limite a agitar simples “elecciones anticipadas”.

Cuadro 1: Distribución de páginas en el Nº1 de FP

Categ.Art ProgramArt. SindicalesCríticas al Gob.Contra el PC, PSInternac.ClásicosCartas de lectores, etc.Total Pág.
Páginas2,754,741,162,54,081,160,6117,00
%16,1727,886,8214,7024,016,823,59100,00

Fuentes: FP Año 1, Nº 1, X/1946

Cuadro 2: Distribución de páginas sobre 23 números de FP (1946/ 1948)

Categ.Art. ProgramArt. SindicalesCríticas al Gob.Contra el PC, PSInternac.ClásicosCartas de lectores  y otrosTotal Pág.
Páginas8,5034,4414,413,5537,239,668.22116.00
%7.3329.6921.41  3.0632,098.337.09100,00

Ref. : Bajo el rubro Art. Program. hemos incluido a los trabajos estrictamente programáticos; en la categoría Art. Sindicales, a los relacionados con la dirección de los sindicatos, la CGT y las comisiones de fábrica; en Críticas al Gob. a los textos que se ocupan de la política gubernamental. Contra el PC y PS: las críticas a las líneas oficiales y/o acciones de dichas organizaciones. En Internac. Todos los artículos cuyo tema es la situación internacional en general. En el rubro Clásicos, fragmentos de textos de clásicos del marxismo y biografías de dirigentes. Y, finalmente, en Cartas de Lectores y Otros hemos computado las cartas y los avisos más los espacios en blanco del periódico.


Notas

[1] Por “morenismo” entendemos una unidad teórica y practica bajo la dirección de Nahuel Moreno (Hugo Bressano) que se expresa en el desarrollo de una organización que se auto-define como “partido”. Comienza hacia 1943 con la creación del GOM  y concluye a fines de la década del ’80 con el fraccionamiento del MAS. Es posible trazar su continuidad en agrupaciones actuales como el MST y otras escisiones menores del mismo MAS.

[2]  FP Año 3, Nº 24, III/1949.

[3] En este sentido no acordamos con la caracterización de “filoperonismo” que Ernesto González le adjudica a la acción del GOM. Ver: Gonzáles, E. (comp.): Historia del trotskysmo obrero e internacionalista en Argentina. Antídoto. Bs. As. Tomo I. Pág. 121 y ss.

[4] La tesis del oportunismo es sostenida por: Coggiola, O: Historia del trotskysmo argentino (1929-1960). CEAL, Bs. As. 1985. Págs. 97 y ss.  Por el contrario, creemos que detrás del oportunismo existe una estrategia. Ver: Castelo, F:“Todos unidos triunfaremos. El entrismo morenista y sus caracterizaciones” en: Razón y Revolución Nº 6, otoño de 2000.

[5] Ver: Castelo, F: Op. Cit.

[6] Lenin, V I. ¿Qué Hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento. Anteo. Bs. As. 1974. Pág. 119.

[7] FPAño 1, Nº 4, II- III/1947 (Subrayado en el original).

[8] Ibídem (Subrayado en el original).

[9] Ibídem, el artículo referido es: “Las Apolíticas, los Partidos ‘Obreros’ y el Partido Obrero Revolucionario”.

[10] “Defendemos decididamente cualquier problema del momento de la clase trabajadora. Lo que hacemos nosotros es simplemente, separar la lucha política de la económica (…) Iremos  según la época y nuestras fuerzas transformando así la simple lucha por el mejor vivir del proletariado y el cobro de mayores jornales en una lucha a muerte contra el capitalismo”FP Año 1, Nº 4, II-III/ 1947.

[11] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[12] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[13] “Hoy día, después del 24 de febrero, los obreros peronistas ya no son ‘descamisados’(…) ni ‘fascistas’, ahora son sus hermanos, desde que la Unión Democrática perdió las elecciones. (Los socialistas) Han cerrado su local y se concentran en la Asociación Obrera Textil. Estos traidores demuestran con su actitud que lo único que les interesa es copar el movimiento obrero para entregarlo atado de pies y manos a la burguesía”FP Año 1, Nº 1,   X/1946.

[14] Ibídem

[15] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[16] FP Año 1, Nº 1,  X/1946.

[17] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[18] FP Año 2, Nº 18, 09/VI/1948.

[19] FP Año 2, Nº 20, 20/VIII/1948

[20] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[21] Ibídem.

[22] “No creemos que el 17 de Octubre haya sido nunca un movimiento de masas, ni mucho menos espontáneo”. El artículo tiene el contundente título de: “El Candombe antiimperialista del 17 de octubre”. FP, Año 2, Nº 23, 09/XI/1948.

[23] FP Año 1, Nº 1,  X/1946.

[24] FP Año 2, Nº 16, 14/V/1948.

[25] Ibídem.

[26] Ibídem.

[27] FP Año 1, Nº 1,   X/1946.

[28] Lenin, V. I: Op. Cit. Pág. 82

[29] Ibídem. Pág. 68.

[30] Ibídem. Pág. 86.

[31] Ibídem. Pág. 90.

[32] Ibídem. Págs. 98 y 99. (Subrayado en el original)

[33] Gramsci, A: “Espontaneidad y dirección consciente”. En: Antología. SXXI,  México. 1998.  Pág. 309.

[34] Ibídem. Pág. 311.

[35] Trotsky, L.: “Clase‑Partido‑Dirección”,en: Bolchevismo y Stalinismo. El Yunque. Bs. As. 1975. P. 45.

[36] “El partido es instrumento para acoplar las condiciones subjetivas (ideología, cultura) a las objetivas (estructura económica), es decir que cumple una función de socialización”. Cf. Barton, A. et al. “Gramsci, la vida histórica y los partidos. En busca de una teoría marxista de la política.” En: Razón y Revolución Nº 4, otoño de 1998.

[37] Hoy  que parece que todos, para una parte de la “izquierda”, debemos enarbolar, junto a una cacerola, el orgullo de lo espontáneo. O que, para otra izquierda, debemos sumarnos a un  “peronismo” que sintetizaría la “ideología espontánea de las masas” (algo así como el espíritu de la historia hegeliano). Se vuelve imprescindible tratar de entender qué fenómenos signan el desarrollo de los embriones de la organización que pueda superar el “programa burgués”. Una de las posibles respuestas a esta pregunta está en, Oviedo, L: De las primeras coordinadoras a las Asambleas nacionales. Una Historia del movimiento Piquetero. Ed. Rumbos. Bs. As. 2001.

[38] Ver: Cámera, P: “Palabra Obrera, pero disciplinada”. En Razón y Revolución Nº 3, invierno de 1997.


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