Grupo de Investigación de educación argentina – CEICS
¿Usted creía que la idea de exigirle a estudiantes y docentes que se las arreglen como puedan frente a la violencia escolar es una originalidad de los políticos argentinos? Lea este artículo y entérese por qué los organismos internacionales no tienen nada que envidiarles.
Una preocupación mundial
La preocupación sistemática por el problema es más bien reciente. Una de las primeras instituciones especializadas fue el Observatorio Europeo sobre la Violencia en la Escuela, creado en 1998 y financiado por la Unión Europea. Se trata de una ONG que reúne a una red de investigadores y personal de las administraciones públicas europeas con el objetivo de avanzar en el conocimiento del fenómeno. Con el tiempo, en tanto sus actividades superaron ampliamente el marco europeo, el organismo se convirtió en un Observatorio Internacional. En nuestra región, en el año 2006 fue creado el Observatorio Iberoamericano de Violencia en las Escuelas, con sede en Brasil. Dicho organismo fue desarrollado por iniciativa de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). A su vez, distintos países cuentan con sus propios observatorios. En Argentina, el observatorio fue creado en el año 2004 -poco tiempo después del caso de Carmen de Patagones-1 como una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Educación de la Nación y la Universidad de San Martín. En algunos países, incluso, se establecieron observatorios a nivel local. Ese fue el caso, por ejemplo, del Observatorio de las Violencias en las Escuelas del Estado de Pará, Brasil, creado en 2004 por la Universidad de la Amazonia con ayuda del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF/ONU). Como puede verse, organizaciones burguesas tan poderosas como la Unión Europea, la ONU y la OEI intervienen activamente en relación al fenómeno. En ellas, participa un conjunto de intelectuales muy influyente que estrecha vínculos con los organismos internacionales de crédito. Este es el caso, por ejemplo, de la especialista en violencia escolar Miriam Abramovay, Coordinadora del Observatorio de Violencia en las Escuelas de Brasil, Secretaria Ejecutiva del Observatorio Iberoamericano entre 2006 y 2008 y, también, consultora del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo. Como vemos, la preocupación por el problema y su estudio a nivel mundial se inició recién en la década anterior. Veamos ahora qué es lo que plantean estos organismos.
Una ideología reaccionaria
El año pasado, UNESCO publicó un texto titulado “Poner fin a la violencia en la escuela: guía para los docentes”. Contribuyeron en su elaboración una serie de reuniones, seminarios y conferencias realizadas previamente. Entre ellas, se destacan la reunión de expertos “Poner fin a la violencia en la escuela: ¿Qué soluciones?”, desarrollada en la Sede de la UNESCO, en París, en 2007 y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Violencia en la Escuela y las Políticas Públicas, patrocinada por la institución y organizada por el Observatorio Internacional de la Violencia en la Escuela en Lisboa, de 2008.
Sin embargo, la realidad ha desmentido de forma sostenida tales supuestos. Nuestro país es un claro ejemplo de ello. El reemplazo del régimen de disciplina escolar basado en las amonestaciones por los Consejos y/o Acuerdos de Convivencia fue gestado ideológicamante durante el alfonsinismo2, pero comenzó a implementarse a fines de los años ’90. En su momento, fue presentado como una victoria histórica frente a la tradición represiva del sistema escolar. Recordemos que tanto los Consejos como los Acuerdos de convivencia -según la jurisdicción- suponen la participación de directivos, docentes, estudiantes y padres en la regulación de los conflictos en las escuelas. Luego de una década de reformas, los resultados saltan a la vista. Podría enumerarse una larga lista de episodios violentos. Sin ir más lejos, pueden citarse las cifras estimadas por los propios organismos que proponen más de lo mismo: de acuerdo a un informe publicado en 2011 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL/ONU), un 58,6% de los estudiantes de las escuelas primarias argentinas declaró haber sido víctima de algún tipo de violencia [3]. Argentina se ubicó en cuarto lugar dentro de un ranking constituido por 16 países de América Latina, siendo superado sólo por Colombia (63,2%), Costa Rica (60,2%) y República Dominicana (59,9%). A su vez, presentó el índice más elevado de violencia verbal y física con un 37,2% y 23,4%, respectivamente.
2 Véase Alvarez Prieto, Natalia: “A las patadas. Los cambios en el régimen de disciplina escolar y el origen de los Consejos de Convivencia”, en El Aromo, nº 50, 2009.
3 Román, Marcela y Murillo, Javier.: “América Latina: violencia entre estudiantes y desempeño escolar”, en Revista CEPAL, nº 104, Publicación de las Naciones Unidas, agosto de 2011.