A los que trabajamos en las escuelas para adultos de la Ciudad de Buenos Aires (CENS), se nos hace muy visible la degradación educativa. Desde hace al menos 30 años, con las reformas menemistas, los CENS fueron cercenados en su currícula que se redujo de cinco a tres años de cursada. Los profesores con más años, aún recuerdan el debate que se dio en los noventa en este sentido. Si bien es cierto es que el recorte curricular implicó una mejora en la tasa de egreso, así como también la ampliación de la matrícula y que durante fines de los ’90 (acompañando los números de la desocupación y la crisis del 2001) los CENS se poblaron de alumnos que sacaban provecho de su situación de “ocio forzado” y terminaban sus estudios, el alza en esas variables no implicó una mejora en la calidad. Más bien lo contrario.
Continuando esta tendencia a la degradación, en los últimos quince años, el estudiante adulto no recibió ni las netbooks de Cristina, ni las de Macri, ni la necesaria mejora en la oferta curricular. Tampoco recibió avances en las condiciones edilicias puesto que ni el gobierno municipal de Mauricio ni el de Larreta las llevaron a cabo. Nuestras escuelas hoy funcionan en edificios “prestados” con todo lo que ello implica: no tenemos biblioteca, ni posibilidad de usar todos los recursos de la escuela.
Este vaciamiento de los CENS viene acompañado en los últimos años de una baja en la matrícula (lo cual revierte el alza de los 90) debido a la atracción que genera la oferta de un tipo de “educación para pobres” como son los planes tipo Fines 2, Adultos 2000 o Terminá la Secundaria (por mencionar los más marketineros) que ofrecen, en tiempo record y en apariencia, lo mismo que nosotros: el título secundario. Estos planes puestos en marcha y diseminados por todo el país por el gobierno kirchnerista, recubiertos en una retórica progresista, resultaron en el desmembramiento del sistema de educación para adultos (sobre todo el plan Fines 2), brindándole a actores como la(s) iglesia(s) o locales de “La Cámpora”, la posibilidad de (literalmente) apropiarse de un sector del alumnado destinado a cursar en los CENS. El macrismo no hizo más que acelerar la implementación de este tipo de educación “para precarizados”, prorrogando primero el Plan Fines hasta el 2019, y luego adecuando al resto de la modalidad y del nivel a esa lógica. Veamos.
La fineslización de la modalidad
Sabemos que se viene la aplicación de la NES a los CENS. Además de continuar con los planes Fines, el recorte curricular de la NES se va a aplicar en toda la línea. El gobierno de la Ciudad quiere achicar el número del personal docente y ve en los CENS lugares a “reestructurar”. Para nosotros será sinónimo de aglomeración de cursos (ya se rumorea en los pasillos de varios CENS que habrá traslados de varios a un sólo edificio) o de más personal no docente “volante” (claro ejemplo de precarización laboral) como es el caso de directores, secretarios y preceptores que recorren la ciudad, muchas veces de punta a punta, cumpliendo funciones en tres edificios anexos en una sola noche…
Para peor, en 2018 el gobierno de la ciudad implementará en 16 escuelas un proyecto de nueva reforma para el secundario. El reemplazo de docentes por un sistema de tutorías (reduciendo el tiempo de exposición del docente y su complemento con cursada semipresencial, tutoriales por internet, trabajo grupal y una larga lista de etcéteras), la devaluación del currículum a partir de la implementación de tres grandes áreas (donde quién va a dictar qué cosa aún no es claro, cómo se cubrirán las futuras horas, tampoco), la incorporación de horas de contratación por parte del director de escuela a través de la introducción de proyectos curriculares por escuela y las pasantías para 5º año junto al famoso “emprendedorismo” forman parte de la receta. Es decir, las tendencias que se expresaban en el Fines 2 y que afectaban a los CENS ahora se generalizarán en media y, por ende, afectarán con un mayor impulso a adultos. La escuela secundaria será degradada, la modalidad de adultos también y el nuevo esquema del secundario junto a la presión del Fines 2 prometen golpear con fuerza a nuestra modalidad.
Por eso, empecemos a discutir en nuestras escuelas sobre la necesidad de organizarnos, frenar posibles reubicaciones de CENS y la eliminación de puestos de trabajo docente, administrativos y del personal de maestranza. Esa será la primera batalla que tendremos que dar de cara a frenar la reforma en los CENS. En el mismo sentido, debemos requerir que se implementen planes de fortalecimiento institucional que duren todo el año, y que sean remunerados como corresponde y no “en negro”. Sobre esto último, fue evidente el recorte presupuestario en lo que va de este 2017, ya que a las pésimamente remuneradas horas institucionales ($240 la hora), se le suma ahora el recorte en el cronograma a las “clases de apoyo” que son claves en la educación para los adultos, y se les destina tan sólo tres meses de un total de más de diez de clases. Además, se deben tener en cuenta la demanda por el incremento de espacios y de más personal para los jardines maternales en los CENS, para mayor comodidad de los estudiantes madres y padres. Por otro lado, necesitamos más recursos pedagógicos para nuestros alumnos ya muchos vienen de trayectorias de fracaso escolar y son los que más necesitan de libros, netbooks, entre otros.
La apuesta del gobierno por el vaciamiento es evidente. Los que trabajamos en los CENS tenemos que organizarnos para frenar este nuevo ataque sobre los trabajadores y su derecho a estudiar, y demandar un aumento de presupuesto para nuestras escuelas y que en cada sede de Plan Fines 2 el Estado construya un CENS. Por eso hay que reclamar un sistema único de educación adulta para primaria y secundaria porque la proliferación de múltiples ofertas desiguales atenta contra todos. Si trabajas en un CENS y te querés organizar, te invitamos a que nos contactes a nuestro correo.
Muy bueno, dado que trabajo en Fines 2 y se ve tal cual la realidad que se describe, tengo que dar clases en unidades básicas y galpones que están deteriorados y no están en condiciones de estructuras edilicias en lo más mínimo! Es una degradación no solo a la educación en si misma, sino al docente también.
Gracias!
A la reforma en los CENS se suma ahora en el diseño curricular la separación de las materias de historia y geografía y el hacer optativa una materia fundamental como filosofía, o ética ciudadana privilegiando campos como los de las ciencias biológicas, además de la forma semipresencial que quieren imponer que atenta contra el trabajo docente y el desarrollo de la cursada de los estudiantes.