Proyecto M: el espionaje de las mineras contra los docentes

en El Aromo nº 65

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El espionaje de las mineras contra los docentes

Natalia Alvarez Prieto
Grupo de Investigación de educación argentina – CEICS

Si cree que con las denuncias sobre el Proyecto X ya vio todo, se equivoca. Aquí le mostramos cómo la propia empresa Osisko mandó a espiar a los docentes que dirigían los cortes de ruta en La Rioja, con la ayuda del gobierno provincial, por supuesto.

Durante los últimos años, los docentes han demostrado su rol protagónico en la lucha de clases de nuestro país. En ese sentido, aún en el contexto del reflujo que transitamos hoy día, los trabajadores de la educación continúan ofreciendo batalla. Contando con su experiencia acumulada y siendo una de las fracciones más ilustradas de la clase obrera, los docentes suelen situarse en las primeras líneas de los conflictos en los que participan. Este es el caso de la lucha contra la minería a cielo abierto en Famatina, reabierta a fines del año pasado. Allí, si bien hasta el momento su intervención no fue colectiva (más bien, tomó la forma individual), han ubicado sus elementos en un rol claramente dirigente. Por su parte, el Estado les reconoció semejante lugar y, obrando en consecuencia, dispuso contra ellos de su maquinaria represiva.

La participación

La movilización docente en Famatina y Chilecito, dos ciudades de la provincia de La Rioja, tiene una extensa trayectoria que se remonta, por lo menos, al año 2005. Ese año, los docentes protagonizaron, junto a otros trabajadores públicos, un paro que se extendió por 45 días en reclamo de un aumento salarial. Su lucha se insertó en un contexto más general. Recordemos que, a partir de 2004 y en 2005, los docentes de todo el país comenzaron un ciclo huelguístico en demanda de mejoras salariales. Durante el mismo año que los docentes de Famatina y Chilecito protagonizaron 45 días de huelga, sus pares en la provincia de Buenos Aires declararon, por lo menos, 11 paros provinciales1.

Ya en 2006, con el anuncio de la llegada de la empresa minera Barrick Gold Corporation al cerro Famatina, comenzaron a organizarse una serie de agrupaciones en contra de la minería a cielo abierto. Los principales cuestionamientos giraron en torno al uso de materiales tóxicos y a la utilización indiscriminada del agua por parte de las mineras para el desarrollo de su actividad extractiva. Allí emergieron las asambleas de Vecinos Autoconvocados de Famatina, Pituil y Chañarmuyo2 y la Coordinadora de Asambleas Ciudadanas por la VIDA de Chilecito. Todas ellas se nuclearon en la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), espacio en el que también se reúnen asambleas y agrupaciones de todo el país. La UAC se define como un espacio de intercambio, discusión y acción conformado por asambleas, grupos de “vecinos” autoconvocados, organizaciones autónomas no partidarias ni vinculadas al aparato estatal y “ciudadanos”3. La Unión nació con el propósito de potenciar y articular, a nivel nacional, las luchas que comenzaron a desarrollarse durante los últimos años. Allí se sostiene que la Consulta Popular y la autodeterminación de las comunidades son las vías para un desarrollo regional sustentable, “respetuoso del ecosistema”, de las economías regionales y las culturas e identidades locales. Por otra parte, la UAC promueve el “horizontalismo” entre sus miembros, por lo que no posee autoridades ni voceros. Es decir, se trata de una organización donde todavía predomina el autonomismo y posiciones poco racionales sobre el desarrollo económico. Más allá de esos límites, los docentes impulsaron activamente el desarrollo de todas esas agrupaciones. En Famatina y Chilecito, fueron quienes organizaron, junto con algunos vecinos, las primeras asambleas.

De eso no hablarás

Desde los inicios del conflicto, las escuelas ocuparon un rol central como núcleos estratégicos de confluencia de los manifestantes, puntos de encuentro, lugares de debate y discusión. Esa centralidad fue reconocida y caracterizada como peligrosa por parte de las mineras, las que decidieron iniciar una serie de acciones represivas. No lo hicieron solas sino que las autoridades educativas se plegaron a la escalada de control. En ese sentido, los docentes de las escuelas más movilizadas denunciaron la emisión de comunicados por parte del Ministerio de Educación en los que se les prohibía hablar de minería, contaminación y medio ambiente así como el ofrecimiento, por parte de algunos funcionarios, de donaciones realizadas por las mineras. Los docentes se opusieron fuertemente a todo ello, desconociendo los mandatos del Ministerio y los “favores” de las empresas.

Si en un comienzo las asambleas eran poco numerosas, con el tiempo irían aglutinando a buena parte de la población local. Esta base social del reclamo posibilitaría el desarrollo y el mantenimiento de piquetes en caminos y rutas durante meses. Frente a ese panorama, la empresa anunció que dejaría la exploración del cerro4. Igual suerte correría la sucesora de Barrick, Shandong Gold (una minera china). En 2011, tras enviar una misión exploratoria, la empresa desistiría del convenio firmado. Sin embargo, el conflicto no terminaría allí sino que se reabriría, una vez más, a fines del año pasado. En esta oportunidad, por la instalación de la minera canadiense Osisko.

Una prueba de la centralidad que les cabe a los docentes dentro del movimiento asambleario fue la aparición, a fines del año pasado, de una “lista negra” elaborada por la empresa, producto del desarrollo de tareas de inteligencia, muy a tono con el Proyecto X del gobierno nacional. Allí, se detallaba quiénes participaban de los cortes de ruta (apellido, nombre, edad, profesión, nivel y tipo de participación, entre otras cuestiones). Entre ellos, sobresalían como “cabecillas” dos docentes: Carolina Suffich y Carina Díaz Moreno. Según el informe, esta última “se tiró encima de la camioneta de Minería para simular un accidente” y sería “muy agresiva”. Lo mismo sucedía con los “protagonistas”, entre los que se encontraban unos 15 docentes, aproximadamente. En algunos casos, señalaban como motivo de su participación la búsqueda de un “resarcimiento económico” así como “escalar políticamente”. La lista continuaba mencionando a otros nueve maestros y directivos de la Escuela nº 4. También incluía un listado de las escuelas que participaban en las asambleas y en los cortes. Por su parte, la Escuela Monotécnica y el Profesorado de Tecnología de Famatina eran señalados como el lugar de origen del movimiento.

El Estado también tomó cartas en el asunto iniciándole causas penales a un grupo de asambleístas. Entre ellos se encontraban, claro está, las dos docentes “cabecillas”. Por su parte, la CTA-La Rioja denunció que la diputada provincial, Adriana Olima, presidenta de la Comisión de Educación de la Legislatura, estaría organizando una persecución a los docentes de Famatina y Chilecito, pidiendo información a la sede de supervisión de Educación, para aplicar sanciones y cambios de destino de los docentes movilizados5.

¿Hacia dónde vamos?

Tal como podemos ver, el conflicto de Famatina refleja cabalmente un rasgo de la lucha de clases que venimos señalando hace tiempo: la centralidad de los maestros como una de las fracciones más movilizadas de la clase obrera actual. Cuando se mueven, a menudo no lo hacen solos sino que se pliegan a fracciones de población sobrante (desocupados) y otras formas de trabajo improductivo estatal.

Sin embargo, el programa capitalista y nacionalista que guía el desarrollo de las organizaciones que pelean contra la minería a cielo abierto es un poderoso límite a la expansión y a la profundización de las luchas actuales. Limitaciones programáticas que son el producto lógico de la etapa política actual caracterizada por un profundo reflujo de la lucha de clases en nuestro país. Ello explica, también, el escaso papel que han cumplido hasta el momento los sindicatos docentes en Famatina. De hecho, esa debilidad programática ha llevado al movimiento a aliarse con fracciones del pequeño capital. No obstante, el movimiento asambleario ha demostrado la predisposición de lucha de los docentes, su inclinación a utilizar los métodos piqueteros -sin la mediación de las instituciones burguesas- así como su rol dirigente en el seno de la clase obrera. Signos, todos ellos, de las huellas y de las enseñanzas que ha dejado el Argentinazo. Sin embargo, las tareas por realizar aún son vitales. Queda pendiente que los docentes, como parte de la fracción más ilustrada de la clase, junto a la izquierda revolucionaria inicien un esclarecimiento programático.

Notas

1 De Luca Romina: “La lucha paga. Las huelgas docentes en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires (2001-2008)”, en El Aromo, nº 45, 2005.
2 Pituil y Chañarmuyo son dos localidades ubicadas en el Departamento de Famatina.
3 Véase www.asambleasciudadanas.org.ar.
4 A la presión de los asambleístas se sumaba, en marzo de 2007, la sanción de un conjunto de leyes provinciales contrarias a los intereses de la empresa. Nos referimos a las leyes nº 8.137, 8.138 y 8.139 que prohibían la explotación minera a cielo abierto con la utilización de sustancias contaminantes y establecían la creación de una comisión investigadora sobre el convenio firmado por la empresa y la realización de una Consulta Popular para el desarrollo de la actividad (de carácter vinculante).
Minuto Rioja, 24/2/2012.

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