Taller de Estudios Sociales-CEICS
La burguesía y sus intelectuales se ocupan de ocultar la verdadera magnitud de la sobrepoblación relativa, en especial de aquella más cerca de los niveles mínimos de subsistencia, e incluso incorporan categorías a las estadísticas oficiales para hacer más amigable la descomposición social. También crea, a través del Estado, políticas sociales y un aparato asistencial que se ocupa específicamente de mantener a los obreros al borde de la subsistencia, en caso de que se los necesite.
Un eje de análisis central de las páginas de El Aromo es el de los cambios históricos en la estructura de la clase obrera. La principal transformación es el crecimiento y consolidación de las distintas formas que adquiere la población sobrante para el capital, o sobrepoblación relativa (SPR). Vale recordar que estos obreros “sobran” en relación con las necesidades del capital y no porque escaseen los medios de subsistencia o los medios de producción para producirlos. Mediante el desarrollo de la gran industria, el capital incrementa la productividad social del trabajo y, como contracara, se genera una capa supernumeraria de obreros que sobran en términos del trabajo socialmente necesario para la producción de mercancías. Por esta razón, cuando hablamos de SPR no nos referimos únicamente a los obreros desocupados, aquellos que el capital no puede emplear y cuya subsistencia depende en gran medida de la caridad pública (por ejemplo, planes sociales) o privada, sino que también se incluye a obreros ocupados por debajo de la productividad media del conjunto de la economía. Estas actividades deben superar ese límite mediante una mayor superexplotación de los obreros que emplea. Además, la SPR es una masa disponible de fuerza de trabajo en los momentos de expansión de la producción, para luego volver a las filas de la reserva. Sirve también para mantener a raya los reclamos de los obreros ocupados, que se ven presionados a aceptar las condiciones impuestas por el capital, como bajar salarios y aumentar la jornada laboral (por ejemplo, obliga a aceptar horas extras porque el sueldo es escaso). Así, se ocupa en jornadas excesivas a una menor cantidad de obreros, acrecentando a la vez la masa sobrante. Por eso es un error referirse a las distintas manifestaciones de SPR como “excluidos”, ya que, como vemos, estos obreros sí forman parte de las relaciones sociales capitalistas y su existencia permite la valorización del capital.[i]
Conocer quiénes son estos obreros es necesario para plantearse una política acertada para esta fracción creciente de nuestra clase. Fundamentalmente porque la SPR se esconde bajo diversas máscaras impuestas por la ideología burguesa: esclavo[ii], precarizado[iii], marginal, excluido, nuevos movimientos sociales[iv], son algunos de los términos con los que se los etiqueta vagamente. Además, bajo otros nombres propios, ha protagonizado importantes enfrentamientos a nivel nacional e internacional: el movimiento piquetero, los jóvenes mileuristas[v], los indignados[vi], los trabajadores migrantes[vii], la población negra[viii] ylos refugiados de medio oriente[ix], son algunos de ellos. La burguesía busca organizarlos bajo su ala, algo de lo que la Iglesia suele encargarse[x], y evitar su muerte por inanición, por ello los planes sociales se expanden en todo el mundo pergeñados por organismos internacionales, a fin de mantenerlos a raya y evitar un problema político.[xi]
Ya no sos igual
La división más visible entre los obreros tiene como barrera la desocupación. Sin embargo, la sobrepoblación relativa no comprende únicamente a esta forma más abierta, el pauperismo consolidado.[xii] A riesgo de enfrentarse a una seria crisis política y social, la burguesía desarrolla diferentes estrategias, por un lado, para paliar su creciente imposibilidad de ocupar a los obreros[xiii] y, por otro lado, para evitar la desaparición de capitales improductivos. Con la recuperación económica relativa tras la crisis de 2001, una amplia porción del pauperismo consolidado, que nutrió las filas del movimiento piquetero, se transformó en otras formas de SPR. Además del desempleo rural y las producciones agrarias no mecanizadas (ver nota de Roberto Muñóz), la SPR latente se alimenta en el empleo estatal y su variante aún más precaria, los planes de empleo y las cooperativas de trabajo.[xiv] El empleo en cooperativas de trabajo trajo consigo importantes beneficios políticos y económicos. Por una parte, permitió el empleo de mano de obra barata, ya que los cooperativistas carecen de todo derecho laboral y sus ingresos se encuentran por debajo del salario mínimo, vital y móvil.[xv] Por otra parte, permitió la estatización del movimiento de desocupados, cuyas organizaciones se adaptaron a la estructura estatal,que reparte miseria para contenerlos.[xvi] No es casual que las cooperativas, que crecieron exponencialmente bajo el kirchnerismo e incluso bajo el gobierno de Macri en la Capital Federal, se condensen en las provincias y distritos más pobres y conflictivos del país.[xvii] En cuanto al empleo estatal administrativo, su aumento es histórico y constante, alcanzando el 5,3% del empleo total en 2014. Predominan todo tipo de contratos precarios, que facilitan los despidos cuando se achica el presupuesto. Bajo el kirchnerismo, los trabajadores contratados crecieron en un 355%, mientras que los empleados bajo regímenes de pasantías, monotributo o becas no percibieron aportes patronales y ni tuvieron derechos laborales ni sindicales.[xviii] Junto con la asistencia social, el empleo público sirvió como base de la construcción política K.[xix] Otro bastión de SPR latente se encuentra en el mundo PYME y todas las empresas que sin los subsidios estatales directos e indirectos no podrían sobrevivir a la competencia capitalista.[xx]
La SPR estancada, por su parte, creció en aquellas actividades donde se encuentran las peores condiciones laborales y salariales y, en consecuencia, las peores condiciones de vida. Un refugio histórico de este grupo es el trabajo a domicilio[xxi], particularmente los costureros, que sirvieron de base de expansión de la industria de la indumentaria.[xxii] Pero también encontramos a los cartoneros[xxiii], vendedores ambulantes, empleados de ferias y manteros y trabajadoras domésticas[xxiv], entre otros.
Por último, la SPR fluctuante se caracteriza fundamentalmente por su componente etario. Encontramos aquí a los “jóvenes” empleados en call centers[xxv], cadenas tipo McDonal’s y supermercados[xxvi], que son explotados intensivamente durante su juventud y van de un trabajo precario a otro para luego ser descartados.
El crecimiento de la SPR constituye una de las contradicciones centrales del capitalismo, puesto que el desarrollo de las fuerzas productivas y la gran industria bajo las relaciones sociales capitalistas tiene como consecuencia necesaria la pauperización creciente parte de la población. Por eso, el trabajo político para con esta capa de la clase resulta crucial.
Necesidad y urgencia
Como dijimos, la burguesía y sus intelectuales se ocupan de ocultar la verdadera magnitud de la sobrepoblación relativa, en especial de aquella más cerca de los niveles mínimos de subsistencia, e incluso incorporan categorías a las estadísticas oficiales para hacer más amigable la descomposición social.[xxvii] También crea, a través del Estado, políticas sociales y un aparato asistencial que se ocupa específicamente de mantener a los obreros al borde de la subsistencia, en caso de que se los necesite.[xxviii]
La izquierda, por su parte, ha flaqueado en el conocimiento y la organización de la SPR. Cuando esta irrumpió abiertamente en la vida política, hacia fines de los 90, pocas fueron las organizaciones que se dieron un programa adecuado. Excepto el Partido Obrero, el resto tambaleó entre la política reformista (autonomismo, peronismo) al rechazo liso y llano (PTS).[xxix] Si bien el PO acertó en la organización del movimiento de desocupados, se limitó a la política asistencial y no lo preparó para el momento de reflujo. Sobre todo, no leyó que la recuperación económica podía ser solo un breve impasse y que el cambio de forma de la SPR (pasar de ser desocupados a ocupados) ni los salvaría de la desocupación futura ni cambiaría su contenido social. Así, no generó las herramientas políticas para enfrentar al kirchnerismo ni al macrismo.[xxx]A esto se suma que todo el arco de la izquierda compró el armado teórico burgués. Desde el costurero de Bajo Flores hasta los tercerizados del Roca son esclavos.[xxxi] Trabajadores de call centers y estudiantes desocupados, “los jóvenes” y precarizados (precariado).[xxxii]
Quién hasta ahora ha sabido capitalizar mejor su iniciativa política ha sido nada más ni nada menos que la Iglesia, de la mano de Francisco, quien además comprende la necesidad de controlar tanto a los desocupados como a los ocupados. Así, en el ámbito sindical teje relaciones con la CTEP, CCC, Movimiento Evita y algunos sindicatos de la CGT y la CTA. Gran parte de la política social y asistencial del macrismo se alimenta de -y a la vez compite con- esta influencia.[xxxiii]
Hoy la SPR se encuentra organizada en torno al asistencialismo burgués. Su máximo horizonte es conformarse con la “economía popular”, que no ofrece más que migajas a cambio de una mayor explotación, o un empleo irregular que apenas permita la subsistencia diaria. Insistir en la necesidad de realizar este trabajo político no es un capricho. En las últimas dos décadas hemos asistido a la rebelión mundial de la población sobrante, pero de forma más bien desorganizada, lo cual permite que esos movimientos sean capitalizados por la burguesía. Es hora de superar la fragmentación y atender el llamado de los obreros ocupados y desocupados a los que el capitalismo ya definitivamente no tiene nada que dar.
NOTAS
[i]Un primer mapeo de la SPR en Kabat, Marina: “La reserva. Mapeo de las capas obreras desocupadas”, en El Aromo n° 10, mayo de 2004. Una elaboración en profundidad sobre el concepto puede encontrarse en Kabat, Marina “La sobrepoblación relativa. El aspecto menos conocido de la concepción marxista de la clase obrera” en Anuario CEICS 2009.
[ii]Véase Kabat, Marina: “Ayer obreros, ¿hoy esclavos?” en El Aromo n° 86, septiembre-octubre de 2015.
[iii]Egan, Julia: “Las cosas por su nombre”, en El Aromo n° 92, septiembre-octubre de 2016.
[iv]Pascucci, Silvina: “Ni nuevos ni originales”, en El Aromo n° 26, diciembre de 2005.
[v]Kabat, Marina: “La pedagogía del fuego”, en El Aromo n° 26, diciembre de 2005.
[vi]Harari, Ianina: “Il precario. El movimiento de “indignados” en Italia”, en El Aromo n° 63, noviembre-diciembre de 2011.
[vii]Kabat, Marina: “En Estados Unidos también”, en El Aromo n°29, junio-julio de 2006.
[viii]Kabat, Marina: “Cuatro noches que conmovieron a Londres”, en El Aromo n° 62, septiembre-octubre de 2011.
[ix]Harari, Fabián: “El primer mandato. Descomposición social y lucha de clases en Gaza”, en El Aromo n° 41, marzo-abril de 2008.
[x]Seiffer, Tamara: “Bienaventurados los patrones. Kirchnerismo e Iglesia: un mismo discurso de asistencia social”, en El Aromo n° 74, septiembre-octubre de 2013.
[xi]Seiffer, Tamara: “La máquina de subsidios. La clase obrera argentina y la política asistencial”, en El Aromo n° 60, mayo-junio de 2011; “No culpes al neoliberalismo. Gasto social y crisis en Grecia y España”, en El Aromo n° 66, mayo-junio de 2012; “La Asignación Universal en el banquillo.”, en El Aromo n° 73, julio-agosto de 2013; “Jóvenes baratos”, en El Aromo n° 77, marzo-abril de 2014; “Contenidos, pero no tanto”, en El Aromo n° 78, mayo-junio de 2014; Viñas, Nicolás: “Juventud, divino tesoro”, en El Aromo n° 82, enero-febrero de 2015.
[xii]Audisio, Nahuel: “De la Rosada al Vaticano”, en El Aromo n° 92, septiembre-octubre de 2016; “La patria cooperativa”, en El Aromo n° 90, mayo-junio de 2016.
[xiii]Villanova, Nicolás: “La mayor desocupación de los últimos 30 años”, en El Aromo n° 88, enero-febrero de 2016.
[xiv]Rodríguez Cybulski, Viviana: “Hambre para mañana. Los límites del empleo público”, en El Aromo n° 66, mayo-junio de 2012.
[xv]Villanova, Nicolás: “Hongos kirchneristas”, en El Aromo n° 44, septiembre-octubre de 2008; Díaz, Ema y Reisner, Bárbara: “Solidaridad y explotación. Las condiciones de trabajo en el Plan Argentina Trabaja”, en El Aromo n°69 noviembre-diciembre de 2012; Egan, Julia: “En la práctica éramos trabajadores del Estado” – Entrevista a Alfredo Ulliarte, trabajador despedido de Brukman”, en El Aromo n° 84, mayo-junio de 2015; Audisio, Nahuel: “La banda de la flaca”, en El Aromo n° 88, enero-febrero de 2016.
[xvi]Seiffer, Tamara: “Algo más que corrupción… Madres y la política asistencial del gobierno”, en El Aromo n° 61, julio-agosto de 2011; Audisio, Nahuel: “El despertar de un gigante. El movimiento piquetero bajo el kirchnerismo”, en El Aromo n° 83, marzo-abril de 2015; Audisio, Nahuel: “Entregados”, en El Aromo n°94, enero-febrero de 2017.
[xvii]Audisio, Nahuel: “Koljós para todos (y todas)”, en El Aromo n° 87, noviembre-diciembre de 2015; Audisio, Nahuel: “La patria cooperativa”, op. Cit.
[xviii]Estere, Pablo: “El aguantadero”, en El Aromo n° 87, noviembre-diciembre de 2015; Villanova, Nicolás: “PRO-kirchnerista”, en El Aromo 93, julio-agosto de 2016.
[xix]Cominiello, Sebastián: “Los planes del régimen. Presupuesto estatal y elecciones en el interior”, en El Aromo n° 62, septiembre-octubre de 2011.
[xx]Mussi, Emiliano y Rodríguez Cybulski, Viviana: “Una industria fría, fría… Las maquilas de segunda en Tierra del Fuego”, en El Aromo n° 63, noviembre-diciembre de 2011; Egan, Julia: “Derrochando riqueza ajena”, en El Aromo n° 81, marzo-abril de 2015.
[xxi]Kabat, Marina: “Hogar, no tan dulce hogar. Las condiciones laborales del trabajo a domicilio en el mundo”, en El Aromo n° 65, marzo-abril de 2012.
[xxii]Egan, Julia: “Del Altiplano al abismo. Sobreexplotación de trabajadores bolivianos en Argentina”, en El Aromo n° 64, enero-febrero de 2012.
[xxiii]Villanova, Nicolás: “Reciclando plusvalía”, en El Aromo n° 42, mayo-junio de 2008; “Con el sudor de frentes ajenas. Fortunas amasadas en base al trabajo cartonero”, en El Aromo n° 74, septiembre-octubre de 2013.
[xxiv]Seiffer, Tamara: “Finde en el country. Las condiciones de trabajo en el servicio doméstico”, en El Aromo n° 60, mayo-junio de 2011.
[xxv]Fernández, Rocío: “Terror center. Flexibilidad laboral en los Call Center”, en El Aromo n° 63, noviembre-diciembre de 2011; Alonso, Jerry: “Oscuras llamadas. Las condiciones laborales en los Call Center”, en El Aromo n° 97, julio-agosto de 2017.
[xxvi]Murmis, Ezequiel: “La labor más pesada o a la calle. Negociación colectiva en el sector supermercadista en la última década”, en El Aromo n°69, noviembre-diciembre de 2012.
[xxvii]Villanova, Nicolás: “¿Cuántos “desocupados” hay?”, en El Aromo n° 85, julio-agosto de 2015; Villanova, Nicolás: “La miseria de las estadísticas”, en El Aromo 93, julio-agosto de 2016.
[xxviii]Seiffer, Tamara y Villanova, Nicolás: “¿Qué son las políticas sociales?”, en El Aromo n° 55, julio-agosto de 2010; y Seiffer, Tamara, “La máquina…”, op. Cit.
[xxix]Sartelli, Eduardo: “En defensa de diciembre”, en El Aromo n° 23, septiembre de 2005.
[xxx]Egan, Julia: “En búsqueda de un programa. La izquierda y el movimiento piquetero”, en El Aromo n°96, mayo-junio de 2017.
[xxxi]Egan, Julia: “¿Lenin o Espartaco? La izquierda, el llamado “trabajo esclavo” y la necesidad de un programa contra la explotación capitalista en la confección”, en El Aromo n° 67, julio-agosto de 2012.
[xxxii]Viñas, Nicolás: “Un giro kirchnerista y posmoderno”, en El Aromo n° 86, septiembre-octubre de 2015.
[xxxiii]Audisio, Nahuel: “De la Rosada al Vaticano”, op. cit.; Genera, Federico: “Bonapartismo a distancia”, en El Aromo n°94, enero-febrero de 2017; Audisio, Nahuel: “Entregados”, op. Cit.