Comprender el proceso que envuelve a la Revolución de Mayo y la Independencia argentina debe ser conocido, si queremos conocer cómo fue creado nuestro país y cómo transformar una sociedad. El libro de Fabián Harari presenta, por eso mismo, una discusión con varias ideas comunes sobre la Revolución de Mayo. Primero, con aquellos intelectuales que dicen que aquí no aconteció hecho revolucionario. Segundo, con los que señalan que no hubo intereses de clase detrás de los hechos de 1810. Tercero, contra quienes condenan en abstracto el uso de la violencia. En suma, como lo expresa su tapa, polemiza con los enemigos de la Revolución de Mayo de ayer y hoy. Con los que se opusieron a transformar de fondo la sociedad en el siglo XIX y con la misma burguesía que esconde su pasado revolucionario y, por lo tanto, violento.
La Contra explica que hubo una clase social que no dominaba el poder del Estado y que debió romper la legalidad para imponer sus intereses. Esa clase era la burguesía, que aquí estaba conformada por propietarios de tierras y ganado, que explotaban mano de obra en sus estancias. ¿Cuáles eran sus intereses? Expandir las relaciones capitalistas, destruir el monopolio, romper las relaciones coloniales y terminar con la entrega de recursos a España. Y finalmente, sí, crear una nación capitalista, donde pudiera acumular, comprar y vender mercancías, así como explotar trabajadores asalariados libremente. O sea, un espacio donde pudieran ser una clase dominante. Una nación, no al servicio de “todos”, sino para ella. ¿Y quiénes fueron sus enemigos? Principalmente, los comerciantes monopolistas, que defendían los privilegios políticos que la Corona española les había otorgado para desarrollar sus negocios.
Para ello, La Contra narra los pasos dados por los revolucionarios, desde 1806. Hace fuerte hincapié en la crisis política abierta por las Invasiones inglesas y la militarización consecuente. Pone de manifiesto que la burguesía debió organizar partidos revolucionarios y ponerse al frente de los cuerpos armados. Asimismo, demuestra cómo tácticamente logra llegar al poder en 1810. Finalmente, Harari expone los programas enfrentados: citando a intelectuales de la época, el libro presenta la batalla en el plano de las ideas, en la discusión sobre sistemas sociales. En definitiva, se trata del aspecto más importante. No hay revolución sin programa revolucionario. Es el corazón de toda la disputa política.
En tiempos donde nos quieren hacer canalizar nuestro descontento a través de las leyes, donde nos invitan a expresarnos solamente en las urnas, donde nos dicen que hay que respetar el “orden” establecido, La Contra nos marca un camino diferente: la verdadera salida que pondrá sobre la mesa las soluciones de fondo a nuestros problemas es la revolución. En ese sentido, la mejor enseñanza que hoy nos deja la Revolución de Mayo es la del camino tomado. Aquel que la burguesía hoy prefiere olvidar.