Los intentos infructuosos del gigante asiático por evitar la devaluación y perder sus reservas – Bruno Magro
Como vimos en anteriores ediciones de El Aromo1, la economía china vino acumulando desde el 2001 una importante cantidad de reservas en Bonos del Tesoro de los EEUU. Hoy cuenta con un stock de 767 mil millones de dólares. Para la economía china, el estallido de la crisis y la recesión estadounidense hicieron evidente el valor, en gran medida ficticio, de sus reservas. Sin embargo, no puede desprenderse de los Bonos del Tesoro porque, de hacerlo, aumentaría la oferta y erosionaría aun más el valor de los mismos. Esto ha empujado al gobierno chino a intentar diversas salidas a fin de proteger el poder de compra de sus reservas frente a una caída abrupta del valor del dólar.
Tocando el Fondo
A pesar de su preocupación por el valor de sus reservas, China debe ser cuidadosa a la hora de definir si dejar o no de acumular Bonos del Tesoro. Si bien ya disminuyó su compra, deberá continuar financiando el déficit del gobierno norteamericano si quiere evitar un desplome aún mayor en el poder de compra de su principal mercado.
Frente a la inestabilidad del dólar, se ha extendido la idea de que China buscaría desgastar la hegemonía de la moneda norteamericana intentando generalizar acuerdos bilaterales, conocidos como swaps, de intercambio entre monedas locales y el yuan. Por medio de estos acuerdos, ambas partes pueden prescindir del dólar como divisa mediadora en el intercambio comercial. Con los swaps, China pretendería expandir la circulación de yuanes, en principio en Asia, luego en algunos países de Europa del Este y en Sudamérica,2 al mismo tiempo que trataría de sostener los lazos comerciales con países particularmente vulnerables frente al avance de la crisis.
En efecto, junto a las negociaciones bilaterales, China intenta acelerar la finalización de las negociaciones para la conformación del acuerdo multilateral regional en Asia. Dicho acuerdo estaría integrado por las economías que conforman la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) más Japón, Corea del Sur y China (ASEAN+3). El propósito es construir un fondo multilateral de intercambio de divisas sobre la base de un sistema asentado en la ponderación del voto de cada país. Cualquier parecido con la función del FMI no es pura coincidencia. La idea es formar un fondo regional que vaya reemplazando al FMI. De esta forma, China pasaría sus problemas a otros países vía préstamos. Sin embargo, las negociaciones, que empezaron en el 2000, todavía no llegaron a buen puerto. Esto se debe a que China y Japón no acordaron sobre el porcentaje de cada uno en el fondo total de 120 mil millones de dólares. En definitiva, lo que discuten es quién de ellos tendrá el poder de veto.
Hacia el petróleo
Otra salida que quiso darle China a sus reservas en dólares ante la crisis fue la inversión extranjera directa (IED), que parece ir a contramano de la tendencia que muestran los flujos a nivel internacional.
A raíz de la baja en la demanda mundial, las exportaciones chinas mostraron una caída interanual del 26,4% para mayo de 2009, mientras que el superávit comercial cayó de 17.400 millones de dólares en abril de 2009 a 13.390 millones de dólares en mayo.3 Como consecuencia, la economía china presenta una creciente capacidad ociosa en muchas de sus industrias. Por ejemplo, la industria de los semiconductores posee un 70% de su capacidad ociosa.4 En dicho contexto, la inversión en el exterior es una estrategia para evitar la contracción general. En principio, la IED China se ha concentrado, principalmente, en recursos energéticos y minerales.
En 2002, las inversiones chinas en el exterior eran de apenas 2.500 millones de dólares pero llegaron a los 65 mil millones de dólares en febrero de 2009. Según estimaciones publicadas por el Standard Chartered Bank,5 el monto de la IED china en el exterior podría alcanzar entre 150 y 180 mil millones de dólares durante todo el 2009.
Parte de su avanzada hacia afuera se debe a que China está buscando transformar una fracción de sus reservas en dólares en inversiones hacia recursos naturales adquiridos a bajo precio. En lo que va del 2009, ha firmado acuerdos de préstamos e inversiones para provisión de petróleo con Rusia, Brasil, Venezuela y Kazakhstan, en torno a los 46 mil millones. Al mismo tiempo, se encuentra en negociaciones con Venezuela para el otorgamiento de fondos destinados a diversos planes de desarrollo por unos 12 mil millones de dólares.6 A su vez, Ecuador también podría recibir financiamiento de China, aproximadamente en mil millones de dólares, para la construcción de una planta hidroeléctrica.7 También Petrobras recibirá 10 mil millones de dólares de China, tras la firma de un acuerdo petrolero.8
Escape hacia ninguna parte
El crecimiento chino de los últimos años se realizó a costa de financiar el déficit norteamericano. El estallido de la crisis se encargó de evidenciar esta contradicción. La contracción económica mundial compromete seriamente la dinámica de sus exportaciones, las cuales volvieron a mostrar una caída por octavo mes consecutivo, y cuyo principal destino continúa siendo EEUU9. A pesar de sus esfuerzos por apostar parte de sus reservas al financiamiento de oportunidades de inversión en materia de energía y minerales, China no puede salir de la dinámica de acumulación basada en capital ficticio. Las inversiones en energía no tienen la potencialidad de hacer reales sus bonos ficticios, siendo este sector uno de los más sensibles frente al estallido de la crisis. Si bien en los últimos meses repuntó su precio, una nueva caída está más cerca de lo que parece. A su vez, prestarles a países metidos en medio de la crisis implica que no existe ninguna garantía de que devuelvan la plata, como le ocurrió al FMI.
La imposibilidad de encontrar una salida segura remite al hecho de que la crisis no es un problema del gigante asiático, sino un fenómeno mundial. La idea de que China puede, mediante negociaciones pacíficas, reemplazar el dominio del dólar por el Yuan tiene que explicar por qué la burguesía norteamericana renunciaría voluntariamente al dominio de su moneda. Más allá de las intenciones, no puede perderse de vista que la hegemonía norteamericana (expresado en el dominio del dólar y en instituciones financieras acordes, como el FMI) sólo fue posible a partir de la enorme destrucción de capital sobrante y al feroz aumento de la explotación que implicó la Segunda Guerra Mundial como salida para la crisis de 1930.10 No hay razones para suponer que las contradicciones que se manifiestan en la crisis actual demanden soluciones menos drásticas.
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1Bruno Magro: “Hasta que la muerte los separe. La crítica relación comercial y financiera de EE.UU. y China”, en El Aromo, nº42, mayo-junio de 2008.
2En la actualidad el Banco Central de China ha firmado swaps con Corea del Sur, Malasia, Bielorusia, Hong Kong, Indonesia y Argentina.
3Reuters: “Poll-China April exports fall seen deeper, trade surplus narrows”, 06/05/09.
4John Chan: “China emerges as a major exporter of capital”, en World Socialist Web Site, 19/05/09.
5Ídem.
6Gobierno Bolivariano de Venezuela: “Ampliado Fondo China-Venezuela a 12 mil millones de dólares”, 18/02/09.
7Redacción: “Ecuador también llegó a un acuerdo con China”, en www.elargentino.com, 06/04/09.
8AFP y ANSA: “China presta US$ 10.000 millones al Brasil para extraer petróleo”, en ABC Digital, 20/05/09.
9Jamil Anderlini: “Chinese exports fall sharply”, en Financial Times, 12/09/09, y Andrew Batson y Terence Poon: “Chines exports fall, threatening recovery”, en The Wall Street Journal, 13/05/09.
10Kornblihtt, Juan: “Potencias en conflicto”, en El Aromo, nº 48, mayo-junio de 2009.