Como mencionamos en la editorial, hay una tendencia general a que los intereses de los estudiantes y reclamos históricos queden relegados a un segundo plano. Es por ello que cursamos en condiciones lamentables, nuestros planes de estudio no nos garantizan un desarrollo pleno como intelectuales, no tenemos a nuestro alcance comedores y guarderías, y debemos salir a trabajar con sueldos de miseria que nos garanticen, como mínimo, el transporte y sacar apuntes. Cualquier estudiante de instituciones públicas está atravesado por alguna de estas problemáticas. Este desinterés por las cuestiones estudiantiles no solo se ve por parte de las autoridades, sino también por los mismos centros de estudiantes.
La Facultad de Filosofía y Letras de la UBA no es la excepción a la regla. De hecho, es un caso paradigmático de la degradación educativa más cruda. El edificio de esta facultad tiene una serie de problemas que ya exceden el histórico reclamo por la guardería y el comedor. La facultad, literalmente, se cae a pedazos, poniendo en riesgo la salud y la integridad física de los que circulamos cotidianamente. Puntualmente, en la primera semana de mayo de este año, un ventanal entero se cayó en el patio desde el primer piso que, por fortuna, no le rompió la cabeza a un estudiante. Días después, una compañera sufre una fractura en un brazo tras resbalarse de las escaleras, porque estas no tenían cintas anti-deslizantes en la zonas laterales.
A pesar de este panorama, las distintas agrupaciones estudiantiles no tienen esta cuestión en la cabeza. En ninguna de las dos asambleas que llamó el Centro de Estudiantes (conducido hoy por los partidos que conforman el FIT) se tomó ese problema, a no ser por nuestra intervención. Las convocatorias se dieron en el marco de las dos grandes marchas de esa parte del año: la marcha del 24 de marzo y la del 10 de mayo (fallo del 2×1) y, como el lector ya puede suponer, el tema de discusión central el posicionamiento del CEFyL en torno a estas movilizaciones. De lo que pasa en Filo ni palabra…
Ni la conducción ni las principales agrupaciones opositoras (La Campora y la Juntada) mostraron mayor interés. La única discusión importante era la ubicación de la columna del centro.
Por eso, en la asamblea del 8 de mayo (días antes de la marcha contra el 2×1) Bandera Roja presentó la propuesta de reactivar la Comisión de Lucha por el Presupuesto y que se la mandate para hacer un relevamiento del estado actual del edificio. También sostuvimos que de dicho relevamiento se debían desprender el plazo y lugar concretos en los cuales se van a construir el comedor, la guardería, las nuevas aulas y la construcción del nuevo edificio. Por último, dicha comisión debía llevar una propuesta a la próxima asamblea para que sea sometida a votación. Desde ese momento, la comisión funciona con regularidad.
Del relevamiento (en el que nosotros participamos) se desprendieron dos tipos de información. Primero, que a pesar de haberse triplicado la matriculación de los estudiantes que concurren a “filo” (en 1992 había 6.852 estudiantes, a fines de 2011 se registraron 15.289) no hubo ampliaciones estructurales que se correspondan con el aumento de la población estudiantil. Segundo, la evidencia del estado ruinoso del edificio y la ausencia de medidas de seguridad: inundaciones frecuentes en el tercer y cuarto pisos, ventanales rotos, matafuegos vencidos, ausencia de hidrantes, puertas contra incendio con barras antipánico “truchas”, goteras cerca de instalaciones eléctricas, corrosión de las escaleras y falta de cintas antideslizantes.1
Hasta el momento, la única respuesta por parte de la gestión es realizar “obras” de manera tal de mostrar que está haciendo algo por la seguridad. Se hizo quitar todos los puestos y mesas que estaban pegados a los ventanales y marcó en el piso una “zona de evaluación”. Esto, claramente, es una burla hacia los estudiantes.
Por su parte, las principales agrupaciones de la facultad (PO, PTS, IS, Nuevo Encuentro, La Juntada, Juventud Insurgente) brillaron por su ausencia. No asistieron a ninguna reunión de la comisión (salvo el PO que mandó a un militante la última reunión). Es más, el CEFyL no solo no llamó a asamblea para discutir nuevamente este tema, sino que en una Consejo Directivo aceptó que las mismas autoridades responsables de la situación se pusieran a “realizar un relevamiento”, cuando este ya había sido hecho por la comisión. El objetivo, claramente, era desconocer nuestra grave denuncia y armar otro “relevamiento” a pedido de las autoridades, contrariando lo votado en asamblea. ¿Por qué? Ya lo dijimos antes: ni al PO, ni al PTS, ni a IS, ni a La Juntada, ni al kirchnerismo les interesan los estudiantes. Su única motivación es la disputa de aparatos de cada a su intervención en la política nacional.
Para este segundo cuatrimestre, se planteará una discusión en torno a las partidas asignadas por la UBA para la construcción de un comedor. El movimiento estudiantil de filo debe organizarse para que, además, se garanticen partidas para los arreglos básicos de infraestructura. En cuanto al comedor, debemos discutir en qué condiciones se hará ese comedor y quiénes serán sus administradores. No debemos permitir que esos fondos también de transformen en una caja negra.
NOTAS
1Todo esto relevado por la Comisión Edilicia en Mayo de este año. https://www.facebook.com/notes/comision-por-el-presupuesto/caemos-en-la-educaci%C3%B3n-p%C3%BAblica-se-cae-puan-480-v2017/674469269422508/