Lo dijimos en más de una oportunidad, el sistema educativo avanza vertiginosamente hacia una “Fines-lización” y la reciente reforma de la modalidad de adultos en la provincia de Buenos Aires confirma esa idea. La Resolución 1657/17 no hace más que afirmar una Escuela Secundaria, que lejos de ser ‘integradora e inclusiva’ como se pretende, se transforma en un mero espacio de titulación. Los cambios normativos que integran la Resolución, firmada en diciembre de 2017, en lugar de ser un recurso correlativo con las necesidades reales de nuestras instituciones educativas, son un claro reemplazo de éstas por versiones sintéticas y degradantes. Veamos.
La actual medida elimina los BAO/BAOT (Bachilleratos de Adultos/ Bachilleratos de Adultos con Orientación Técnica) en todo el territorio bonaerense. De tal manera la DGCyE, a cargo de Gabriel Sánchez Zinny, estableció que las escuelas que dictaban formación de adultos a partir del ciclo lectivo 2018 dejarán de hacerlo y en su lugar se adoptará la denominación de “Bachilleratos Juveniles” para atender a la población estudiantil de entre 15 y 17 años con una reducción en la carga horaria. Esta oferta fue pensada como una secundaria orientada en turno vespertino/nocturno y estaría atada a la demanda de la matrícula de cada escuela. Según la Directora Provincial de Secundaria, Carla Cecchi el Anexo 6 del Régimen Académico de la provincia permite conformar planes y programas de acompañamiento a la trayectoria para los alumnos “desfasados” o “desertores” del Ciclo Básico que en la provincia son “llamativamente” numerosos.
La nueva propuesta redirecciona a estos estudiantes hacia un programa con intenciones inclusivas que se denominarán “aulas de aceleración” y es en esta trayectoria de aceleración para finalizar los estudios secundarios donde la SAD centralizará a los docentes de los ex Bachilleratos de Adultos, tanto en las diversas áreas eje (Lengua, Matemática, Sociales, Naturales) como en la designación de profesores tutores (que doblarán su carga horaria a 8 módulos).
La oferta será una propuesta particular de cada región ya que, por cada matricula de 15 estudiantes juveniles que no hayan finalizado sus estudios secundarios en el Ciclo Básico se abrirá un aula de aceleración (formato no graduado del Ciclo Básico) y desde allí cada alumno se podrá reubicar en el Ciclo Orientado (de 3 años con similar estructura: semi presencial y carga horaria reducida). Este puente habilitado como vía de acceso rápido imitará su formato con el BOAT, pero en este punto por cada matricula mayor a 15 alumnos juveniles se creará el CATP (Circuito de Aceleración Tecnológico Profesional).
Para la reconfiguración, además de los requisitos de matrícula que atiendan cada región, tendrían en cuenta la localización de las escuelas de adultos; las diversas posibilidades en relación a la matrícula ingresante y se reubicarán los docentes con prioridad del BAO/BAOT. La reubicación traerá recorte de derechos: los docentes pasarán a ser contratados a término.
Ahora bien, ¿qué pasa con la rama de adultos o mejor dicho con los mayores de 18 años? Tal como fijó la Resolución Nº 118 sancionada en el 2010 por el Consejo Federal de Educación, todos los mayores de 18 años que deban finalizar estudios primarios o secundarios sólo podrán hacerlo en la modalidad de adultos. Así, se abren dos posibilidades: o los proyectos Plan FinEs o los CENS (Centros Educativos de Nivel Secundario). La primera opción con cursada semanal de tres días y áreas/proyectos curriculares cuatrimestrales y en el segundo caso, reforma mediante en curso, con un formato semi-presencial y una organización curricular dirigida específicamente a la inserción laboral (implementación de las escuelas de oficio). El adiós a los CENS presenciales parece un hecho y, de seguro, la matrícula se redirigirá hacia la oferta de menor cursada: hoy los FINES.
En general, se argumenta que la reconversión de los bachilleratos de adultos implica una vulneración de derechos de los mayores de 18 años. Pero ese no es el principal problema. No estamos únicamente frente a un achicamiento de la oferta sino de su degradación para los menores de 18 como para los mayores. Estamos frente a la estructuración de una oferta degradada para ambos, un nuevo recorte curricular, un recorte a los trabajadores de la educación (la reconversión dejará a muchos en el camino) y un mayor cercenamiento a la cultura proletaria, coherente con la degradación educativa del conjunto del sistema y con la tendencia al vaciamiento curricular de las últimas décadas. Digamos NO al cierre de los Bachilleratos de Adultos en defensa de la cultura de la clase obrera, lo que implica organizarnos juntos a los CENS que también se verán afectados con la reforma.